lunes, 8 de abril de 2013

The Cutest 6




Capitulo 6;




No podía concentrase.  Estaba distraído, y era tan obvio que todo el mundo en la sala de juntas lo notaba. Pero a Changmin no le importaba, ni un poco. Revisó  la hora en su celular sin disimular mientras explicaban los  detalles del vestuario.

Yunho  le dio una mirada, advirtiéndole  que le regañaría de nuevo, como hace una semana. Habiendo usado  ese tono paternal para llamarle la atención acerca  de su  comportamiento irresponsable e inmaduro, y es que Yunho había visto el video también y  él no tuvo otra opción más que decirle la verdad.  Yunho estaba un poco resentido con él.

Por supuesto, Changmin se encargaría de contentar a su líder.  Pero no ahora,  no podía hacer nada, ni trabajar, ni comer, ni dormir, no  hasta encontrar a Jaejoong.

Ya habían pasado dos semanas,  y todo había sido un caos. Yoochun le había ayudado a buscar, porque ahora él estaría ocupado con los últimos arreglos del álbum de TVXQ. Además, de una forma u   otra los medios se habían enterado  de que había tenido una pelea en la calle con el pelirrojo, y rápidamente habían inferido que la causa había sido Jaejoong.

No sabría si  el siguiente término era el correcto, pero una vida como la que llevaba alguien como él era problemática. Exactamente por eso, quería descansar de ella.

Las paredes tienen oídos, había pensado Changmin al leer, atónito, la noticia que hablaba de él y la fortuna que le habían heredado. Había  cobrado el cheque para evitar más problemas y lo había traspasado a su cuenta, y  lamentablemente o el sistema  de ese banco había sido hackeado o todos tenían un precio para soltar información.

Ahora su agencia estaba presionando para que comprara acciones, pero especialmente para que —invirtiera— en ella. Changmin no había dado ninguna respuesta a todos los llamados. No había dicho que si, pero tampoco que no y no sabía qué hacer.

Solo quería meterse en su cama  por el resto del año y cubrirse con esos nuevos cobertores suavecitos que había comprado.  Ser un hikikomori comenzaba a serle tentador, incluso habia comprado nuevos juegos para la consola y sus fans japonesas le habían regalado todas las temporadas de Drago Ball remasterizadas, tenia muchas colecciones de mangas pendientes.

—Eso sería todo.—   Uno de sus coordinadores apagó el proyector, y sin perder el tiempo el más joven de la sala se puso de pie.

—Ehm…— dio un par de pasos atrás cuando los presentes se callaron y  le miraron  con atención. —Tengo que irme.

—Changmin…— advirtió Yunho. — Tu y yo aún tenemos que practicar las dos últimas canciones.

—Sí, hyung….pero…—  su celular comenzó a sonar de nuevo. Era Yoochun, estaba seguro.  Eso significaba noticias de Jaejoong, le había llamado hace unos días  y no habría nada que tuvieran que hablar  además de eso.

—Sólo un segundo— señaló el teléfono sacándolo de su bolsillo.

El castaño dio un largo suspiro y asintió. Los demás estaban yéndose, cuando Changmin les empujó para salir rápido.

—¡Lo siento!— gritó. Dio vuelta en el  pasillo y entro en un estudio de grabación.

—¿Sí?— respondió bajo. —¿Qué? ¿Porqué tendrías que…? Espera, Yoochun. ¿Qué has estado haciendo en toda esta semana entonces?  ¿Dónde estás? No me lo dijiste.

—Lo siento, Changmin. Tuvimos que grabar acá en Busan y mi teléfono sé habia apagado  porque cayó a un charco.. Mala suerte. Fue todo de improviso, no tenía ni idea.—Se escuchó un hondo suspiro en la otra línea. —Escucha, ya tienes el dinero, me dijiste que no querías a Jae así. ¿Entonces para que se supone que lo buscas?

Su hyung tenía  toda la razón. Changmin se quedó en silencio sin poder contestar por un largo rato.

—Vas a decirme que sigo  malentendiendo esto…. —Yoochun carraspeó, probablemente aguantando la risa. —¿Pasó algo entre ustedes?

—Por supuesto que no…. Yo…tengo que colgar.

—¡Losabia—a!——

Changmin cortó la llamada justo a tiempo. Guardó el celular en el bolsillo del pantalón.

—Bien, no hay problema.— Asintió consigo mismo. —Sólo… dejaré de pensar en él, no es importante.

