No podía concentrase. Estaba distraído, y era tan
obvio que todo el mundo en la sala de juntas lo notaba. Pero a Changmin no le
importaba, ni un poco. Revisó la hora en su celular sin disimular
mientras explicaban los detalles del vestuario.
Yunho le dio una mirada, advirtiéndole que le
regañaría de nuevo, como hace una semana. Habiendo usado ese tono
paternal para llamarle la atención acerca de su comportamiento
irresponsable e inmaduro, y es que Yunho había visto el video también y él
no tuvo otra opción más que decirle la verdad. Yunho estaba un poco
resentido con él.
Por supuesto, Changmin se encargaría de contentar a su
líder. Pero no ahora, no podía hacer nada, ni trabajar, ni comer,
ni dormir, no hasta encontrar a Jaejoong.
Ya habían pasado dos semanas, y todo había sido un
caos. Yoochun le había ayudado a buscar, porque ahora él estaría ocupado con
los últimos arreglos del álbum de TVXQ. Además, de una forma u otra los
medios se habían enterado de que había tenido una pelea en la calle con
el pelirrojo, y rápidamente habían inferido que la causa había sido Jaejoong.
No sabría si el siguiente término era el correcto,
pero una vida como la que llevaba alguien como él era problemática. Exactamente
por eso, quería descansar de ella.
Las paredes tienen oídos,
había pensado Changmin al leer, atónito, la noticia que hablaba de él y la
fortuna que le habían heredado. Había cobrado el cheque para evitar más
problemas y lo había traspasado a su cuenta, y lamentablemente o el
sistema de ese banco había sido hackeado o todos tenían un precio para
soltar información.
Ahora su agencia estaba presionando para que comprara
acciones, pero especialmente para que —invirtiera— en ella. Changmin no había
dado ninguna respuesta a todos los llamados. No había dicho que si, pero
tampoco que no y no sabía qué hacer.
Solo quería meterse en su cama por el resto del año y
cubrirse con esos nuevos cobertores suavecitos que había comprado. Ser un
hikikomori comenzaba a serle tentador, incluso habia comprado nuevos juegos
para la consola y sus fans japonesas le habían regalado todas las temporadas de
Drago Ball remasterizadas, tenia muchas colecciones de mangas pendientes.
—Eso sería todo.— Uno de sus coordinadores apagó el
proyector, y sin perder el tiempo el más joven de la sala se puso de pie.
—Ehm…— dio un par de pasos atrás cuando los presentes se
callaron y le miraron con atención. —Tengo que irme.
—Changmin…— advirtió Yunho. — Tu y yo aún tenemos que
practicar las dos últimas canciones.
—Sí, hyung….pero…— su celular comenzó a sonar de
nuevo. Era Yoochun, estaba seguro. Eso significaba noticias de Jaejoong,
le había llamado hace unos días y no habría nada que tuvieran que hablar
además de eso.
—Sólo un segundo— señaló el teléfono sacándolo de su
bolsillo.
El castaño dio un largo suspiro y asintió. Los demás
estaban yéndose, cuando Changmin les empujó para salir rápido.
—¡Lo siento!— gritó. Dio vuelta en el pasillo y entro
en un estudio de grabación.
—¿Sí?— respondió bajo. —¿Qué? ¿Porqué tendrías que…?
Espera, Yoochun. ¿Qué has estado haciendo en toda esta semana entonces?
¿Dónde estás? No me lo dijiste.
—Lo siento, Changmin. Tuvimos que grabar acá en Busan y mi
teléfono sé habia apagado porque cayó a un charco.. Mala suerte. Fue todo
de improviso, no tenía ni idea.—Se escuchó un hondo suspiro en la otra línea.
—Escucha, ya tienes el dinero, me dijiste que no querías a Jae así. ¿Entonces
para que se supone que lo buscas?
Su hyung tenía toda la razón. Changmin se quedó en silencio
sin poder contestar por un largo rato.
—Vas a decirme que sigo malentendiendo esto….
—Yoochun carraspeó, probablemente aguantando la risa. —¿Pasó algo entre
ustedes?
—Por supuesto que no…. Yo…tengo que colgar.
—¡Losabia—a!——
Changmin cortó la llamada justo a tiempo. Guardó el celular
en el bolsillo del pantalón.
—Bien, no hay problema.— Asintió consigo mismo. —Sólo…
dejaré de pensar en él, no es importante.
