lunes, 8 de abril de 2013

The Cutest 2




Capitulo 2;





Diez millones de dólares.

¿Era alguna clase de broma?

Era demasiado dinero. Más de lo que ganaría en toda su vida. No podría conseguir ese dinero nunca. Aún vendiendo todas sus cosas, las cuales no valían ni siquiera la decima parte de las botas que estaba usando ese castaño.
Por su mente, cruzó la idea de escapar pero después lo reconsideró. ¿Por qué rayos haría eso si él no lo habia robado? Pudo haberle pasado a cualquiera, incluso a ese niño rico.

Pero ni siquiera se atrevía a abrir los ojos, aunque hubiese despertado hacía un buen rato. Debería fingir estar en coma, pero que fuese a causa de un desmayo era completamente increíble y menos si este se debía simplemente a no haber comido bien los últimos días.

No sabía a donde estaba. Sólo sabía que habia diez millones de dólares en esa mochila que había tomado por error y, que por cierto, le robaron. El chico que conducía a su lado podría meterlo a la cárcel, y que EunJae estaría molesto, para rematar. 

Tantos problemas para alguien que es inocente. Jamás, en toda su patética vida, por más que no hubiese comido en casi una semana, habia robado. Aunque hubiese caído realmente bajo en lo que hacía para poder sobrevivir, nunca cometió un crimen.

¿Iría a la cárcel de esa forma? Bueno, al menos en la cárcel les daban comida…

—Sé que estas despierto.

Su ritmo cardiaco se detuvo.

—Vamos, dime donde está tu casa—escuchó la voz modulada.

JaeJoong se armó de valor, abrió los ojos para después ahogar un jadeo de sorpresa.
Su cuerpo estaba envuelto por una delgada sábana blanca.

—¿Q-que es esto?—Susurró reincorporándose en el asiento copiloto.

—Estas sucio. ¿Piensas que te dejaría subir así? —JaeJoong intentó quitársela liberando un brazo, ChangMin lo detuvo tomando su mano. —Si lo haces, tendrías que salir inmediatamente.

—No estoy sucio, me bañé esta mañana —siseó frunciendo el ceño.

—Como sea, sucio o no, nunca he subido a nadie desconocido a mi auto. Deberías estar agradecido de subirte a este hermoso Jaguar — ChangMin quien tenía la vista fija al frente, se giró para mirarlo con resentimiento y ordenó:—Dime donde está tu casa.

— ¿Para qué quieres saber? ¿No voy a ir a la cárcel?

—¡Ah!—Exclamó el menor—Así que admites haberlo robado.

—¡No! Ni siquiera sabía que tenias ese cheque en tu bolso—Ni siquiera habia abierto la billetera, ni siquiera lo tuvo por más de diez minutos. JaeJoong hizo su cabello hacia atrás, con su rostro frustrado. Debió haber dejado que EunJae hyung fuera a buscar al sujeto que robó el bolso.

Así hubiera evitado esto.

Envuelto en una cobija suavecita  hasta el cuello, en un auto caro, debiendo diez millones de dólares. Parecía una jodida pesadilla. 

— ¿Y bien? —Apremió el otro.— Iremos a buscar mi cheque, seguramente debes tenerlo escondido por ahí.

JaeJoong a punto de responder, cayó, dándose cuenta de algo. No podría traer a este tipo con EunJae, su hyung podría malentender y molestarse.

—Yo…— Desvió la mirada. — Yo… no tengo casa. — respondió, aunque no fuese del todo una mentira.

—No te creo, dijiste que te habías bañado ¿No? ¿Dónde si no en tu casa? — apuntó.

—Hay saunas donde puedes bañarte. Lo hago a menudo desde qué… ya no pude pagar el alquiler. — mintió.

ChangMin le miró aún sin creérselo por completo. Por casi un minuto ambos se observaron mutuamente.
JaeJoong con algo de miedo pues después el castaño habia comenzado a reírse estrepitosamente mientras aplaudía.

— ¡JAJAJAJAJA! ¡ESTO ES PERFECTO!

— ¿Lo es? — preguntó extrañado, sin entender el sarcasmo.

—No voy a tener dinero por todo un año para mí solo.  ¿Cuál es el problema después de todo?

