lunes, 8 de abril de 2013

The Cutest 7




Capitulo 7






—Changmin,  despierta. Mira esto. ¿A qué altura estamos? — Preguntó con cierta excitación. Jamás   siquiera  se habría permitido soñar con aquella vista, el avión sobrevolaba por las nubes. Changmin al final se  quedó dormido  recargado en el hombro de Jaejoong.



—Hmm… — El castaño levantó la cabeza con renuencia.  —Ah….luz. — entrecerró los ojos calados por los rayos del sol que entraban por la ventana. Y regresó al cómodo hombro del mayor, disfrutando de su aroma. Seguramente a Changmin no le sorprendía ya,  por la frecuencia con la que viajaba en avión.






Jae hizo una mueca con la boca, apretando los labios como si fuese un beso. Como le gustaría fotografiarlo.  Al menos en el viaje de regreso, se aseguraría de estar preparado. El celular de Changmin estaba en la maleta arriba de ellos como para intentar pedírselo ahora.



Se recargó, cuando las nubes cubrieron por completo la ventana, impidiendo ver nada. Sin esperarlo, en quizas un pestañeo, sintió un beso en la mejilla.



—No hagas esas…muecas. — le dijo Changmin seriamente. — O voy a reaccionar — amenazó.


En respuesta, golpeó su hombro suavemente.



—Reaccionar ¿cómo? — le retó.



Changmin tomó su mentón, y seguramente por decima vez besó sus labios.



—Algo así. — suspiró aún rozando sus respiraciones. Se enderezó totalmente, satisfecho por la reacción del pelinegro.


+++




Realmente fue un placer conocerte, Changmin…— la voz de Yoochun mantenía un tono pausado. — ¿Vas a heredarme algo, amigo?



—Estás exagerando…. Sólo fueron dos llamadas perdidas, una era tuya... y diecisiete mensajes. — suspiró. El rostro de su manager, furioso, marcando frenéticamente a su teléfono trastornaba su cabeza.  Apostaría a que estuvo cerca de romper las teclas. Pero se mostró muy comprensivo al final. –después de que Changmin le implorara por una semana libre-.



—Se los dije, nunca me equivoco. — agregó antes de colgar. — Ustedes dos…qué valientes por…



—Si, como sea. Adiós. — de verdad, no escuchó lo último, lo menos que necesitaba eran las palabras rosas de Yoochun, de por sí el mismo comenzaba a sentirse un cursi. Su atención estaba en el  chico que llegaba hasta él con la chaqueta blanca, sosteniendo los cafés con ambas manos.



—No puedo creer que comas tanta azúcar en un día. ¿Cuatro cucharas a un café?  — comentó cuando le pasaba el suyo. — Ya veo porque sabes así.



Changmin comenzó a reír por lo que le decía sin intención de coquetear.



— ¿Tengo los labios dulces? — le preguntó y soltó una  carcajada.



Jaejoong  aunque avergonzado, lo ignoró bebiendo de su café negro.



El más alto pasó un brazo por su hombro, insinuando que debía  caminar.



— ¿A dónde quieres ir? — Él estaba relajado, y a la vez estaba divirtiéndose mucho con el chico a su lado.


Estaban en una de las plazas, rodeadas por diferentes locales y edificios con arquitectura asombrosa.



—Como un experimentado turista no tengo idea. —murmuró, más concentrado pensando en si sería correcto  abrazar o no la cintura de Changmin. Era la primera vez que tenia alguien que gustara de él como Changmin lo hacía.


Eunjae, era algo completamente diferente.  En especial porque ese hombre solo buscaba tocarlo de una forma sucia, como si fuese un objeto que habría comprado. Lo peor, para Jaejoong, era que el mismo se habia puesto en venta en aquel tiempo.  Jamás podría contárselo a nadie, y tan solo pensar el que Changmin o Junsu, personas que ahora realmente apreciaba, lo supieran le dejaba aterrorizado. Debido a estos pensamientos, rogó con todas sus fuerzas a quien fuera que tuviera el mando en el mundo, que no volviera a encontrarse con el pelirrojo en su vida.  Su simple recuerdo le humillaba.



