lunes, 8 de abril de 2013

The Cutest 9



 Capitulo 9;



Durante dos días habia mantenido la mirada baja, como si  estuviera resignado a la decisión del pelirrojo.

Subió las escaleras con algo de cuidado. Estaba incomodo. Dolía.

Pero más bien tenía ganas de regresar corriendo a pesar de su extraño estado a romperle el labio.


Imposible, por supuesto. Eunjae era más grande, mucho  más fuerte y despiadado.  El tenía experiencia para pelear incluso con sujetos que le triplicaban el peso, al contrario de él que jamás se habia enfrentado  a nadie.



Esperó a  escuchar la motocicleta de Eunjae. Lo visualizó  a travez de la ventana. Se habia cambiado de ropa. Si no lo conociera diría que tenía pinta de un chico bueno, como el de aquel drama donde salía Yoochun que él y Junsu habia estado viendo la última  semana después de que regresara de Paris, montó la motocicleta y aceleró de poco a poco antes de marcharse calle abajo. Probablemente a su trabajo.  Jaejoong  en el pasado no sabía que era, sólo sabía que era algo ilegal y ciertamente muy peligroso al ver la variedad de pistolas que Eunjae habia manejado desde que lo conocía. Ahora maldecía ese  momento. 

La primera vez  que lo vio.  Jaejoong se habia sentado en  algún lugar de aquella banqueta de  esta misma calle cansado de buscar. Le habían dicho que aquí podría conseguir trabajo, y pues entonces, habiendo comenzado a llover, Eunjae habia aparecido con una sonrisa para llevarlo dentro de su departamento. Lo demás es innecesario saberlo,  desearía olvidarlo.

Abrió la ventana de su habitación para escapar.  Pasó los pies por el marco y se sentó en él, listo para pasarlos al relieve que unía al segundo piso.  Aunque ya lo habia hecho antes, de igual forma saltó  esos dos metros cayendo de lleno en la tierra, porque ya no habia césped, Jaejoong ya no estaba ahí para cuidarlo, ensuciándose la cara y la ropa.  Esperando que no se hubiese lastimado de verdad el codo, como pudo  prosiguió a avanzar  en dirección opuesta a la que se habia ido el pelirrojo.



Tuvo que caminar hasta la parada de autobuses.


Se sentó en el último asiento, mirando por la ventana, con cierto temor a que Eunjae apareciera en cualquier momento para detenerle.


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Como Jaejoong no habia llegado la noche de ayer quiso llamarle para saber la razón. No era que estuviera preocupado, pero obviamente tenía que darle  una buena excusa como para dejarlo a él, Shim Changmin, plantado.

Nunca nadie lo habia hecho antes.  Eso habia sido a la mañana siguiente de haberse quedado de ver. Ahora  simplemente estaba preocupado. Y una vez más no podía salir de este lugar para averiguar si estaba bien.

Habia llamado varias veces al celular de Jaejoong pero este no contestaba, así que no pudiendo hacer nada más tuvo que asistir a los pendientes de su agenda como Choikang Changmin.

Se dejo caer en el sillón de los vestidores. El maquillaje le acaloraba el rostro y los ceñidos pantalones  brillantes y negros con los que tuvo que hacer las tres coreografías para el programa de música hacia que sus piernas sudaran.


—Changmin.— Le llamó su manager. —Es hora de irnos ¿quieres que te lleve a casa?—
El castaño negó con la cabeza antes de dar un gran trago a su termo.

Expresó una exhalación satisfecha al terminar de beber. —No, gracias. Traje mi auto.—
El motivo era para buscar a Jae en su trabajo, pero no lo habia encontrado. Y aún no sabía con exactitud la dirección de su departamento.


Después de  cambiarse, despedirse de Yunho, se puso una gorra  en la cabeza húmeda al salir de la televisora. Subió a su coche rápidamente antes de que atrajera la atención para salir del estacionamiento hacia su casa.

Solo quería llegar a bañarse y enterrarse en su cama  para dormir hasta mañana. Con las manos en el volante, justo cuando el semáforo cambiaba a rojo, su familiar tono de llamada remplazo el silencio en el volvo.

Lo alcanzó de la mochila que estaba en el asiento copiloto, sin quitar la vista de enfrente.


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Llegó un poco más cansado de lo que creyó. Su respiración estaba acelerada cuando cruzaba el pequeño jardín para tocar el timbre debido a que corrió las últimas cuadras volteando su cabeza hacia atrás un par de veces. Llámenlo paranoia.


Sin embargo, en casa no habia nadie.  Jaejoong por un momento se preguntó si debería gritar el nombre de Changmin para ver si salía. Puede que no siempre atendiera a la puerta.