JaeJoong tragó saliva, ChangMin se habia desquiciado. Por más agradable que resultara ver esa mueca con sus ojos chocolate asimétricos. Era una risa histérica. El castaño limpio dos pequeñas lágrimas con su dedo índice.

Se habia estacionado frente a un local de postres.

—Ahora vuelvo. — murmuró, después de ajustar la sábana, más bien amarrando ambos brazos de JaeJoong con una de las esquinas.

JaeJoong estupefacto ni siquiera opuso resistencia.
Minutos después regresó el menor con una pequeña caja rosada. Como las que se veía en los comerciales durante los descansos en el club.

—Es pastel helado. — dijo mientras la abría y despegaba el tenedor de plástico. — Te daría un poco, pero me caes mal.


JaeJoong jamás en su vida habia comido pastel, ni helado, ni nada de esas cosas. Una vez al mes comía comida coreana, pero generalmente lo que comía era ramen, arroz, acelgas, espinacas… una vez EunJae le regaló un paquete de galletas de chocolate, así que debería saber algo parecido a eso. JaeJoong volteó la cabeza cuando el aroma dulzón penetró su nariz. Comenzaba a hacérsele agua en la boca.
¿ChangMin estaba torturándole?


El menor estaba levemente sorprendido. Si él estuviera en el lugar de ese pobre diablo definitivamente no lo soportaría.

¡Era pastel helado!
Le miró como si fuese un bicho raro.

—Eres extraño…— comentó. — Bueno, no importa. Dejemos esto claro. Me debes diez millones de dólares.

—Sí. — susurró el pelinegro. Esas palabras aún parecían irreales, sin embargo provocaban el mismo temor.

—Tienes una gran deuda ¿eh? Y es imposible pagármela ahora ¿o me equivoco?

—Obviamente. — JaeJoong puso los ojos en blanco.

—Esto es lo que haremos: — ChangMin dejó a un lado la caja rosado. — Tienes una pequeña salvación. Una pequeña, pequeña salvación. — Levantó su mano derecha, juntando su dedo índice y el pulgar.

JaeJoong asintió, esta vez, completamente atento a sus palabras.
—Si contacto con ese abogado y le digo lo sucedido tal vez me dé una forma de cobrar el dinero sin necesitar el cheque que tú te robaste.

— ¡No me lo robé! — exclamó pataleando muy apenas.

—Shh— ChangMin hizo ademán de calmarlo. — Mientras tanto, no puedo perderte de vista. — Pausó sus palabras, adoptando una expresión pensativa — Así que…

Con lentitud tomó un mechón de cabello negro de JaeJoong, quien se estremeció un poco por la cercanía.

El castaño parecía examinar algo, después tomó ambos lados del rostro de JaeJoong, inclinándose un poco, pasó sus delgados dedos sintiendo la textura de la piel blanca.

“Suave” pensó ChangMin. — Bien…— murmuró para sí mismo.

Se acercó un poco más, oliendo el cabello del chico que le miraba como si estuviera loco. ChangMin hizo una pequeña mueca. — No hueles tan mal. Con un buen baño podrías cambiar para bien. Tienes algunos detalles mínimos pero…

JaeJoong le dio un tic en su ceja derecha. ¿Ese niño rico estaba hablando de él como si fuese un objeto?

—No estás tan mal. — Si, lo estaba haciendo.

—Gracias. — dijo sarcástico.

—Bien, mientras te quedarás en mi casa. No pareces estar tan sucio así que te dejaré. ¿Perfecto para ti, verdad? No tienes casa, la mía es un techo para poder sobrevivir a la fría noche y esas cosas que piensan ustedes. — JaeJoong estaba seguro, el tipo habia enloquecido.

— Pero solo será mientras hablo con el abogado, y a ti te tendré vigilado mientras buscas al ladrón — Hizo unas comillas con sus dedos— en dado caso en que no llegué a ningún acuerdo con él, pero tu recuperes el cheque no pasará nada. Pero si ninguna de las dos cosas funciona, bueno… pues….
ChangMin sonrió amistosamente, sus ojos redondos se volvieron dos medias lunas asimétricas.


—Morirás en mis manos. — terminó ampliando su sonrisa.

JaeJoong le miró sorprendido con la boca abierta. ¿Por qué de todos los clientes del club tuvo que tropezar con el que estuviera desquiciado?