 Sintió una liguera presión en sus brazos, que le hizo recordar donde estaba. Changmin había forzado el agarre para detenerle, pues estaban a punto de cruzar una avenida.



—Eh, cuidado. — Changmin malentendió el sobresalto de Jaejoong y dejo de abrazarle con un solo brazo, creyendo que estaba incomodándolo. Tuvo que conformarse con tomar su mano. —  ¿Estás bien? —preguntó al ver como esos ojos se mostraban un tanto opacos.



—Sí…solo un poco cansado. — y no mentía. Debían ser las doce de la noche.


—Hum… de acuerdo, entonces vamos al hotel.



Changmin pidió un taxi.



Y antes de qué pudiera hacerlo, Jaejoong notó sus intenciones.



—Me abres la puerta, y te golpearé. — se le adelantó y lo hizo por sí mismo. Changmin río porque fácilmente pudo notar como él otro subía avergonzado con sus propias maletas.



El inglés de Changmin no era algo de lo que estuviera orgulloso, pero a pesar de eso, logró darle las indicaciones  correctas al conductor.



Al llegar, un joven tan alto como el castaño, les dio la bienvenida y llevó el equipaje hasta el interior del edificio. Era una noche fría, nevaba, y esto solo hacía que la cuidad tuviese un aspecto sobrenatural.



— ¿De verdad vamos a quedarnos aquí? — le preguntó en voz alta, asombrado. Las pocas personas que estaban en el living voltearon a verle. Dos asiáticos especialmente altos llamaban mucho la atención ahí.



—No. Yo me quedaré aquí. ¿Y tú? —  sonriendo con sarcasmo, se adelantó hasta la recepción.



—Espera, espera ¿estás bromeando? No llevo más que 5,000 wons.


Mientras que estaba esperando a que le atendieran, le respondió: —Oh, entonces estas en problemas.


—No es gracioso.


—¿Cómo vas pagar una habitación entonces?


—Changmin. —advirtió. — Tú me trajiste hasta acá y…



—Ya sé. — le interrumpió. — creo que puedo ayudarte. 



Un hombre le pasó cierto formulario, que contestó ignorando las replicas de Jaejoong. Intercambiaron algunas palabras que definitivamente el pelinegro no comprendió y le dieron una llave con un número después de Changmin pagará con su tarjeta de crédito.



—We´ll send your embagged to the room.



—Thank you. — le respondió. — Jae, my dearest, follow me.



—Oh que gracioso. — Se estaba burlando, ni siquiera sabía en qué idioma le estaba hablando y mucho menos que le decía. Sin embargo, fue tras él, decidido a no quedarse solo.



Entró al elevador con los brazos cruzados, frunciendo el ceño se recargó hasta la última pared de este.  Al levantar el rostro, se encontró con el más alto muy cerca. Arrinconándolo, chasqueó la lengua.



— Recuerdo que dije que reaccionaria si hacías esos gestos.—  Tomó su nuca, y le besó ladeando levemente su rostro. Duró poco, Jaejoong correspondió  como pudo, y Changmin mordió su labio inferior antes de que el elevador se abriera.



Nadie entró, por supuesto.



Jae tragó saliva cuando las puertas volvieron a cerrarse, y en cuestión de segundos Changmin estaba casi sobre él de nuevo.  Sintió las caderas del menor y las suyas, juntarse tanto que el nerviosismo se apoderó de él. Era peligroso,  podría haber cámaras.



— Siempre quise hacer algo así.— Aclaró Changmin riendo mientras acariciaba su mejilla caliente y daba un pequeño beso húmedo en ella.



— De nada.—  Respondió sarcástico.



Changmin le sonrío. Aun estaba confundido, jamás nadie le habia atraído tanto, al punto en que debía controlarse. Él, que incluso llegó a pensar que quizas debía ser  asexual aunque amara a Ume. Justo ahora quería hacerle tantas cosas a Jaejoong pero sabía que era demasiado pronto.



Bueno, intentaba convencerse de eso. Después de todo, tenía casi diecinueve años. Hormonas. Deseaba a Jaejoong, y pensamientos que no debían estaba ahí.



Unos que incluían cierta parte de él en cierto lugar de Jaejoong.