Justo cuando fue en busca de una luz que le indicara que  pudiera haber alguien, por una de las ventanas más bajas como a 1.90 metros de altura, una voz le sobresaltó.

—Vaya, hola— Changmin camina hacia él, llevaba en una mano sus llaves, en la otra su celular. —Te estaba llamando.—

—Changmin…

—¿Por qué Eunjae tiene tu teléfono? Él me llamó....

 —Él se lo quedó…— murmuró. Lo habia olvidado, no lo pudo encontrar y ahora Changmin sabría qué habia estado durante esos dos días con Eunjae… pero estaba aquí para decirle la verdad. 

—Entonces son muy cercanos como para que se lo prestes.

—No,bueno…es decir.— Esa expresión en el rostro del menor le ponía nervioso. No sabía para donde mirar.

—Lo que sea. Quiero entrar. Toma.— Le dio el suyo. —Llámale. Parece que también te fuiste sin avisarle ¿no? Estaba preocupado por ti.

Se escuchó murmurar un —igual que yo— que le hizo sentirse aún peor.

Si el pudiese haber escapado justo esa misma hubiese ido con Changmin cuanto antes, pero estaba demasiado lastimado.

Si tan solo hubiese tomado el asunto más seriamente  Eunjae no lo hubiera sorprendido con la guardia baja en su departamento.


Habia dos hombres jóvenes aún, que le intimidaron cuando lo echó al auto de vidrios polarizados dos días atrás.  Podrían ser sus socios. Eso le hizo temer aún más y desistir de defenderse. Nunca habia visto con qué clase de gente se relacionaba el pelirrojo. Ahora se daba cuenta del grado de peligrosidad en el que el mismo se habia expuesto cuando vivía con él.


Gotitas de sudor aún caían de las sienes de Changmin, su cabello un poco más largo  estaba húmedo y se pegaba su frente.


Jaejoong siguió los pasos del más alto, se quitó sus zapatos sin cintas en la alfombra de la entrada para pisar la madera pulida, al subir el escalón sintió un beso en su frente.

—Me alegro que estés bien.—  Y le envolvió en un abrazo. —Sé que es raro, Jaejoong.— Murmuró cerca de su oreja. —Pero a veces me preocupo demasiado. Creo que algo va a pasarte o simplemente vas a desaparecer. No conozco mucho de ti.

—¿P-porque pensarías eso?— Rodeó su espalda, sintiéndola mojada aún sobre la tela.  No era desagradable abrazar a Changmin con todo ese sudor en el cuerpo, desprendía un aroma a frutas  rojas y colonia cara.

No contestó. Changmin evitó su mirada cuando se separaron. —¿Vamos a tomar una ducha? También éstas sucio.


—Per-
—Por favor.— Entendiendo la pregunta en sus ojos, lo tomó de la mano y lo llevó al baño. Pero no se veía  entusiasmado. Simplemente Changmin parecía estar demasiado serio. Su expresión denotaba  como si estuviera determinado a algo.


Cuando entraron y Changmin le quitó la sudadera amarilla, apresó su muñeca. —Así que….es verdad.— Susurró con incredulidad aún. —Ustedes estuvieron juntos
Changmin  habia querido comprobar algo  que el pelirrojo habia dado entender en aquella llamada.


Jaejoong dirigió sus ojos negros hacia el enorme espejo de marco dorado.  Habia pequeños y sucios moretones en su cuello, en su cintura,  y otras mordidas.

Por supuesto, Eunjae lo habia tocado, pero no creyó que dejara tantas marcas y  no habia previsto aquello cuando se quedó semidesnudo frente al castaño.


No le habia afectado mucho que Eunjae lo tomara como pensó que sería en un principio. Sabía cómo dejar de sentir,  aunque no pudiese controlar sus terminaciones nerviosas,  pero eso habría sido verdaderamente útil cuando esto era cosa de todos los días meses atrás antes de conocer a Changmin.

Sin embargo, nunca hubo más de una consumación intima entre él y el pelirrojo. Y  técnicamente Eunjae no le habia mentido a Changmin.


De una u otra forma, se podría decir que sí, estuvieron juntos. Ahora mucho menos tenía el valor de decirle a Changmin toda la verdad, no con esa expresión dolida, llena de furia fría que mantenía el menor.


—¿El te obligó?— No pudo contestar. En cuestión de segundos, Changmin caminaba de regreso a su habitación para ponerse tan solo otra camisa limpia, tomó las llaves del volvo y calzó sus zapatos. El pelinegro lo siguió a pasos apresurados, sin saber que decir o que hacer mientras se vestía de nuevo.  —Ese imbécil va a pagármelas, Jaejoong.— Gruñó. Batallaba para abrochar sus cintas.