Comenzó a negar con la cabeza. — No, no puedo vivir en tu casa y…

— ¿Ah? ¿Entonces quieres pasar directamente a la parte en donde te asesino y vendo tus órganos para recuperar mi dinero?


—Estás loco. — susurró.

—Vale, no te mataré. — ChangMin puso los ojos en blanco. — Pero de una u otra forma tendrías que pagarme, créeme qué prefieres la opción que te dí antes que tenga que llamar a la policía.

Oh, eso no es escuchó bien para JaeJoong.

— ¿Tiene que ser en tu casa? — preguntó.

De ser así, ¿Qué haría con EunJae hyung? ¿Realmente iría a meterse en la casa de un desconocido de nuevo? Al menos su hyung habia resultado ser un tipo más o menos decente, bien no, pero al menos no lo habia matado aún. Pero este Shim ChangMin aunque fuese algo gracioso, en realidad parecía un inestable por momentos.


— ¿Dónde más? Si tú no tienes. No puedo rastrearte todo el tiempo si vives en la calle y además tienes ese trabajo tan lejos de aquí… Te conseguiré un trabajo nuevo… tal vez YooChun me ayude con eso.


JaeJoong observó incrédulo como ChangMin sacaba un lujoso celular y comenzaba a marcar un número. De verdad estaba hablando en serio. Esto estaba fuera de lugar, no podía simplemente decir que sí.

Además ¿Cómo encontraría al sujeto que le robó el bolso? Es cierto que vio su rostro pero para empezar, buscarlo era peligroso. JaeJoong recordó al sujeto desgarbado, no más de treinta años, un piercing en la ceja derecha, pelinegro y de piel oscura con ojos pequeños. Un típico carterista de su barrio. Tendría que regresar por la noche al mismo lugar y buscarlo por sus alrededores.

Comenzando a pensarlo seriamente, ir a la cárcel de verdad empeoraría todo. Caería aún más bajo que ahora, sin mencionar de lo que se hablaba de la prisión.
Si era difícil sobrevivir en la calle, en la prisión estabas muerto.

Un escalofrío recorrió su espalda.

—Sí. — dijo impulsivamente. — Lo haré.

ChangMin no lo escuchó.
— ¿YooChun? ¿Aun estas en clases? ¿Me haces un favor? ¡Hey no estoy haciendo nada sucio! No fue por eso que no llegué a clases. — JaeJoong creyó ver extrañado como esos pómulos altos se sonrojaban. — ¿Me ayudas o no?


JaeJoong desvió la mirada de ChangMin al darse cuenta que estaba observándolo muy detenidamente, decidió hace un segundo intento por liberarse de los agarres en sus manos. Estaba atado como si tuviese una camisa de fuerza.

Y el loco es él…” pensó irónico. Volvió a prestar atención a lo que decía el castaño.

— ¿Y es cerca de mi casa? — ChangMin tomó la pequeña caja de nuevo. ¿Cómo demonios podía hablar tan perfectamente mientras se llenaba la boca de nieve? — No me importa si la paga es buena. — Con la mano que sostenía el tenedor, alzó su pulgar arriba hacia JaeJoong — Después de todo debían pagarle una miseria en ese club ¿no viste su ropa? Ni siquiera me recuerdes su cabello.

El pelinegro tuvo unas ansias incontenibles de golpearle, aún más de las que ya sentía.

—YooChun, voy a estar manteniéndome de las tarjetas de crédito por un buen tiempo porque ya sabes que el estúpido viejo nunca me paga, luego te cuento… ¿eh? ¿Cómo quieres? ¿Qué? ¡Fue peor pedirte un favor! ¡Nunca se te puede pedir algo! ¿Verdad? ¡Está bien! ¡Realmente! ¡GRACIAS Y ADIOS, IDIOTA! ¿Qué se supone…? Lo que sea.


ChangMin colgó, dejando su celular en la guantera, suspiró. Parecía frustrado, pero según JaeJoong parecía estar a punto de romper el tenedor.

—Ese YooChun…. — masculló por lo bajo. Dio otro bocado de nieve, el frio le hizo sacudir un poco su cabeza como si eso disminuyera la sensación helada en ella. — Al menos tienes trabajo. — comentó.


—No te lo pedí…

—Es de medio tiempo, pero te pagarán el doble que en el club ese. — Hizo un gesto despreocupado. — Hay algunos requisitos mínimos.