— Puedes pagarme—  Le dijo, aún jugando. — Con tu cuerpo.



Sin embargo, no sabía que eso tenía otro significado para Jaejoong, quien separó sus cuerpos como si hubiese recibido una descarga. De hecho se sentía así.



—Hey, solo bromeo—río.



—Lo sé…— Asintió. Es solo qué esas mismas palabras eran las que usaba Eunjae cuando le debía algo. Y él, tan, estúpido, aceptaba. Se sintió sucio, no merecía a Changmin realmente.



—Hice esto para tener unas vacaciones, y para estar contigo sin que nos molestaran. No tienes que preocuparte — dijo antes de besar su frente. — Mañana tenemos muchos lugares que visitar  — Changmin intentaba recuperar el momento. Jaejoong le sonrió. No podría resistirse a aquella sonrisa inocente ni a esos por consecuencia asimétricos.



++++


—¿Hyung? — Junsu abrió la puerta del departamento.  El silencio respondió, Jaejoong no estaba ahí.


Preocupado fue a ver el pequeño closet que ambos compartían. Bien, no se habia llevado su ropa. Regresaría.



Dejó la hoja de papel en la mesa, una donde la tinta de las palabras de una canción que debía aprenderse para la audición estaba diluida por la lluvia. Lo habia buscado por todos lados. Decidió que debía tranquilizarse un poco. Seguramente Jaejoong  habia ido a visitar a su familia o quizas estaría con sus amigos….aunque nunca hubiera hablado de ellos.



Se dirigió a la cocina, y llenó un vaso con agua para calentar con la sopa instantánea y tomar eso como cena , cuando hubo terminado fue a darse una ducha para calentar su cuerpo. Siguió la rutina en solitario hasta que el teléfono sonó.



Inmediatamente acudió a contestar la llamada pensando en que sería  el mayor.



No tuvo tiempo de terminar de hablar, la voz profunda de un hombre le interrumpió: —Escucha. ¿Jaejoong esta ahí?



—¿Quién eres? — comenzaba a molestarse por la falta de modales.


—Su novio. ¿Vive ahí, cierto?


—Eh….yo…— no sabía si debía responder, ¿qué tal si era peligroso? No podía evitar querer creer que el tipo mentía.



—Tuvimos una pelea. —habló con voz más  suave. —Quiero hablar con él para arreglar las cosas.



—L-Le diré que llamaste….¿eh, hola…? —el sujeto habia colgado.



++++



—Entonces… quieres dormir conmigo ¿o no? — preguntó Jaejoong. Changmin habia pedido una habitación con dos camas, sin embargo,  ahora estaba recostado sobre una, abrazando por detrás al pelinegro sin dejar que fuera a dormir.



—No puedo decidir, ¿qué dices?...



—Lo que sea. — bajo la mirada, avergonzado, el otro chico tenía las manos por dentro de su pijama.


Changmin sonrió y los envolvió a ambos con los edredones, arrastrándolo hasta el interior.



—Recuerdo que alguien durmió en el sofá para dejarme su cochina cama. — susurró. Sus rostros estaban muy juntos. Cubiertos hasta la cabeza, se miraban directamente a los ojos.



—Debió estar enojado contigo — respondió el otro.



— ¿Y ahora? — bajó la vista hasta esos labios un tanto resecos pero dulces que besaban tan bien, la lámpara en la mesa de noche les daba una luz acogedora que se filtraba por la tela blanca.



—Creo que ya no puede enojarse contigo aunque quiera.



— ¿Eso es bueno?



—Todo depende. — le atrajo por la cintura. — de muchas cosas.  — tocó sus labios, refiriéndose a ellos. Entonces los besó.  — Si llegó a enojarme, entonces bésame.



— ¿Cómo? Eso es cursi, Changmin. Vamos a dormir.



—Te prometo que sí lo haces, todo el enojo que sienta desaparecerá. —besó su cuello, haciendo pequeñas succiones.



—ah…Changmin…— apretó sus labios. — ¿No vamos a dormir…?



—Lo que sea.


 Subió sus manos por la espalda desnuda, hasta tocar los omóplatos de Jaejoong, delineándolos.