Salió del edificio. La van estaba desde hace tiempo
lista. Planeaba llegar a casa y dormir todo el día, el tiempo frío se
prestaba perfecto para eso, hasta que la alta figura de Yunho hizo aparición en
su campo visual.
—Espera, Changmin. ¿A dónde vas? Falta practicar.—
Señaló.
—Pero…pero, hyung…— Changmin intentó hacer una expresión suplicante,
pero sólo logró que el mayor arqueara una ceja confundido.
—Vamos, vamos. Después podrás descansar. —Yunho pasó un
brazo sobre su hombro, hizo un gesto de forma de saludo, al
conductor quien se retiró y condujo a su dongsaeng al interior —¿Qué es
lo que te tiene así? Estábamos trabajando muy bien hasta hace unas semanas.— Le
dedicó una sonrisa afable.
—No es nada.— Es alguien…
*
*
Jaejoong estaba esperando a Junsu fuera del trabajo. En el
restaurante de un hotel.
Ese mismo hotel.
Se recargó en una de las paredes, cruzando los
brazos. Estos días, se habia dado cuenta de la fama que Changmin tenía
realmente en Corea.
Junsu habia traído una pequeña televisión el segundo día de
vivir juntos, diciendo que se la habia regalado su jefe, desde entonces la
veían mientras desayunaban y cuando cenaban. Y en muchas de esas ocasiones el
nombre de TVXQ, Yunho y Changmin, aparecían.
Ni hablar de las veces en las que Junsu le habia preguntado
si lo conocía.
—No en realidad—, le habia contestado. Y tuvo que
repetírselo, cuando algunas veces su propio nombre y rostro salían en los
programas y le preguntaban a Changmin acerca de él.
Le impresionó que él contestara de la misma forma. Pero era
cierto, no lo conocía. Solo fue un momento, solo eso, que poco a poco se hacía
pasar como si solo hubiese sido un sueño.
Aún creía que habia sido lo mejor, porque algo peligroso
habia sucedido esa vez. Ese beso, no habia sido normal. Cosas así no se sienten
por solo besar a alguien, sentimientos así no surgen en poco tiempo. Ellos no
podrían estar…juntos… y mucho menos ahora qué sabía lo importante que era
el menor.
Justo ahora estaba seguro que había sido lo mejor que pudo
hacer, no podría arruinar la carrera de Changmin, además sabía que ya tenía el
dinero a salvo. Así que él y el cantante ya no tenían ninguna relación
que les obligara a verse. Aunque doliera.
—Gracias por esperar.— La voz de Junsu le trajo desde sus
pensamientos.
—No hay problema, ya me tocaba hacerlo— le devolvió la
sonrisa. —¿No tienes hambre? ¿Quieres algo para comer?
—Voy a esperar a la cena, hoy hubo degustación y
nosotros aprovechamos.
Llegaron finalmente al departamento, con Junsu siempre
hablando de cosas triviales.
Jae estaba abriendo la puerta con Junsu detrás de él
cuando este soltó una exclamación
—Oh, lo olvidaba. Hay una vacante para ayudante de cocina y
mesero. El gerente dijo que podrías entrar, cuando le hable de ti.
—De verdad.— Jae dejo de guardar las latas que había
comprado en el estante para mirarlo con emoción
Ciertamente, en el lugar donde Junsu trabajaba
pagaban mucho más que en el restaurante de comida china. —Eso es genial,
gracias, Junsu
—No es nada, ¿te dije que te debía una, no? Además así
podremos pasar más tiempo juntos.— Rascó la piel de su cuello, nervioso,
quizás.
Jae continuo guardando las cosas, sin mirarle como para
darse cuenta de cierto detalle.
—Ehm... Bien... Entonces mañana podemos ir para hablar con
él.— Junsu se acercó junto a él para ayudarle.
*
*
Afuera, la temperatura llegaba a los ocho grados, pero
dentro del salón de ensayos de la SM, Changmin estaba sudando.
Estaba sentado contra el espejo, respirando pesadamente.
Yunho estaba a su lado, dando apurados tragos de agua a su termo.
Los bailarines ya se habían ido, y justo mientras ellos
recogían sus cosas. Se habían mirado y solo eso bastó para entenderse.
Con una sonrisa, Yunho fue hasta la grabadora, y la encendió.
Practicaron solos ellos,dos rutinas más.
—¿Y bien?— pregunto el menor.
—Justo como esperaba de TVXQ— Yunho se puso de pie,
revolvió el cabello del menor e hizo en broma un gesto de disgusto por el sudor
que quedo en sus dedos. —Nos vemos el miércoles.