Salió del edificio. La van estaba  desde hace tiempo lista. Planeaba llegar a casa  y dormir todo el día, el tiempo frío se prestaba perfecto para eso, hasta que la alta figura de Yunho hizo aparición en su campo visual.

—Espera, Changmin. ¿A dónde vas? Falta practicar.—  Señaló.

—Pero…pero, hyung…— Changmin intentó hacer una expresión suplicante, pero sólo logró que el mayor arqueara una ceja confundido.

—Vamos, vamos. Después podrás descansar. —Yunho pasó un brazo sobre su hombro, hizo un  gesto  de forma de saludo, al conductor quien se retiró y condujo a su dongsaeng al interior  —¿Qué es lo que te tiene así? Estábamos trabajando muy bien hasta hace unas semanas.— Le dedicó una sonrisa afable.

—No es nada.—  Es alguien…
*
*
Jaejoong estaba esperando a Junsu fuera del trabajo. En el restaurante de un hotel.
Ese mismo hotel.

 Se recargó en una de las paredes, cruzando los brazos. Estos días, se habia dado cuenta de la fama que Changmin tenía realmente en Corea.

Junsu habia traído una pequeña televisión el segundo día de vivir juntos, diciendo que se la habia regalado su jefe, desde entonces la veían mientras desayunaban y cuando cenaban. Y en muchas de esas ocasiones el nombre de TVXQ, Yunho y Changmin, aparecían.

Ni hablar de las veces en las que Junsu le habia preguntado si lo conocía.

—No en realidad—, le habia contestado. Y tuvo que repetírselo, cuando algunas veces su propio nombre y rostro salían en los programas  y le preguntaban a Changmin acerca de él.

Le impresionó que él contestara de la misma forma. Pero era cierto, no lo conocía. Solo fue un momento, solo eso, que poco a poco se hacía pasar como  si  solo hubiese sido un  sueño.

Aún creía que habia sido lo mejor, porque algo peligroso habia sucedido esa vez. Ese beso, no habia sido normal. Cosas así no se sienten por solo besar a alguien, sentimientos así no surgen en poco tiempo. Ellos no podrían estar…juntos… y mucho menos ahora qué sabía lo  importante que era el menor.

Justo ahora estaba seguro que había sido lo mejor que pudo hacer, no podría arruinar la carrera de Changmin, además sabía que ya tenía el dinero a salvo. Así que  él y el cantante ya no tenían ninguna relación que les obligara a verse. Aunque doliera.

—Gracias por esperar.— La voz de Junsu le trajo desde sus pensamientos.

—No hay problema, ya me tocaba hacerlo— le devolvió la sonrisa. —¿No tienes hambre? ¿Quieres algo para comer?

—Voy a esperar a la cena,  hoy hubo degustación y  nosotros aprovechamos.

Llegaron finalmente al departamento, con Junsu siempre hablando de cosas triviales.


Jae estaba abriendo la puerta con Junsu detrás  de él cuando este soltó una exclamación

—Oh, lo olvidaba. Hay una vacante para ayudante de cocina y mesero.  El gerente dijo que podrías entrar, cuando le hable de ti.

—De verdad.— Jae dejo de guardar las latas que había comprado en el estante para mirarlo con emoción
Ciertamente, en el lugar  donde Junsu trabajaba pagaban mucho más que en el restaurante de comida china. —Eso es genial, gracias, Junsu


—No es nada, ¿te dije que te debía una, no? Además así podremos pasar más tiempo juntos.— Rascó la piel de su cuello, nervioso, quizás.

Jae continuo guardando las cosas, sin mirarle como para darse cuenta de cierto detalle.


—Ehm... Bien... Entonces mañana podemos ir para hablar con él.— Junsu se acercó junto a él para ayudarle.
*
*


Afuera, la temperatura llegaba a los ocho grados, pero dentro del salón de ensayos de la SM, Changmin estaba sudando.

Estaba sentado contra el espejo, respirando pesadamente. Yunho estaba a su lado, dando apurados tragos de agua a su termo.

Los bailarines ya se habían ido, y justo mientras ellos  recogían sus cosas. Se habían mirado y solo eso bastó para entenderse.   Con una sonrisa, Yunho fue hasta la grabadora, y la encendió. Practicaron solos ellos,dos rutinas más.

—¿Y bien?— pregunto el menor.