 Y después de unos minutos ahora podría jurarlo. No era que hiciese calor en la habitación, era su propio cuerpo  siendo tocado por Changmin. Debajo de las sabanas se le era difícil respirar, y los  largos besos continuos  que se daban no ayudaban a recuperar el oxigeno. Fue cuando Changmin se quitó la camisa que las sabanas caen al piso junto con  un par de  almohadas. Ni siquiera podían moverse entre tantas de ellas y el grueso edredón. Changmin le toma por la nuca con las dos manos para acercarlo a  él.  Jaejoong lleva las manos detrás de la espalda, sorprendiéndose de la perfecta piel y la curvatura de los dos hombros formando un hueco.


Los suaves labios se movieron debajo de la mandíbula y la  garganta hasta estremecer al menor. Acaricia  la curvatura de su cuello con el labio inferior. Sus respiraciones eran tranquilas  porque se tocan lentamente, hasta que Changmin se sienta en las caderas del mayor y  este se sobresalta.

— ¿Quieres…? — Jae junta sus labios para callarle.

Changmin es importante. Y trató de transmitírselo a travez de esa acción. El otro lo ha entendido tan pronto se separan porque  pudo apreciar en esos ojos un sentimiento febril, tan o más intenso que el suyo.  Entonces  Jaejoong no tiene  dudas, lo deseaba y sabía que nunca podría arrepentirse.  Jae se dejó recostar hasta que el edredón roza sus mejillas. Casi se hundía entre el montón de tela.

—No es gracioso. — siseó sonrojado. Changmin continuó riéndose bajo mientras tira de su mano hasta levantarlo y pasar un brazo por su cintura, ciñéndolo a su cuerpo. Jae respira el perfume qué puede jurar es como calor emanando de ese pecho.

Llevó la mano que aún sostenía hasta su pecho desnudo, incitándole a que lo tocara, y de paso captara los rápidos que eran sus latidos para que dejara de hacer esa expresión entre confundida y molesta porque la encontraba irresistible. Aunque no hiciera el menor esfuerzo por resistirse. Enterró su rostro en el hombro blanco  suspiró la curvatura del cuello enviando una sensación extraña y placentera que (quizas era su intención) llega hasta el vientre de Jaejoong.

—Debo insistir en preguntar. — le dice al  oído. — ¿Quieres llegar hasta el final? — susurra, apretándolo más entre sus brazos. Jaejoong tiembla, pareciera que Changmin trataba de hablarle así solo para excitarlo aún más y funcionaba.

Asintió con la cabeza, no podía hablar, el menor estaba mordiendo su cuello y se las arreglaba para acariciar la parte más debajo de su espalda con una mano.  La sensación le producía placer hasta la espina dorsal, y a la vez le ponía ansioso.

— ¿Qué dices? No te escucho. — murmuró sobre la piel de su cuello. Envuelve la carne  en su mano y la aprieta. — Responde, Jae.

Su entrepierna se endurecía por todo, por la fricción de sus cuerpos  (maldito, Changmin, mil veces maldito), y si él se atrevía a dejar de apretar los dientes para hablar muchos sonidos que le avergonzarían podrían salir de su boca.

Los cuales, Changmin se moría por escuchar.  Antes de recostar a Jae, tiró las colchas al piso, dejando solo las sabanas del colchón y pudo lograr hacer más presión moviéndose con más facilidad sobre el cuerpo del pelinegro.

Entonces es el turno de Jaejoong, para maldecirlo aún más por meter la mano en su pijama, y de paso odiar, amar, la tela delgada que le deja sentir todo el cuerpo de Changmin.

 Quién no tardó en deslizar el pantalón fuera sus piernas, ocasionando que Jae diera un respingo al sentir aquellas manos cálidas tocándole hasta llegar a la parte más caliente de su cuerpo.

Pero Changmin se detuvo. — ¿Y…? — le dijo. Acercó su rostro hasta la entrepierna y da un soplido. — ¿Continúo?

—Changmin, haz lo que quieras— respondió Jaejoong  avergonzado, como puede, aunque sus manos temblaban y su vista comenzaba a nublarse, levantó el rostro de Changmin  estirando algunos de los cabellos cobrizos en la acción.