—Realmente estoy hambriento ~ — Canturreó. Apunto de
salir del edificio, finalmente, paró en una de las maquinas dispensadoras.
Se escucharon los botones de esta al presionarse. Se inclino para tomar
las galletas de vainilla que había comprado.
Repentinamente, el suave golpeteo de unos tacones hizo que
volteara por impulso. Mentira, era su nombre dicho por esa voz.
—¡Changmin—ah!— Segundos después unos delgados brazos
rodearon su cuello. Ese rostro, después de todo este tiempo estaba frente
a él. Correspondió el abrazo.
—Ume—noona.— La chica le sonrió, después de dejar un beso
en su mejilla.
—Cuanto tiempo, Changmin. Realmente has crecido.— Le
acarició con el dorso de su mano, Changmin tembló por la frialdad de los
anillos de esos dedos en su rostro. —Realmente te extrañé.
—¿De verdad?— Changmin sí estaba feliz de verla, pero
después de todo estaba extrañado por dos razones. La primera era, ¿Porqué no se
sentía de la misma forma nerviosa y cursi como cuando estaban así de
cerca? y ¿porque estaba ella ahí y no en Japón? —Continuamente ignorabas mis
llamadas...
—Estaba muy ocupada, y cuando no era así...— Ella le
dirigió una mirada fija, aprovechando sus lindos ojos café claro. —Te extrañaba
tanto, que no quería que me escucharas llorar.
El se quedó con la boca abierta. —Entonces...
—Nunca deje de amarte
No dejó que dijera algo más. Ella junto sus labios,
dulcemente. Changmin ni siquiera pudo cerrar los ojos.
¿Qué sucedía?..Desde hace tiempo, soñaba con este
reencuentro pero no había nada. Solo una sensación viscosa, probablemente por
el brillo labial de durazno.
Se alejó, sonriendo falsamente al ver que no le había
respondido.
—¿Vas a quedarte? Vine a visitar a unas amigas aquí.
—Estoy algo ocupado hoy.— Mintió. —podemos hablar después.
—Necesitaba tiempo para pensar, se sentía incomodo y no sabía porque aunque
tuviera una pequeña idea que quien era el causante.
—Te dejaré mi número— Changmin se lo dio sin mucho
entusiasmo y Ume lo tecleó. —Por favor, no tardes en llamarme, amor.
—Eh, no lo haré.— Justo a tiempo, la van de Changmin
llegó. —Nos vemos.
Cuando entró, y cerró la puerta un largo suspiro fue
inevitable.
*
*
Justo era sábado. El viernes había sido, probablemente el
peor día de su vida.
Nunca se hubiera imaginado que su estilista hiciera que
volviera a esos días. Esos penosos días donde su cabello era tan anti
naturalmente claro.
El castaño cobrizo que llevaba le hacía sentir realmente
inseguro, y sobre todo muy llamativo.
Prácticamente debía disfrazarse para salir a la calle. En
todos lados estaba su imagen, junto a la de Yunho. La campaña de cosméticos
había salido aquel jueves y no había nadie que no supiera de su nueva
apariencia.
—Entonces le dije que debía conseguirse una vida.— Continuó
Kyuhyun con su plática. —Estaba destrozada.— Él, a diferencia de
Changmin con su gorra y su chaqueta negra, solo llevaba lentes oscuros para despistar
un poco.
—Es usted tan cruel— correspondió en juego. —Primero las
enamoras con dulces palabrerías, y enseguida vas por otra.
El pelinegro se encogió de hombros. —No es con mala
intención. Solo...al final terminas dándote cuenta de que ellas no son lo que
buscabas.
—¿Que es lo que buscas entonces?— Se detuvieron en una de
las tiendas de Luxury.
—Sinceridad, principalmente. ¿Y tú?
Changmin se quedó observando una de las bufandas
color terracota. La imagen de aquel chico vino a él inmediatamente.
—Quizás ya estoy cerca de lo que quiero.
Pasaron toda la tarde comprando ropa y videojuegos. Incluso
tuvo que pelearse con su amigo para que este no comprara el auto. Pero Kyuhyun
era un terco.
A la noche, Kyu conducía en el último modelo, despidiendo a
Changmin en la puerta de su casa.
El ahora castaño, agitaba su mano con media sonrisa, hasta
que el timbre en su celular le hizo fruncir el ceño.
A su pesar, contestó la llamada.