Dándose por vencido, preguntó: — ¿Y qué es?

— Ahm… ¿Conoces los Starbucks?

— ¿Estarde booggs?

— ¿Has trabajado en cafés, no? Eso es un Starbucks.


— Ahh...


—Bien, dejemos eso de lado. Solo tienes que arreglar tu apariencia, actuar amablemente… demasiado amable — murmuró para sí mismo más que para JaeJoong. — y hacer de camarero, es fácil. Consentir al cliente, tú sabes. Le sirves el café y sonríes. 

—Entiendo…creo.
—Te explicaré mejor más tarde. Empiezas pasado mañana. Así que tenemos el día de hoy para cambiar un poco tu apariencia para esta noche.

— ¿Esta noche?

—YooChun me dio como condición para darte el trabajo que te llevara a la cosa de caridad de su familia. Tendré que comprarte un buen traje y un corte de cabello de verdad. — ChangMin levantó un mechón del cabello negro que cubría el cuello blanco. — El cabello me va a salir más caro.

— ¡Hey!

—Vamos… no te quejes… vas a terminar debiéndome más ¿Qué importa comparado a diez millones? — JaeJoong hizo un gesto angustiado “Diez millones” comenzaba a sentir un trauma cada vez que lo escuchaba. ChangMin encendió el auto de nuevo. — Tal vez te quede uno de mis trajes…

Murmuró pensativo.

Después de un par de minutos, el volvo dio vuelta en una concurrida avenida llena de negocios. Se adentró a una calle y el paisaje cambió a grandes casas. Esas residencias perfectas con colores similares.

Se detuvo en una de las casas más grandes en la esquina, tres pisos, colores beige con barandales negros.

—Aquí es. — ChangMin bajó del volvo. Lo rodeó y abrió la puerta del copiloto.

JaeJoong aunque lo intentó, no pudo moverse. Envió una mirada obvia a ChangMin. El menor pasó una mano por las rodillas y otra por su espalda, cargándolo rápidamente hasta situarlo fuera del vehículo. Después lo puso de pie y deshizo el agarre en las manos de JaeJoong.

—Pudiste haberme soltado dentro. —murmuró JaeJoong mientras le devolvía la sabana.

— ¿Y qué pisaras la alfombra con esas cosas? — Señaló los viejos converse que llevaba puestos antes de sacar las llaves de sus bolsillos. JaeJoong rodó los ojos. — Tíralos antes de entrar.

Cuando entró a la casa de ChangMin supo que estas clases de verdad existían. Un reluciente piso de madera claro, las paredes blancas con tonalidades grises y aquellos lujosos y caros muebles de diseñador.

De repente el menor llegó con un pequeño control blanco y lo apuntó a un extraño aparato colgado en la pared.
Un liguero sonido y la habitación comenzaron a cambiar de temperatura.

—Wow… — ChangMin observó a JaeJoong volverse hacia él con asombro en esos grandes ojos oscuros. — ¿Qué acabas de hacer con eso?


—Es un control, apuntas, enciende, enfría. — ChangMin elevó los hombros. — ¿No lo conoces?

—Una vez tuve un calentador que tambien cambiaba la temperatura. — El menor suspiró no creyendo que de verdad estuviesen teniendo una conversación así.


—Como sea. — entró a una de las habitaciones y regresó con un par de toallas. — Date un buen baño. No es que apestes pero… ¿por favor? — apuntó a una puerta blanca.

JaeJoong frunció el ceño, no se bañaba con agua helada solo para que le dijeran que seguía sucio. Tomó las toallas que le eran ofrecidas y entró.

Antes de desvestirse. ChangMin entró sobresaltándole un poco.

—Ten. — le entregó una botellita lila. — Tu cabello esta algo maltratado… ahm… esto te ayudará. Tomate tu tiempo, intenta quedar muy limpio. — Antes de salir se acercó a la bañera y nivelo la temperatura del agua a tibia. — Listo.


JaeJoong se quitó sus ropas, olisqueándolas. Era cierto que no olían delicioso pero no era como si el jabón que usaba oliese tan mal. Bien, en realidad. la ropa olía a cloro, pero era el único que completaba.