—Justo como esperaba de TVXQ— Yunho se puso de pie, revolvió el cabello del menor e hizo en broma un gesto de disgusto por el sudor que quedo en sus dedos. —Nos vemos el miércoles.






—Realmente estoy hambriento ~ — Canturreó.  Apunto de salir del edificio, finalmente, paró en una de las maquinas dispensadoras.  Se escucharon los botones de esta al presionarse. Se inclino para tomar las galletas de vainilla que había comprado.

Repentinamente, el suave golpeteo de unos tacones hizo que volteara por impulso. Mentira, era su nombre dicho por esa voz.

—¡Changmin—ah!— Segundos después unos delgados brazos rodearon su cuello.  Ese rostro, después de todo este tiempo estaba frente a él. Correspondió el abrazo.

—Ume—noona.— La chica le sonrió, después de dejar un beso en su mejilla.

—Cuanto tiempo, Changmin. Realmente has crecido.— Le acarició con el dorso de su mano, Changmin tembló por la frialdad de los anillos de esos dedos  en su rostro. —Realmente te extrañé.

—¿De verdad?— Changmin sí estaba feliz de verla, pero después de todo estaba extrañado por dos razones. La primera era, ¿Porqué no se sentía de la misma forma nerviosa y cursi  como cuando estaban así de cerca? y ¿porque estaba ella ahí y no en Japón? —Continuamente ignorabas mis llamadas...

—Estaba muy ocupada, y cuando no era así...— Ella le dirigió una mirada fija, aprovechando sus lindos ojos café claro. —Te extrañaba tanto, que no quería que me escucharas llorar.

El se quedó  con la boca abierta. —Entonces...

—Nunca deje de amarte

No dejó que dijera algo más. Ella junto sus labios, dulcemente. Changmin ni siquiera  pudo cerrar los ojos.

¿Qué sucedía?..Desde hace tiempo, soñaba con este reencuentro pero no había nada. Solo una sensación viscosa, probablemente por el brillo labial  de durazno.

Se alejó, sonriendo falsamente al ver que no le había respondido.

—¿Vas a quedarte? Vine a visitar a unas amigas aquí.

—Estoy algo ocupado hoy.— Mintió. —podemos hablar después. —Necesitaba tiempo para pensar, se sentía incomodo y no sabía porque aunque tuviera una pequeña idea que quien era el causante.


—Te dejaré mi número— Changmin  se lo dio sin mucho entusiasmo y Ume lo tecleó.  —Por favor, no tardes en llamarme, amor.

—Eh, no lo haré.—  Justo a tiempo, la van de Changmin llegó. —Nos vemos.

Cuando entró, y cerró la puerta un largo suspiro fue inevitable.
*
*

Justo era sábado. El viernes había sido, probablemente el peor día de su vida.
Nunca se hubiera imaginado que su estilista hiciera que volviera a esos días. Esos penosos días donde su cabello era tan anti naturalmente claro.

El castaño cobrizo que llevaba le hacía sentir realmente inseguro, y sobre todo muy llamativo.
Prácticamente debía disfrazarse para salir a la calle. En todos lados estaba su imagen, junto a la de Yunho. La campaña de cosméticos había salido aquel jueves y no había nadie que no supiera de su nueva apariencia.

—Entonces le dije que debía conseguirse una vida.— Continuó Kyuhyun con  su plática. —Estaba destrozada.—  Él, a diferencia de Changmin con su gorra y su chaqueta negra, solo llevaba lentes oscuros para despistar un poco.

—Es usted tan cruel— correspondió en juego. —Primero las enamoras con dulces palabrerías, y enseguida vas por otra.

El pelinegro se encogió de hombros.  —No es con mala intención. Solo...al final terminas dándote cuenta de que ellas no son lo que buscabas.

—¿Que es lo que buscas entonces?— Se detuvieron en una de las tiendas de Luxury.

—Sinceridad,  principalmente. ¿Y tú?

Changmin se quedó observando  una de las bufandas color terracota.  La imagen de aquel chico vino a él inmediatamente.

—Quizás ya estoy cerca de lo que quiero.

Pasaron toda la tarde comprando ropa y videojuegos. Incluso tuvo que pelearse con su amigo para que este no comprara el auto. Pero Kyuhyun era un terco.

A la noche, Kyu conducía en el último modelo, despidiendo a Changmin en la puerta de su casa.
El ahora castaño, agitaba su mano con media sonrisa, hasta que el timbre en su celular le hizo fruncir el ceño.