—¿Dónde estabas? ¿Cómo te fue hoy, cariño?— El menor
hizo una mueca. La chica comenzaba a ser molesta con sus llamadas y sus
mensajes casi obsesivos. Changmin llegaba a preguntarse qué rayos había visto
en ella durante tantos años.
Recordó las palabras de su amigo, y vaya que tenía razón.
Al final, simplemente no es lo que estabas buscando.
Debería terminar con esto, pensó mientras entraba a su
casa, sosteniendo el teléfono con la ayuda de su hombro.
—¿Quisieras ir a cenar mañana?— Le preguntó
ella. —Conozco un lugar discreto.
—Sí.— Contestó viéndolo como la oportunidad perfecta.
Por supuesto, no podía ser tan seco como Kyuhyun, pero tendría que ser sincero.
—Bien, ya hice reservaciones para la seis. Hasta
entonces, bebé— Se despidió con un beso por el teléfono.
Fue sin querer, él lo jura, pero simplemente colgó sin decir
nada más.
*
*
—¿Hyung, está bien? ¿Nos quedamos un par de horas más para
servir en las mesas?— Junsu fajaba su camisa blanca, y después abrochó los
ajustados pantalones negros. El mismo uniforme que ahora usaba Jaejoong.
—Si, no hay problema.— Quitó su delantal negro y secó sus
manos, una gran pila de trastes relucientes estaban terminados.
Junsu se acerco a él para acomodar el moño negro en su
cuello, el peligro no se incomodó. Después de casi un mes, realmente apreciaba
a Junsu y casi se trataba como una familia, cuidando uno del otro.
El peliazul le pasó una libreta de cuero del tamaño
de su mano.
Salieron a las mesas, Jaejoong desde el principio no había
tenido ningún problema para acoplarse porque ya tenía experiencia en
atender a las personas. Si trabajaste en el club donde él, definitivamente
podrías tratar con cualquier circunstancia.
Se acercó a una pareja. Era una hermosa chica de cabello en
bucles dorados, no podía ver a su acompañante porque estaba dándole la espalda.
No pudo preguntar nada, cuando vio que los ojos de ella
estaban rojos. ¿Estaba llorando?
Debía ser un momento inoportuno, por lo que dio un paso
hacia atrás. Ella se acercó hasta al sujeto, y le besó casi con
desesperación. El pelinegro, desvió la mirada, decidiendo en que quizás debería
regresar después.
Hasta que escuchó ese nombre.
—Changmin...— ¿Changmin?... —Por favor, no
hagas esto, podemos empezar de nuevo.—
—No te pongas así.— Definitivamente era él, reconocería esa
voz perfectamente.— Y tú definitivamente no sientes nada, igual que yo ¿verdad?
Sólo...debo que irme.
Jaejoong estaba a punto de esconderse por ahí, cuando
el chico alto se puso de pie y dio media vuelta.
Sus ojos de color chocolate liquido, enfocaron su vista en
él de la misma forma en la que semanas atrás.
Leyó su propio nombre de esos labios que una vez besó.
El mayor no entendía nada, y aunque un gran impulso
parecido al calor, quizás era atracción, le tentaba a acercarse. Simplemente no
podía moverse.
Recordó como Changmin le había empujado para detener
ese segundo beso para después salir precipitado hacia
la puerta del salón.
Se había sentido confundido, y justo ahora estaba un tanto
temeroso de él.
Lo veía diferente, como algo inalcanzable.
Mordió su labio inferior, y obligó a sus pies a dar vuelta
y caminar.
—¡E—espera!— Jae aceleró el paso.
Gracias a ese grito, algunos clientes le dieron su
atención. Preguntándose qué ocurría.
Empezaban los murmullos, preguntado si ese era Changmin de
TVXQ. Unas chicas hicieron exclamaciones de emoción.
Kim Jaejoong se apresuró hacia la cocina, justo antes
de cerrar la puerta, alguien se lo impidió al abrirla y empujarle. Dio traspiés
para mantener el equilibrio, cuando el intimidante metro
ochenta y seis del muchacho se acerco a él.
—Yah, ¿no es ese Choikang Changmin?— Exclamó uno de los
chefs con una sonrisa a medias por la sorpresa.
—Necesito a su mesero, por favor.— Dijo firmemente. —Le
pagaré si le da la salida.
—Adelante, adelante, no hay problema— el chef principal le
ordenó:— Jaejoong, ve con él.