Changmin estaba a punto de quejarse cuando Jae, relame sus labios y se acerca a los suyos.
Un pequeño flashback del primer beso vino a él y lo enciende. Estrelló sus bocas de forma tosca, montándose una vez más en sus caderas. Siente exactamente la misma sensación de estar en otro lugar, donde todo su ser son sus labios y su oxigeno es aquella  boca.

Adentró su lengua sin pedir permiso. Desesperadamente Jaejoong acarició el pecho de Changmin deteniéndose al  llegar a la espalda baja antes de tocar más.

Changmin detiene el beso, y le mira directamente a los ojos. Tenía un liguero rastro de saliva en la comisura de sus labios, el cual lamió. —Está bien. — susurró y tomó las  manos más blancas  situándolas en su trasero. — Estamos a mano.
Y regresó a sus labios, adentrando su lengua mientras acariciaba la contraria.  Jae intentó detenerle  por dos razones, tenía que respirar, y los sonidos más la sensación húmeda que le daba el menor  iban a hacer que se corriera sin siquiera haber tocado su entrepierna.

—Tú…— pero Changmin le interrumpe despojándolo de su camisa.

—Quiero hacértelo. —le susurra, para después morder su mentón con fuerza  y después presionó su hombría porque Jaejoong ha sentido algo realmente duro contra su cadera.
 Suspiró, todo se sentía tan placentero que tenía que prepararse mentalmente o sí no moriría cuando Changmin lo penetrara.

—Espera, espera. — murmuró. — no tenemos…esa cosa.

— ¿Qué cosa? — Jae desvío la mirada, ¿Cómo no puede saberlo? ¿Acaso solo lo  planea así, sin nada?
—L-Lubricante  ¿Quieres que muera? — le gruñó. —Hey, Hey… ¿Qué haces? —Changmin levantó sus piernas, y debería decir que hasta ahora no lo habia visto tan sonrojado.

Changmin bajó su cabeza hasta llegar a la entrada de Jaejoong, sonidos húmedos. Sin poder evitarlo aprieta las sabanas en dos puños con toda su fuerza, removiéndose.

—No, no, deja que muera… ah ah es…ah — pero Changmin no se levantaba, y al contrarío lamía como si fuera a comérselo empezando por ahí. — Es extraño.

— Es agradable…— le escuchó decir antes de simular penetraciones con su lengua. Jae solo puede ver a travez de sus ojos entrecerrados como su  miembro se estremece con cada lamida hasta que comienza a sentirse cada vez más y más húmedo.

—B-basta.. — suspiró, sintiéndose como si se fundiera con el calor de la lengua de Changmin, posteriormente con los tres dedos que ahora están dentro de él.

Sin saber si Changmin lo tomaría ahora o después, Jae alcanzó una de las almohadas arriba de su cabeza para abrazarla fuertemente y enterrar su rostro en ella. Tenía que  sostenerse a algo para evitar retorcerse.

Pero Changmin le quitó la almohada: — Aférrate a mí. — le dijo  para después  tomar sin delicadeza ambos muslos del mayor sobre sus hombros.
Sujetó los antebrazos de Jaejoong,  le obligó a que le abrazara  por el cuello, y   acortando la distancia  le dio un beso hambriento.
—Mírame, Jaejoong. —susurra, el otro pudo sentir los labios de Changmin sobre su sien y de alguna  forma esto  hizo que se   relajara. Cuando Changmin bajó su mano hasta perderla  y tomar su miembro, reprimiendo un gemido,  Jaejoong siente que el corazón se le ha ido a la clavícula. Apretó los hombros de Changmin.
Hubo una pequeña pausa donde solo  hay respiraciones irregulares, jadeos y miradas que se entienden.
—Ya… — suspira.

Después Changmin entra lentamente, el sonido húmedo de las pieles chocando, y las paredes internas abriéndose más a su  paso.  Jaejoong sentía  algo muy muy caliente apoderándose de él, los dedos de Changmin aferrándose a sus caderas para empujar más logrando alcanzar así  un vaivén desesperado ocasionaron que por un momento su vista se nublara. Aquella mirada estaba fija en él mientras se enterraba y levantó más sus hombros, con ello también las piernas de Jae, logrando  entrar por completo.
Sin poder evitarlo Jaejoong echó la cabeza hacia atrás, reprimiendo un gemido al  morder sus  labios ya rojos y cortados.