A su pesar, contestó la llamada.

¿Dónde estabas? ¿Cómo te fue hoy, cariño?— El menor hizo una mueca. La chica comenzaba a ser molesta con sus llamadas y sus mensajes casi obsesivos. Changmin llegaba a preguntarse qué rayos había visto en ella durante tantos años.

Recordó las palabras de su amigo, y vaya que tenía razón. Al final, simplemente no es lo que estabas buscando.

Debería terminar con esto, pensó mientras entraba a su casa, sosteniendo el teléfono con la ayuda de su hombro.

¿Quisieras ir a cenar mañana?— Le preguntó ella. —Conozco un lugar discreto.

—Sí.—  Contestó viéndolo como la oportunidad perfecta. Por supuesto, no podía ser tan seco como Kyuhyun, pero tendría que ser sincero.

—Bien, ya hice reservaciones para la seis. Hasta entonces, bebé— Se despidió con un beso por el teléfono.

Fue sin querer, él lo jura, pero simplemente colgó sin decir nada más.

*
*
—¿Hyung, está bien? ¿Nos quedamos un par de horas más para servir en las mesas?— Junsu fajaba su camisa blanca, y después abrochó los ajustados pantalones negros. El mismo uniforme que ahora usaba Jaejoong.


—Si, no hay problema.— Quitó su delantal negro y secó sus manos, una gran pila de trastes relucientes estaban terminados.

Junsu se acerco a él para acomodar el moño negro en su cuello, el peligro no se incomodó. Después de casi un mes, realmente apreciaba a Junsu y casi se trataba como una familia, cuidando uno del otro.

El peliazul le pasó una libreta  de cuero del tamaño de su mano.

Salieron a las mesas, Jaejoong desde el principio no había tenido ningún  problema para acoplarse porque ya tenía experiencia en atender a las personas. Si trabajaste en el club donde él, definitivamente podrías tratar con cualquier circunstancia.


Se acercó a una pareja. Era una hermosa chica de cabello en bucles dorados, no podía ver a su acompañante porque estaba dándole la espalda.
No pudo preguntar nada, cuando vio que los ojos de ella estaban rojos. ¿Estaba llorando?
Debía ser un momento inoportuno, por lo que dio un paso hacia atrás.  Ella se acercó hasta al sujeto, y le besó casi con desesperación. El pelinegro, desvió la mirada, decidiendo en que quizás debería regresar después.
Hasta que escuchó ese nombre.

—Changmin...— ¿Changmin?... —Por favor, no hagas esto, podemos empezar de nuevo.—

—No te pongas así.— Definitivamente era él, reconocería esa voz perfectamente.— Y tú definitivamente no sientes nada, igual que yo ¿verdad? Sólo...debo que irme.


 Jaejoong estaba a punto de esconderse por ahí, cuando el chico alto se puso de pie y  dio media vuelta.
Sus ojos de color chocolate liquido, enfocaron su vista en él de la misma forma en la que semanas atrás.

Leyó su propio nombre de esos labios que una vez besó.
El mayor no entendía nada, y aunque un gran impulso parecido al calor, quizás era atracción, le tentaba a acercarse. Simplemente no podía moverse.

 Recordó como Changmin le había empujado para detener ese  segundo  beso para después salir  precipitado  hacia la puerta del salón.

Se había sentido confundido, y justo ahora estaba un tanto temeroso de él.
Lo veía diferente, como algo inalcanzable.

Mordió su labio inferior, y obligó a sus pies a dar vuelta y caminar.

—¡E—espera!—  Jae aceleró el paso.

Gracias a ese grito, algunos clientes le dieron su atención. Preguntándose qué ocurría.
Empezaban los murmullos, preguntado si ese era Changmin de TVXQ. Unas chicas hicieron exclamaciones de emoción.

Kim Jaejoong se apresuró  hacia la cocina, justo antes de cerrar la puerta, alguien se lo impidió al abrirla y empujarle. Dio traspiés  para mantener el equilibrio, cuando el  intimidante  metro ochenta y seis del muchacho se acerco a él.

—Yah, ¿no es ese Choikang Changmin?— Exclamó uno de los chefs con una sonrisa a medias por la sorpresa.
—Necesito a su mesero, por favor.— Dijo firmemente. —Le pagaré si le da la salida.

—Adelante, adelante, no hay problema— el chef principal le ordenó:— Jaejoong, ve con él.