—Pero, pero....— El pobre chico se tronaba los dedos
nervioso. ¿Cómo decirle que no a uno de sus jefes directos? A pasos lentos se
acercó al castaño. —¿En qué puedo ayudarle?— preguntó sin atreverse a verlo a
los ojos.
—Ven, tenemos mucho de qué hablar.— Changmin tomó su mano y
enseguida se preguntó si el contacto había provocado el rápido latir de
su corazón solamente a él.
Caminando detrás de él, sosteniendo su mano, salieron del
restaurante. Durante el camino, Jae había echado un vistazo por si la chica
anterior aun estaba, pero ya se había ido.
Pensó que irían a la salida o incluso a
ese Volvo, hasta que le llevó al escritorio en la recepción y pidió
una habitación.
Su ya acelerado ritmo cardiaco casi se detiene. Pudo
ser que el menor leyera su expresión porque enseguida le explico: —
No traje mi auto. Voy a llamar en la mañana para que vengan por
nosotros.—
¿Nosotros? ¿¡Pasar la noche juntos en una habitación de
hotel!?
¿Cómo diablos había llegado a eso?
*
*
Changmin soltó la mano de piel más clara, aunque...
en su opinión, no quisiera hacerlo. Pasó la tarjeta por la
ranura electrónica para acceder al cuarto.
Había una cama matrimonial, y como era de esperarse era una
habitación de lujo, con paredes blancas y reflejos entre dorados y plateados,
lámparas en las esquinas y muebles bellamente diseñados en un estilo parecido a
los hoteles parisinos inspirados en la época del romanticismo.
La noche debía costar más de lo que era el sueldo de
Jaejoong.
Suponiendo, para una celebridad millonaria como Changmin,
esto no debía ser nada.
Las piernas le temblaban como gelatina, cuando el cantante
le empujó suavemente por la cintura para que entrara.
—De... que ¿de qué quieres hablar?— Jae retrocedió,
observando su espalda mientras cerraba la puerta con seguro.
—Antes de eso. Necesito probar algo primero.
Los ojos color café oscuro de Changmin, parecían ser de
amargo chocolate derretido al aturdirle. Cada vez más cerca de él, le
distrajeron hasta que el más alto tocó con sus manos frías la piel cálida del
cuello blanco.
Jae se estremeció, pero no se movió ni un poco para
alejarse. Shim Changmin se inclinó hasta quedar a la altura de sus labios y así
unirlos con los suyos. No se movieron por un par de segundos, aunque eso
les haya parecido una eternidad.
Ahora, más impacientes, abrieron sus bocas. Sin saber
cuando fue que cerraron sus ojos para disfrutar de las extrañas sensaciones que
el contacto entre sí les producía, Había química entre sus cuerpos, sin lugar a
duda.
Changmin acariciaba sus mejillas, besando suavemente
con la respiración arrítmica. Apretó la tela del pecho del más
alto, y un dulce aroma a perfume y jabón le embriagó.
Jaejoong, pasó la lengua por su labio inferior,
sorprendiendo a Min. El sonido húmedo de sus labios y la sensación
caliente que llegaba desde sus vientres hasta sus corazones, les invitaba
a llegar más lejos. Jaejoong se separó de esos labios, pero Changmin no le
permitió alejarse, sosteniendo su nuca. En un descuido sus frentes estaban
juntas.
—¿Qué…qué querías probar?— Se las arregló para preguntar.
—Lo que sentía.— Changmin no abrió los ojos, respirando
dificultosamente. Acariciaba los cabellos de Jae para tranquilizarse. —Es
diferente, nunca antes sentí,… creo que me gustas.
El mayor asintió. Finalmente pudo alejarse para
hablar mejor. —¿Cómo puedo gustarte? ¿Esto es una broma?
—No…
—¿Entonces? Yo no puedo gustarte. Nos conocemos muy poco, y
solo te he causado problemas durante ese tiempo. Problemas que pudieron acabar
con tu carrera.
—Entonces me hubieses hecho un favor, de verdad.—
Rodó los ojos, intuyendo por donde iba esto. —¿Por eso te fuiste solo
así? ¿Por qué me causabas —problemas—? Pues esta semana te has ido, y han
aumentado.
Changmin se sentó en la cama y continuó. —Y si esto pone
fin a Choikang Changmin, mejor. No tengo ni un minuto de paz. Te juro que si
enciendes la televisión justo ahora van a estar hablando tonterías de mí, y si
sales por un momento al estacionamiento vas a ver a las locas que siempre me
siguen. Tu eres el menor de mis problemas.