Aprovechando el espacio libre, Changmin mordió su cuello.
—No…duele…, tonto, ah... — mintió.  Llevó sus manos a cubrir su rostro, no quiere ver esa sonrisa arrogante. Aunque no estaba seguro si  el menor  puede sonreír mientras respira de ese modo. —Voy…oh…M-min…


Manchó  el vientre del castaño. Jaejoong aún  temblando después del orgasmo correspondió el beso húmedo y casi doloroso. Apenas recobraba el sentido cuando Changmin tomó sus muñecas, situándolas en su cuello  y sin poder evitarlo muchos de esos sonidos salieron de su boca  porque las embestidas se vuelven más rápidas ( y salvajes) . Sintió el cálido aliento de Changmin,  los vellos de su nuca se erizaron cuando Changmin  gime en su oído en un tono tan profundo que estaría seguro que solo escucharlo podría hacer que se corriera de nuevo.

Y después algo como si fuese magma caliente inundando su interior: —Changmin…
—Bésame otra vez. — le pide.

Estarían mintiendo si ellos  supieran exactamente quien fue él que apago la luz ámbar  de la lámpara, mucho menos cuando fue que dejaron de besarse.
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Jaejoong despertó sintiendo a alguien muy cerca  mirándolo. El menor intentaba cubrir el acalorado sonrojo de sus mejillas con el libro que sostenía al revés.

Para no despertar a Jaejoong habia intentado leer un poco, pero fue imposible. La imagen del otro chico durmiendo le distrajo. Y nunca aceptará, incluso si es la peor de las torturas, que pasó casi dos horas de su vida  observando su rostro (otras partes de su cuerpo también).
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—Si nunca te has subido a uno de estos, debiste decírmelo. — le regañó Changmin.
Estaban en una banca del parque de mars , Jaejoong mantenía la cabeza en el regazo del menor. Eran alrededor de las doce.
Sacó la paleta de su boca para poder hablar: — Se me paso decirte que nunca habia estado en París, lo siento.

—Fue mi error. —sonrió. Jaejoong se habia mareado después de subir, pero no era cierto, no era culpa de Changmin. Fue culpa suya por insistir en subirse ahí aún cuando sabia que jamás habia hecho algo parecido en su vida y que irremediablemente terminaría con nauseas. — Pero recupérate ya, que tengo hambre y aún no vamos a Notre Dame.

— ¿Qué es eso? ¿Un restaurante?
—No, pero te gustará. — se puso de pie sin esperar a que el otro pudiera reincorporarse. — Vamos, arriba.

Jaejoong, quien  habia caído de rodillas, quiso levantarle el dedo anular cuando sintió como Changmin ligueramente pateaba su trasero. Pero decidió en que no lo haría porque no era grosero, y habia una niña rubia mirándolos a unos metros. Más tarde podría vengarse en privado.

Se levantó y corrió para poder alcanzarle, el muy bastardo no lo esperó. Pero cuando estuvo a su costado, Changmin entrelazó sus dedos volteando a otro lado para que no pudiese ver su rostro.
—Cuando anochezca volvemos a subir.
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Ahí estaba, apreciando la vista nocturna de Paris, las luces de la ciudad, tantas que parecía un océano dorado, y  con las mejillas ardiéndole por un Changmin abrazándole desde atrás  mordisqueándole el cuello.
Se habia quejado antes por eso.

—Aún tengo hambre. — le habia contestado.
Y bueno, por ese tono que insinuaba otra cosa, estaba avergonzado.

 Por supuesto que algo habia cambiado entre ellos, debían ser  las miles y miles de esas cosas con alas volando en su estómago cada vez que el más alto lo tocaba y la confianza que habia para acercarse, quizas demasiado, aunque fuera solo para decirse una cosa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantttta siguelo

Laura Campos García dijo...

Al fin aceptaron el todo por el todo, que hermosos!

Me preocupa, quién fue quién llamo para ver si ahi vivia Jae, para mi fue Eunjae, ojala no quiera hacerles daño...

Gracias!!