—Pero, pero....— El pobre chico se  tronaba los dedos nervioso. ¿Cómo decirle que no a uno de sus jefes directos? A pasos lentos se acercó al castaño. —¿En qué puedo ayudarle?— preguntó sin atreverse a verlo a los ojos.


—Ven, tenemos mucho de qué hablar.— Changmin tomó su mano y enseguida se preguntó si el contacto había  provocado el rápido latir de su corazón solamente  a él.

Caminando detrás de él, sosteniendo su mano, salieron del restaurante. Durante el camino, Jae había echado un vistazo por si la chica anterior aun estaba, pero ya se había ido.

 Pensó que  irían  a la salida o incluso a  ese Volvo, hasta que le llevó al escritorio en la recepción  y pidió una habitación.


Su ya acelerado  ritmo cardiaco casi se detiene. Pudo ser que  el menor  leyera su expresión porque enseguida le explico: — No traje  mi auto. Voy a llamar en la mañana para que vengan por nosotros.—

¿Nosotros? ¿¡Pasar la noche juntos en una habitación de hotel!?

¿Cómo diablos había llegado a eso?
*
*
Changmin  soltó la mano de piel más clara, aunque... en su opinión, no quisiera hacerlo.  Pasó la tarjeta por la ranura electrónica para acceder al cuarto.
Había una cama matrimonial, y como era de esperarse era una habitación de lujo, con paredes blancas y reflejos entre dorados y plateados, lámparas en las esquinas y muebles bellamente diseñados en un estilo parecido a los hoteles parisinos inspirados en la época  del romanticismo.
La noche debía costar más de lo que era  el sueldo de Jaejoong. 
Suponiendo, para una celebridad millonaria como Changmin, esto no debía ser nada.

Las piernas le temblaban como gelatina, cuando el cantante le empujó suavemente por la  cintura para que entrara.

—De... que ¿de qué quieres hablar?— Jae retrocedió, observando  su espalda mientras cerraba la puerta con seguro.

—Antes de eso. Necesito probar algo primero.

Los ojos color café oscuro de Changmin, parecían ser de amargo chocolate derretido al aturdirle. Cada vez más cerca de él, le distrajeron hasta que el más alto tocó con sus manos frías la piel cálida del cuello blanco.

Jae se estremeció, pero no se movió ni un poco para alejarse. Shim Changmin se inclinó hasta quedar a la altura de sus labios y así unirlos con los suyos.  No se movieron por un par de segundos, aunque eso les haya parecido una eternidad.
Ahora, más impacientes, abrieron sus bocas. Sin saber cuando fue que cerraron sus ojos para disfrutar de las extrañas sensaciones que el contacto entre sí les producía, Había química entre sus cuerpos, sin lugar a duda.

Changmin acariciaba sus mejillas,  besando suavemente  con la respiración arrítmica.  Apretó la tela del pecho del más alto, y un dulce aroma a perfume y jabón  le embriagó.
Jaejoong, pasó  la lengua  por su labio inferior, sorprendiendo a Min. El sonido  húmedo de sus labios y la sensación caliente que llegaba desde sus vientres hasta sus corazones,  les invitaba a llegar más lejos. Jaejoong se separó de esos labios, pero Changmin no le permitió alejarse, sosteniendo su nuca. En un descuido sus frentes estaban juntas.

—¿Qué…qué querías probar?— Se las arregló para preguntar.

—Lo que sentía.— Changmin no abrió los ojos, respirando dificultosamente. Acariciaba los cabellos de Jae para tranquilizarse. —Es diferente, nunca antes sentí,… creo que me gustas.

El mayor asintió.  Finalmente pudo alejarse para hablar mejor. —¿Cómo puedo gustarte? ¿Esto es una broma?

—No…

—¿Entonces? Yo no puedo gustarte. Nos conocemos muy poco, y solo te he causado problemas durante ese tiempo. Problemas que pudieron acabar con tu carrera.

—Entonces me hubieses hecho un favor, de verdad.—  Rodó los ojos, intuyendo por donde iba esto. —¿Por eso te fuiste solo así? ¿Por qué me causabas —problemas—? Pues esta semana te has ido, y han aumentado.

Changmin se sentó en la cama y continuó. —Y si esto pone fin a Choikang Changmin, mejor. No tengo ni un minuto de paz. Te juro que si enciendes la televisión justo ahora van a estar hablando tonterías de mí, y si sales por un momento al estacionamiento vas a ver a las locas que siempre me siguen. Tu eres el menor de mis problemas.