—Pues entonces no importo mucho, lo entiendo.— Jae, levantó
el moño que minutos antes Changmin le habia arrancado y habia arrojado al piso.
—No sé porque estás haciendo esto. ¿Un cuarto de hotel?
—Tenía que hablar contigo.— Pasó una mano por su rostro.
Cualquier cosa que dijera, Jae lo tomaría en su contra, parecía. —Perdón, no
debí empujarte esa vez y salir así. Pero si no me detenía justo ahora,
hubiésemos necesitado una cama. —palmeó la superficie en donde estaba, intentado
bromear.
Él, que habia cruzado los brazos, se quedó estático,
definitivamente muy sonrojado.
—¿Qué hiciste con el Changmin qué me obligó a bañarme, hizo
que limpiara su cuarto y me ignoraba por esas chicas?
El menor se encogió de hombros. —Le gustaste, supongo. Sí,
eso debió ser.
Jae desvió la mirada, aunque eso sonó borde, en realidad le
gustaba ese tono profundo más esos ojos apenados mirando al piso.
—¿También te gusto...?—
—Eres Choikang Changmin. Les gustas a todo el mundo. —suspiró.
Changmin mordió su labio inferior, esperaba una respuesta
más amable, hasta que el pelinegro continuo, apretando el moño entre sus manos
se sentó a su lado.
—Pero a mí me gusta él que me secuestró y tiró
mis converses favoritos.
Changmin soltó una risita. —Masoquista, eran los únicos que
tenías.
—Yah, eso ofende.— Le dio un liguero golpe. —Pero ahora
tengo estos.— Levantó el pie, mostrando unos zapatos negros lustrosos y
brillantes.— Hizo un gesto como si estuviese presumiendo. —Los he comprado.
—Son bonitos.— Susurró. Y tomó la mano más clara que
se habia quedado en su hombro, aprovechando para acercarlo más. Changmin besó
su mejilla, la distancia entre el otro le ponía ansioso.
—Eres muy…
—Así soy cuando me gusta alguien.— Le dedico una sonrisa
pequeña. —Dilo tu, directamente, quiero escucharlo
—¿Qué?— entrecerró los ojos, apenado. Nunca antes le habían
dicho esta clase de cosas, y estaba nervioso.
—Di: Me gustas,
Changmin—… ¿O siempre respondes a los besos sin importar quién?
—Tú siempre debes ser tan engreído.— Fue el
turno de Changmin de pegarle. —¡Hey!
—Dilo
—Me gustas, Changmin.— Murmuró.
—Más alto.— Le retó.
—No jodas, niño— El otro comenzó a reír.
—Estoy bien con eso. — El cantante se puso de pie y tomó su
mano. —No me gusta esta habitación, me siento más gay besándote aquí,
vamos a otro lado.
—Decir eso era innecesario. Y no me puedo ir, tengo que
trabajar.
—Dijeron —Ve con él— y tienes que obedecer, o iré a
quejarme.
—¿Y qué les vas a decir?
—Haré que te despidan
—¿Sólo porque no quiero ir contigo?— Changmin movió las
manos, expresando que era obvio. —Esta bien, ¿A dónde quieres ir? Sólo no hagas
un escándalo aquí
—Soy el señor de los escándalos.— Exclamó como si estuviese
orgulloso.
—Aquí no. Es el primer trabajo estable que tengo.—
Changmin le dio la espalda, para abrir la puerta. —Y esto costó mucho dinero.
Mejor quédate aquí
—¿Contigo?
—¡No! Y—y— ya no me pongas tan nervioso.— Salió
abruptamente de la habitación, con Changmin siguiéndole detrás.
—¿Sabes cuánto dinero tengo? Esto no es nada, Moriré antes
de gastarlo todo. ¿Por qué no me ayudas?
—Muy, gracioso. ¿Cómo?
Ambos caminaban por los pasillos alfombrados, hasta que Min
le detuvo, arrinconándolo contra la pared sin ser demasiado brusco.
—Huyamos. Por unos días, quiero ir contigo.
El más bajo observaba los labios de Changmin, siendo más
tentadores que aquella propuesta. —¿A dónde?
—Hmmm…— A unos centímetros, a la izquierda de Jaejoong, se
encontraba una fotografía en un cuadro de la noche de una hermosa ciudad, el
Sol, y las luces alumbrándola le parecieron el lugar perfecto.