Al darse la vuelta se sorprendió, era un enorme espejo de cuerpo completo con un marco dorado muy elegante, tan grande como la pared de donde colgaba. JaeJoong rápidamente entró a la bañera, algo apenado, nunca se habia visto desnudo a sí mismo en un espejo tan grande…todo su cuerpo, con aquellas marcas rojizas. Se dio cuenta que ya no era un esquelético muchacho como cuando vivía en la calle.

Comenzó a lavar su cabello con el liquido que le habia dado ChangMin. Olía delicioso. Decidió enjuagarlo hasta último. Después de eso tomó una extraña esponja rugosa y se talló a conciencia con la espuma ocasionada por la sustancia en un botecito naranja. No dejó de tallar hasta ver como su piel se enrojecía.

Se enjuagó completamente, una sensación refrescante a menta en su cuerpo.
Enrolló una toalla en su cabello y se puso la bata, con cierta timidez abrió la puerta color blanca pero solo asomó su cabeza mojada.

Estaba a punto de decir que ya habia terminado, cuando visualizó a ChangMin caminar rápidamente por el pasillo  con sus desgastadas ropas. ¿Cuándo habia entrado al baño que no se dio cuenta?


— ¡¿Hey, que haces?! — le gritó cuando el menor salía. JaeJoong salió completamente del baño para seguirlo cuando regresó con las manos vacías. — ¿Qué hiciste con ellas?

ChangMin le miro como si fuese obvio. — Las tiré. ¡Oh, si te ves más blanco!

Ambos se vieron uno al otro por un largo momento.

—Es lo único decente que tengo.
—Por favor. — ChangMin rodó los ojos. — Sígueme.

*

* *¨.*

— ¿Es en serio? — preguntó JaeJoong mientras se veía en el espejo.


Llevaba un pantalón corto un poco más arriba de las rodillas y una sudadera negra de NII. 

— ¿Y ahora qué?
—Esto es demasiado caro. ¿De verdad me estás dando todo esto? — Le vio asombrado. ChangMin estaba recargado en el marco de la puerta, detrás de JaeJoong quien se veía en el enorme espejo del baño.

El castaño asintió: — Sí. No te preocupes, me vas a dar tu paga quincenal. Eso lo compensa y tal.

—Entonces lo estas vendiendo…no--
—Casi te lo estoy regalando. —ChangMin se encogió de hombros. — Es un buen descuento.

JaeJoong estaba a punto de decir algo a eso cuando el menor apagó las luces de la habitación.
— ¿Ya no vamos?

Asintió inseguro. — ¿A dónde exactamente?

—A deshacernos de ese look de Blancanieves. — ChangMin le pasó un par de balerinas a JaeJoong. — Aunque aún no entiendo… — Ambos caminaron hasta el lobby, tomó las llaves de su volvo.

— ¿Qué? No he tenido tiempo de cortarlo.

—No me refiero a eso. ¿Por qué YooChun querría que vinieras si ni siquiera te conoce?

El pelinegro recordó como ese tal YooChun habia malentendido todo por la mañana. Se sintió un poco nervioso de que aquel muchacho quisiera hacer de Cupido o algo por el estilo.

—No sé.

—Como sea, vámonos.

Esta vez ChangMin no obligó a JaeJoong a que se enredara en la manta blanca para no ensuciar su Volvo. Habia insinuado a que se metiera en la cajuela del auto, pero al ver la mirada de “prefiero caminar” del mayor tuvo que dejarlo entrar. Descalzo, por supuesto.

—Al menos estas limpio ahora. — murmuró ChangMin a la vez que encendía el volvo.

JaeJoong sólo puso los ojos en blanco, rogando por paciencia.


— ¿Y porque tenias esa manta aquí? — preguntó después de unos silenciosos minutos.
—A veces me da frio cuando debo dormir aquí— elevó los hombros.

*
*

— ¡NO! ¿Estás loco? Ni en un millón de años me teñiré el cabello.

—Vamos, vamos, solo era una sugerencia. — susurró ChangMin mientras se sentaba en una da las sillas de la peluquería. La dependiente miraba con incomodidad la pequeña discusión sin saber qué hacer.

—Dije que no.
—Te verías mejor. No tan pálido. ¿Verdad que un castaño se vería bien en él? — le preguntó a la chica. — Se ve bien en mí.

—Venimos a cortarme el cabello. Ni siquiera quería cortármelo.