—Pues entonces no importo mucho, lo entiendo.— Jae, levantó el moño que minutos antes Changmin le habia arrancado y habia arrojado al piso. —No sé porque estás haciendo esto. ¿Un cuarto de hotel?

—Tenía que hablar contigo.— Pasó una mano por su rostro. Cualquier cosa que dijera, Jae lo tomaría en su contra, parecía. —Perdón, no debí empujarte esa vez y salir así. Pero si no me detenía justo ahora, hubiésemos necesitado una cama. —palmeó la superficie en donde estaba, intentado bromear.

Él, que habia cruzado los brazos, se quedó estático, definitivamente muy sonrojado.

—¿Qué hiciste con el Changmin qué me obligó a bañarme, hizo que limpiara su cuarto y me ignoraba por esas chicas?


El menor se encogió de hombros. —Le gustaste, supongo. Sí, eso debió ser.

Jae desvió la mirada, aunque eso sonó borde, en realidad le gustaba ese tono profundo más esos ojos apenados mirando al piso.

—¿También te gusto...?—

—Eres Choikang Changmin. Les gustas a todo el mundo. —suspiró.

Changmin mordió su labio inferior, esperaba una respuesta más amable, hasta que el pelinegro continuo, apretando el moño entre sus manos se sentó a su lado.

—Pero a mí me gusta  él que  me secuestró y tiró mis converses favoritos.

Changmin soltó una risita. —Masoquista, eran los únicos que tenías.

—Yah, eso ofende.— Le dio un liguero golpe. —Pero ahora tengo estos.— Levantó el pie, mostrando unos zapatos negros lustrosos y brillantes.— Hizo un gesto como si estuviese presumiendo. —Los he comprado.

—Son bonitos.— Susurró.  Y tomó la mano más clara que se habia quedado en su hombro, aprovechando para acercarlo más. Changmin besó su mejilla, la distancia entre el otro le ponía ansioso.

—Eres muy…

—Así soy cuando me gusta alguien.— Le dedico una sonrisa pequeña. —Dilo tu, directamente, quiero escucharlo

—¿Qué?— entrecerró los ojos, apenado. Nunca antes le habían dicho esta clase de cosas, y estaba nervioso.

—Di: Me gustas, Changmin—… ¿O siempre respondes a los besos sin importar quién?

—Tú  siempre debes ser tan engreído.—  Fue el turno de Changmin de pegarle. —¡Hey!

—Dilo

—Me gustas, Changmin.— Murmuró.

—Más alto.— Le retó.

—No jodas, niño— El otro comenzó a reír.

—Estoy bien con eso. — El cantante se puso de pie y tomó su mano. —No me gusta esta habitación, me siento más gay  besándote aquí, vamos a otro lado.

—Decir eso era innecesario. Y no me puedo ir, tengo que trabajar.

—Dijeron —Ve con él— y tienes que obedecer, o iré a quejarme.

—¿Y qué les vas a decir?

—Haré que te despidan

—¿Sólo porque no quiero ir contigo?— Changmin movió las manos, expresando que era obvio. —Esta bien, ¿A dónde quieres ir? Sólo no hagas un escándalo aquí

—Soy el señor de los escándalos.— Exclamó como si estuviese orgulloso.

—Aquí no. Es el primer trabajo estable que tengo.—  Changmin le dio la espalda, para abrir la puerta. —Y esto costó mucho dinero. Mejor quédate aquí

—¿Contigo?

—¡No! Y—y— ya no me pongas tan nervioso.— Salió abruptamente de la habitación, con Changmin siguiéndole detrás.

—¿Sabes cuánto dinero tengo? Esto no es nada, Moriré antes de gastarlo todo. ¿Por qué no me ayudas?
—Muy, gracioso. ¿Cómo?

Ambos caminaban por los pasillos alfombrados, hasta que Min le detuvo, arrinconándolo contra la pared sin ser demasiado brusco.

—Huyamos. Por unos días, quiero ir  contigo.

El más bajo observaba los labios de Changmin, siendo más tentadores que aquella propuesta. —¿A dónde?

—Hmmm…— A unos centímetros, a la izquierda de Jaejoong, se encontraba una fotografía en un cuadro de la noche de una hermosa ciudad, el Sol, y las luces alumbrándola le parecieron el lugar perfecto.