Podrían estar ahí con libertad, podría pasear y estar más
tiempo con el hombre entre sus brazos.
—Paris.
—¿Mosquito?
—Paris, Francia—
—Estás loco, Changmin.— Jae se alejó de él. Era mucho
dinero, y ambos tenían responsabilidades. Esto no era uno de esos dramas que
ahora acostumbraba ver con Junsu, donde podrían hacer lo que quieran en nombre
del amor…. ¿amor?
—Vamos, Jaejoong hyung, no me hagas decir
esa línea de —Estoy loco, pero por ti ¿Quieres humillarme? Así que dí que sí.
—¿Y después de ir que pasará? Después cada quien regresara
con su vida, porque tú no puedes estar con alguien como yo, porque si no lo has
notado, soy un hombre.
—Dame una oportunidad.— Changmin mordió su labio, le besó
levemente y después, intentando con su expresión suplicante.
Para su sorpresa y satisfacción, funcionó perfectamente. —Está
bien.
*
*
Junsu estaba en la cocina. Le habia preguntado a sus
compañeros donde estaba Jaejoong, pero simplemente nadie sabía darle una
respuesta.
Hasta que habia llegado su jefe.
—Se fue con Choikang Changmin. ¿Puedes creerlo? En mi
cocina. Parecía una emergencia y lo deje ir.— El chef, sacó algunos sartenes y
comenzó a preparar algún platillo. —Espero que pueda conseguir algún
autógrafo para colgar en la pared.
Junsu no pudo preguntar más cuando le dieron más
platillos por entregar a las mesas.
Entonces si se conocían, pero no estaba seguro de porque
Jaejoong hyung lo habia negado.
Sintió cierta intranquilidad en él, pero habia decidido
esperar hasta que su turno extra terminará para poder ir a buscarlo.
—Junsu—ah. Hoy fue una noche perfecta.— Le dijo uno de sus
compañeros. Abrazaba un pedazo de papel con una expresión enamorada. —La
hermosa Lee Ume estuvo aquí y me ha dado su autógrafo.
—¡¿Lee Ume?!— Junsu mostró una gran sonrisa. —¡Ella es
genial! Como es que no la vi…
—Iba muy rápido, pero parecía un poco molesta, y arrancó en
su coche.— Platicaba mientras se acercaba a limpiar una mesa. —Duro muy poco
tiempo ahí, dicen que iba con Changmin de TVXQ, pero a ese tipo sí que no lo vi.
—Ya veo…— más dudas, se acumulaban en su cabeza.
Habían pasado dos horas, y definitivamente estaba preocupado.
No encontraba a Jaejoong por ningún lado. El tiempo estaba frío,
amenazaba con llover.
Junsu llamó al celular de Jaejoong pero este habia sonado
en los casilleros.
No tubo de otra, no podría buscarlo en el hotel, sería
imposible. Intentó convencerse de que no le habia pasado nada. Jaejoong era
incluso más grande que él, así que debía estar bien. Pero eso no quitaba que le
doliera un poco el que no le hubiese avisado que se iba.
*
*
Changmin regresó, mostrándole los boletos de avión con una
gran sonrisa. Se habían ido en taxi rumbo al departamento de Changmin y habia
empacado justo lo necesario para cinco días. Algo renuente, el cantante habia
tomado las llaves del volvo para ir al aeropuerto.
—¿Estás listo?— Le preguntó, sentándose a un lado. La sala
de espera estaba totalmente vacía. Solo una pareja de extranjeros les daban la
espalda unos asientos más adelante.
—No.— El castaño dejó que el otro tomará su mano,
hacia frio ahí y estaba temblando. —Esto va muy rápido, es impulsivo y…
—Oh vamos, no estamos haciéndolo y
ciertamente no es la luna del miel
Jae se sonrojó. Y estiró sus cabellos. —Pareces un niño de
doce años con este pelo
—Es mi estilista.— Changmin pasó un brazo sobre los hombros
del otro. —¿Aún tienes mucho frio? —Frotó su brazo suavemente. Jaejoong se
habia cambiado en el apartamento de Changmin, pero ninguna de la ropa de
invierno le habia quedado. Changmin era demasiado alto y delgado, por lo
que tuvo que vestir unos pants deportivos grises y un suéter azul. Changmin
llevaba un conjunto deportivo negro muy abrigador.
—Estoy bien.
Jae, algo tímido, se acercó al menor y besó sus labios.
—Es tu forma de calentarte.— Murmuró entre besos.