—Changmin no vayas a buscarlo— pidió con la voz ahogada.  No sabía exactamente que podría hacerle Eunjae a Changmin. Era más peligroso de lo que siempre habría creído.  No solo tenía mal carácter, Eunjae  no se detendría si un furioso Changmin llegaba a reclamarle algo.


—Él te forzó.—  Y Changmin seguía repitiéndose eso mentalmente, tratando de convencerse a sí mismo. No podría aceptar que Jaejoong se hubiese burlado de él.


Quizas no habían hablado de la clase de relación que mantenían exactamente, pero aún así creyó que estaba claro que ambos tenían algo estable.  Así que no, Jaejoong no pudo haberlo traicionado.



—No puedes ir.

—Sé donde vive, es  el mismo maldito lugar donde  se reunía con esos criminales años atrás.— Todos  los que entrenaban en su generación lo sabían.


Changmin se puso de pie apenas terminado y abrió la puerta. Jaejoong lo detuvo del brazo, apretándolo ligueramente. —No vayas.  Él es peligroso.

—No me importa. Suéltame.— Parecía estar decidido, Changmin comenzó a forcejear con él para que lo dejara. —No va a quedarse así yo…

—Yo quise.

—¿Qué?

—Lo lamento. Fue consensual.—  Un nudo se le hizo en la garganta al ver como el color abandonaba el rostro de Changmin. El tenía que arreglar las cosas, pero no quería que Changmin se enfrentara a él. 


No permitió que el castaño se acercara mientras negaba con la cabeza.



—Está bien.— Respondió con voz temblorosa. —Olvidémoslo. Fue un error, no vuelves a hacerlo y....y... ésta bien.

—No. Lo siento de verdad.Terminamos.

No quería que llegara a pasarle algo malo por su culpa.
No cuando habia escuchado las voces  profundas de hombres fuera de la habitación, donde él habia estado encerrado, hablando de armas, secuestros y asaltos. No cuando Eunjae habia amenazado con hacerle daño al castaño.


Levantó el rostro. Changmin siquiera lo veía, lo empujó fuera de la casa haciendo que el mayor diera traspiés para no caerse, le aventó los zapatos sucios. Y le cerró la puerta en la cara con una expresión de piedra. Jaejoong sintió  que una mano apresaba sus intestinos y los apretujaba.


 Tomó los zapatos con una mano y se alejó del lugar. Era lo mejor. Tenía que aceptar    que era lo mejor.

Primero se desharía de Eunjae.  Asegurarse de que no volviese a verlo. Por lo que tenía que mantener  a Changmin fuera de esto.


Mordió sus labios. Sentía en sus pies descalzos el duro y frió concreto lastimándolos. Aquello le parecía familiar.

Sus parpados acunaban sus lágrimas. Levantó la vista para impedir su avance a las mejillas.

—Changmin, tienes que perdonarme cuando esto termine.— susurró a la nada.


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Nunca creyó que el lugar que siempre habia mantenido limpio como su especie de hogar inestable fuese punto de reunión para gente tan peligrosa. Probablemente estuvieran ahí mientras él se iba a trabajar al club nocturno.

Su primera intención había sido llamar a la policía mientras  espiaba el pequeño edificio detrás de unos árboles.



Pero uno de esos tipos lo había sorprendido y lo habia dejado sentado en el sillón frente a Eunjae.


—Veo que ya regresaste, Jaejoongie.— Saludó cínica mente  Se acercó a él para tomar su mentón y así mirarle directamente a los ojos.


—¿Qué le dijiste a Changmin por teléfono?— preguntó.


—Qué no se preocupara por las marcas de sexo en tu cuerpo. O algo así. ¿Pero qué importa? No es como si lo  fueras a ver de nuevo.— Apretó su agarre, mientras mantenía esa sonrisa dulce. —¿O sí?

—No.
—Entonces está bien. No voy a acercarme a él si estás aquí.
Uno de los que parecían ser más jóvenes estaba a punto de decir algo, cuando Eunjae lo miro inexpresivo, entonces calló.

—Ve a tu habitación. Subiré cuando termine con los chicos.— Le dio un  tierno beso en la frente  que le revolvió el estomago.  


 Esta vez no evitó que sus mejillas se mojaran. Cuando  se recostó en su cama, se cubrió hasta la cabeza con las sabanas frías.  Entonces recordó esa noche en la habitación  cuando estaban en Paris, la sonrisa torcida de Changmin. 

1 comentario:

Laura Campos García dijo...

Porqué tiene que pasarle esto a Jae? Min debería investigar sobre Jae e Eunjae y ver lo que en realidad pasa, pobre Jae siempre sacrificandose?

Gracias!!!