Podrían estar ahí con libertad, podría pasear y estar más tiempo con el hombre entre sus brazos.
—Paris.

—¿Mosquito?

—Paris, Francia—

—Estás loco, Changmin.— Jae se alejó de él. Era mucho dinero, y ambos tenían responsabilidades. Esto no era uno de esos dramas que ahora acostumbraba ver con Junsu, donde podrían hacer lo que quieran en nombre del amor…. ¿amor?

—Vamos, Jaejoong hyung, no me hagas decir esa línea de —Estoy loco, pero por ti ¿Quieres humillarme?  Así que dí que sí.

—¿Y después de ir que pasará? Después cada quien regresara con su vida, porque tú no puedes estar con alguien como yo, porque si no lo has notado, soy un hombre.

—Dame una oportunidad.— Changmin mordió su labio, le besó levemente y después, intentando con su expresión suplicante.

Para su sorpresa y satisfacción, funcionó perfectamente. —Está bien.

*
*
Junsu estaba en la cocina. Le habia preguntado a sus compañeros donde estaba Jaejoong, pero simplemente nadie sabía darle una respuesta.
Hasta que habia llegado su jefe.

—Se fue con  Choikang Changmin. ¿Puedes creerlo? En mi cocina. Parecía una emergencia y lo deje ir.— El chef, sacó algunos sartenes y comenzó  a preparar algún platillo. —Espero que pueda conseguir algún autógrafo para colgar en la pared.

Junsu no  pudo preguntar más cuando le dieron más platillos por entregar a las mesas.

Entonces si se conocían, pero no estaba seguro de porque Jaejoong hyung lo habia negado.
Sintió cierta intranquilidad en él, pero habia decidido esperar hasta que su turno extra  terminará para poder ir a buscarlo.

—Junsu—ah. Hoy fue una noche perfecta.— Le dijo uno de sus compañeros. Abrazaba un pedazo de papel con una expresión enamorada. —La hermosa Lee Ume estuvo aquí y me ha dado su autógrafo.

—¡¿Lee Ume?!— Junsu mostró una gran sonrisa. —¡Ella es genial! Como es que no la vi…

—Iba muy rápido, pero parecía un poco molesta, y arrancó en su coche.— Platicaba mientras se acercaba a limpiar una mesa. —Duro muy poco tiempo ahí, dicen que iba con Changmin de TVXQ, pero a ese tipo sí que no lo vi.

—Ya veo…— más dudas, se acumulaban en su cabeza.



Habían pasado dos horas, y definitivamente estaba preocupado. No  encontraba a Jaejoong por ningún lado. El tiempo estaba frío, amenazaba con llover.

Junsu llamó al celular de Jaejoong pero este habia sonado en los casilleros.
No tubo de otra, no podría buscarlo en el hotel, sería imposible. Intentó convencerse de que no le habia pasado nada. Jaejoong era incluso más grande que él, así que debía estar bien. Pero eso no quitaba que le doliera un poco el que no le hubiese avisado que se iba.
*
*
Changmin regresó, mostrándole los boletos de avión con una gran sonrisa. Se habían ido en taxi rumbo al departamento de Changmin y habia empacado justo lo necesario para cinco días. Algo renuente, el cantante habia tomado las llaves del volvo para ir al aeropuerto.


—¿Estás listo?— Le preguntó, sentándose a un lado. La sala de espera estaba totalmente vacía. Solo una pareja de extranjeros les daban la espalda unos asientos más adelante.
—No.—  El castaño dejó que el otro tomará su mano, hacia frio ahí y estaba temblando. —Esto va muy rápido, es impulsivo y…

—Oh vamos, no estamos haciéndolo y ciertamente no es la luna del miel

Jae se sonrojó. Y estiró sus cabellos. —Pareces un niño de doce años con este pelo

—Es mi estilista.— Changmin pasó un brazo sobre los hombros del otro. —¿Aún tienes mucho frio? —Frotó su brazo suavemente. Jaejoong se habia cambiado en el apartamento de Changmin, pero ninguna de la ropa de invierno le habia quedado. Changmin era demasiado alto y delgado,  por lo que tuvo que vestir unos pants deportivos grises y un suéter azul. Changmin llevaba un conjunto deportivo negro muy abrigador.

—Estoy bien.

Jae, algo tímido, se acercó al menor y besó sus labios.

—Es tu forma de calentarte.— Murmuró entre besos.