—Sí.— Ladeó la cabeza, y profundizó el beso.
Changmin levantó su mano para acariciar su mejilla.
—Esto se siente muy bien.— Susurró.
—¿Qué?
—Tú—. Acarició los mechones de su cabello,
llevándolos hacia atrás.
Sus rostros se sentían calientes, a pesar de sentir las
manos frías. No podría haber algo que les separara, ni siquiera un rayo.
El castaño llevó una mano a su muslo.
—Vamos al baño.
—¿¡Quieres hacerlo en un baño?!— Los
ojos más negros se abrieron de sorpresa. Gritaban, —definitivamente no—
—No, tengo ganas de ir.— Ofreció una sonrisa de disculpa.
Para después burlarse. —También eres un pervertido
Jae se sonrojó, pateándole aún más fuerte.
—Auch.— Fingió dolor. —Pateas como niña, ¿vamos o no?— Se
puso de pie, estirándose, llevaban buen tiempo sentados apretados entre
sí.
—No quiero ir.— Cruzó los brazos, disgustado por el insulto.
—Entonces espérame aquí.
—No, voy a escaparme y jamás volverás a verme en tu vida.—
Dijo sarcásticamente.
Changmin frunció el ceño. Se inclinó y le besó, sin juegos.
Rudo. —Eso no fue gracioso.
El otro se quedó con la boca abierta, mientras el menor le
daba la espalda y se alejaba. Comenzaba a volverse muy necesario besarlo sin
dejar pasar varios periodos de tiempo.
Lamió sus labios, sintiendo los rastros de saliva ajena
aún.
—Esto debe ser otro sueño…— cerró los ojos recargándose en
la silla.
Apenas el día de ayer, pensaba que jamás volvería a verlo,
que no habría otra oportunidad… y ahora aquí estaba a punto subirse a un avión,
algo que jamás habia echo en su vida, e iría a otro país qué ni siquiera estaba
seguro de su posición geográfica.
Pero cuando comenzaba a creer que esto no traería nada
bueno, esos labios, y el rostro de Changmin tan cerca de él se lo hacían
olvidar.
*
*
—¿No quieres nada? ¿Estás seguro?— Changmin llevaba las
manos llenas, de dulces y galletas de chocolate.
Una, sobrecargo rubia le miraba amablemente.
—No, gracias.— Se encogió. Estaba demasiado mareado, y que
decir, aterrado.
Sentía que en cualquier momento caería desde esa
espeluznante altura de cinco mil pies. Debió haberle hecho caso a
Changmin y dejarse tapar los oídos cuando el piloto habia comenzado a dar
las indicaciones.
—No pasa nada.— El menor le pasó la almohadilla para el
cuello que habia traído, y acomodo a Jaejoong en su hombro. —Él vuelo está casi
vacío, solo hay europeos. Aprovechemos esto.
El mayor le dirigió una mirada interrogante y después soltó
un suspiro, resignado pero feliz después de todo. Comenzaba a ser ese Changmin,
quien creía estaba desquiciado.
—¿De qué estás hablando?
—Estas muy asustado ¿verdad? Intentaré calmarte con algo...—
besó su mejilla. —Cuando me despierto en la mañana, busco tu mensaje,
Dibujaba tu rostro en el extraño cielo fuera de la ventana —le cantaba
despacio, la letra de su canción favorita.
Aunque se mostrara seguro, estaba muriendo de los
nervios, podría cantar frente a treinta mil personas sin que su voz se
quebrara. Pero esto era muy diferente. Poco a poco, su tono de voz comenzó a
bajar, y lo único que hacía era murmurar a su oído. Jae cerró los ojos, y tomó
la mano derecha de Changmin, que estaba sentado en asiento de la ventana,
estaban en los últimos lugares de la fila donde nadie podía verlos.
Aunque todos los bocadillos que habia comprado el menor le
estorbaban, se acercó a él para besarle de nuevo.
—Ambas cosas funcionan pero quiero prefiero esto.— Suspiró
cerca de él.
Se escuchó un ruido sordo, de los paquetes de dulces caer
al suelo, y los suaves quejidos de Changmin cuando Jae hacia ese gesto de lamer
su labio inferior para hacer que abriera la boca.
——
1 comentario:
Después de tanto sufrir sin encontrar a Jae, por fin da con él cuando termina con la chica que nada mas lo quería estafar, que suerte para Min, pero Jae si le avisaría a Junsu y Min a Yoochun por lo menos...
Me encanta, gracias!!!
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