—Bien, bien… sólo haga un buen corte por favor, que no parezca princesa de Disney. — Le indicó. JaeJoong estaba a punto de contradecirle cuando se vio en el espejo, era verdad, su cabello se ondulaba en las puntas que llegaban casi a los hombros, su cabello era casi parecido a Blancanieves.

Al final de todo. ChangMin también se hizo un corte, dejándose un flequillo uniforme  cubriendo la frente y con el cabello más corto en la parte de atrás. También se tiñó el cabello a color negro.

— ¿No decías que el castaño era mejor o algo así? — le preguntó JaeJoong mientras caminaban por las calles de Insa-dong


—En mi se ve bien el negro o el castaño por igual. — respondió indiferente, con su atención en busca de algún lugar para comprar algo para comer.


JaeJoong le miraba de reojo. Tentado en salir corriendo en cualquier momento, escapar del extraño chico que podría enviarlo a prisión, aunque claramente su intención nunca habia sido el robarle. ¿Pero quién le creería? Se notaba que ChangMin era una persona importante. Su casa estaba llena de  regalos, premios, reconocimientos, e incluso tenía algo así como discos de oro.
No podría asegurar si fuese algún artista o algo así, aunque tuviese toda la apariencia de ser uno. De cualquier forma estaría seguro que nadie le creería si decía que no habia sido su intención perder diez millones de dólares.

El plan que le habia propuesto, o más bien, impuesto ChangMin era su mejor opción.

Tendría que pedirle ayuda a EunJae hyung para encontrar al tipo que habia intentado…

— ¡EunJae! — recordó. Tenía que haber regresado hace más de dos horas. Y eso no era lo peor, tenía que pensar en que excusa que decirle para ya no vivir en su departamento. — Tengo que irme, ChangMin-ssi. ¿ChangMin?

El menor no estaba por ningún lado de la transitada calle. Caminó lentamente hacia atrás, reconsiderando el escapar del ahora pelinegro. Sin embargo, fue peor hacer eso, al no ver por dónde iba chocó de espaldas contra ChangMin haciendo que este tirara la brocheta de pescado al suelo.

—Ahora no solo me debes una fortuna, si no el almuerzo. — comentó tranquilamente el más alto.

JaeJoong aún no se recuperaba del susto, sin embargo, no pudo evitar preguntar: — ¿Y el pastel de esta mañana?



—Por favor, ese no fue un pastel tan grande. Solo fue un bocadillo para abrir el apetito. — ChangMin movió desinteresadamente la pequeña brocheta con la punta del pie. — Vamos a comprar otra cosa entonces.

El mayor estaba a punto de excusarse para marcharse de ahí cuando un fuerte ruido provino de su estomago.

— Alguien tiene hambre. — comentó ChangMin. — Vamos, no soy tan mala persona… te compraré algo ¿sí? — El menor señaló un pequeño restaurante con aires parisinos en la esquina. — Hay buena comida ahí.


El edificio tenía algunas mesas para comer afuera. ChangMin se sentó en una de ellas, seguido por JaeJoong. Enseguida el mesero le entregó a ambos los menús.

— ¿Qué quieres ordenar? — preguntó.

—No entiendo mucho, todo está en ¿italiano?
—Entonces escoge el nombre que te guste más ¿u ordeno por ti?

—Por favor. — susurró JaeJoong algo apenado, dejando su menú de lado. ChangMin le dijo dos nombres raros al mesero, con una reverencia el señor se retiró.

En los segundos siguientes hubo uno de esos incómodos silencios. JaeJoong comenzó a hacer ruido con los dedos en la mesa justo al mismo tiempo en que ChangMin lo hacía.

Ambos se detuvieron inmediatamente, bajando sus manos.
JaeJoong suspiró.

Tres minutos más y se sentían aún más incómodos.
—Y… ¿al menos el corte me queda bien? — preguntó finalmente el mayor. Habia recargado su barbilla en la palma de su mano, totalmente aburrido.

—Decente. Tu rostro se ve diferente. No te preocupes, podrás pasar como una persona normal en la cena.

—Ah gracias. — respondió sarcástico.
—De nada.
—…

—Esto…


— ¿Sí?

—Esto es extraño… Estoy invitando a comer al ladrón de mi herencia, ya sabes.

—No me lo robé. Jamás le he robado nada a nadie, ChangMin-ssi.