—Sí.—  Ladeó la cabeza, y profundizó el beso.  Changmin levantó su mano para acariciar su mejilla.

—Esto se siente muy bien.— Susurró.

—¿Qué?
—Tú—.  Acarició los mechones de su cabello, llevándolos hacia atrás.

Sus rostros se sentían calientes, a pesar de sentir las manos frías. No  podría haber algo que les separara, ni siquiera un rayo.  El castaño llevó una mano a su muslo.

—Vamos al baño.

—¿¡Quieres hacerlo en un baño?!—  Los ojos más negros se abrieron de sorpresa. Gritaban, —definitivamente no—

—No, tengo ganas de ir.— Ofreció una sonrisa de disculpa. Para después burlarse. —También eres un pervertido

Jae se sonrojó, pateándole aún más fuerte.

—Auch.— Fingió dolor. —Pateas como niña, ¿vamos o no?— Se puso de pie, estirándose, llevaban buen tiempo sentados apretados  entre sí.

—No quiero ir.— Cruzó los brazos, disgustado por el insulto.

—Entonces espérame aquí.

—No, voy a escaparme y jamás volverás a verme en tu vida.— Dijo sarcásticamente.

Changmin frunció el ceño. Se inclinó y le besó, sin juegos. Rudo. —Eso no fue gracioso.

El otro se quedó con la boca abierta, mientras el menor le daba la espalda y se alejaba. Comenzaba a volverse muy necesario besarlo sin dejar pasar varios periodos de tiempo.

Lamió sus labios, sintiendo los rastros de saliva ajena aún.

—Esto debe ser otro sueño…— cerró los ojos recargándose en la silla.

Apenas el día de ayer, pensaba que jamás volvería a verlo, que no habría otra oportunidad… y ahora aquí estaba a punto subirse a un avión, algo que jamás habia echo en su vida, e iría a otro país qué ni siquiera estaba seguro de su posición geográfica.

Pero cuando comenzaba a creer que esto no traería nada bueno, esos labios, y el rostro de Changmin tan cerca de él se lo hacían olvidar.

*
*
—¿No quieres nada? ¿Estás seguro?— Changmin llevaba las manos llenas, de dulces y galletas de chocolate.
Una, sobrecargo rubia le miraba amablemente.

—No, gracias.— Se encogió. Estaba demasiado mareado, y que decir, aterrado.

Sentía que en cualquier momento caería desde esa espeluznante altura de cinco mil pies.  Debió haberle hecho caso a Changmin y dejarse tapar los oídos cuando  el piloto habia comenzado a dar las indicaciones.
—No pasa nada.— El menor le pasó la almohadilla para el cuello que habia traído, y acomodo a Jaejoong en su hombro. —Él vuelo está casi vacío, solo hay europeos. Aprovechemos esto.

El mayor le dirigió una mirada interrogante y después soltó un suspiro, resignado pero feliz después de todo. Comenzaba a ser ese Changmin, quien creía estaba desquiciado.

—¿De qué estás hablando?

—Estas muy asustado ¿verdad? Intentaré calmarte con algo...— besó su mejilla. —Cuando me despierto en la mañana, busco tu mensaje, Dibujaba tu rostro en el extraño cielo fuera de la ventana —le cantaba despacio, la letra de su canción favorita.

Aunque se mostrara seguro, estaba  muriendo de los nervios, podría cantar frente a treinta mil personas sin que su voz se quebrara. Pero esto era muy diferente. Poco a poco, su tono de voz comenzó a bajar, y lo único que hacía era murmurar a su oído. Jae cerró los ojos, y tomó la mano derecha de Changmin, que estaba sentado en asiento de la ventana, estaban en los últimos lugares de la fila donde nadie podía verlos.


Aunque todos los bocadillos que habia comprado el menor le estorbaban, se acercó a él para besarle de nuevo.

—Ambas cosas funcionan pero quiero prefiero esto.— Suspiró cerca de él.

Se escuchó un ruido sordo, de los paquetes de dulces caer al suelo, y los suaves quejidos de Changmin cuando Jae hacia ese gesto de lamer su labio inferior para hacer que abriera la boca.
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1 comentario:

Laura Campos García dijo...

Después de tanto sufrir sin encontrar a Jae, por fin da con él cuando termina con la chica que nada mas lo quería estafar, que suerte para Min, pero Jae si le avisaría a Junsu y Min a Yoochun por lo menos...

Me encanta, gracias!!!