—Es verdad, no pareces un sujeto peligroso. — comentó pensativamente el menor. —Pero las apariencias engañan— puntualizó mirándole sospechosamente.

—Pues en tú caso, no. Eres exactamente lo que pareces ser… — se apresuró a decir sin pensar.

Sus palabras hicieron reír a ChangMin. — ¿En serio? ¿Y que se supone que soy, entonces?

—Am… ¿un pequeño mimado? Uno de esos niños ricos que lo tienen todo. ¿Quizas? Es decir. ¿Quién a tu edad tiene diez millones de dólares?

ChangMin sólo elevó los hombros, siguiendo el juego —: Por supuesto. — murmuró. — Sólo se te escapan ciertos detalles, como que nunca conocí a mis padres y am… por cierto, son sesenta millones, no diez. ¡Pero es divertido eso de “pequeño mimado”! Nunca creí que… no supieras quien…. Debo reírme.


Soltó una pequeña carcajada, mientras el mesero le servía una copa de vino.

JaeJoong abrió los ojos sorprendido. — ¿Tienes más dinero?

—Sí. Pero ni siquiera pienses en robármelo. Es imposible, están en un banco del extranjero justo ahora. Un pobre ladrón de baja categoría como tú no podría efectuar un robo maestro como ese.

—No lo robé ¿es tan difícil de entenderlo? — JaeJoong alzó la voz, exasperado por las veces en que ChangMin le llamaba ladrón. — Fue tan sólo mala suerte. Justo tenías que tener un bolso igual al mío, teníamos que intercambiarlo accidentalmente y tenían que robármelo precisamente.

—Cierto o no. Eso no me importa. Escucha, Blancanieves. —ChangMin le señaló con el dedo, de forma amenazante. — Es muy difícil que recupere ese dinero sin el cheque. Y no pienso darle el gusto a mi hermana de que ella pueda cobrarlo, porque estoy seguro de que esa víbora moverá a todos sus contactos para obtenerlo. Asi que no pienses que te libraras de esto fácilmente. Necesito que recuperes ese cheque como puedas.

—Pero…

—Y no pienso dejar que te escapes corriendo o algo así. Te mantendré vigilado, asi tenga que esposarte a mí.


— ¿Entonces como piensas hacer que voy a encontrar ese cheque si vas a tenerme esposado?

—No es en sentido literal. — ChangMin rio. — Mañana regresaremos a ese lugar donde “te asaltaron” y buscaremos al sujeto que se llevó el bolso.


Los dos chicos se observaron con los ojos encendidos, como si de una batalla se tratara.

—Esto es estúpido.

—No me importa, quiero mis diez millones este año.

— ¿Qué? — JaeJoong abrió los ojos aún más. Enojado. — ¿Eres un enfermo del dinero? ¿Ah?

—Es para largarme a otra parte. — El menor de repente dejo de mirarlo con desdén. — Es... importante...para mí.

JaeJoong no pudo decir nada a eso, las dos lasañas estaban ya servidas en la mesa y ChangMin ya habia comenzado a comer. Pero lo que realmente lo dejó sin palabras fue el intenso sonrojo en las mejillas del menor.

Se removió incomodo en su asiento, no sabiendo si era correcto empezar a comer algo que no habia comprado por él mismo.

ChangMin sin dejar de mirar su plato le dijo atropelladamente. — Come o se enfriará.

Tímidamente, tomó el tenedor y el cuchillo. Imitando los movimientos de ChangMin, cortó un trozo de la lasaña con verduras. Justo antes de comerlo se escucharon algunas exclamaciones de sorpresa.

El sonido de una motocicleta deteniéndose lentamente  no le llamó la atención.
Sin embargo, la voz de su hyung le cortó la respiración. Un escalofrío recorrió su espalda.
Justo ahora sus problemas habían aumentado.


—JaeJoong. ¿Qué estás haciendo?


2 comentarios:

Yari Akumi dijo...

Nueva lectora!!!
Oh... ahora empiezan los conglictos!!!
Ya me enganche, muy buena historia :3

Laura Campos García dijo...

Pobre Jae no sale de una para entrar en otra, ahora creera que HJ es complice de Jae por haberle mentido.

Mejor que le ayude a buscar al ladrón. Me preocupa que HJ ande armado...

Gracias!!!