lunes, 8 de abril de 2013

The Cutest 8


Capitulo 8






—Por favor, Jaejoong.


—Compre otro, señor Hola Jaejoong, mira compré una cámara. — No quería compartir.
 ¿Qué culpa tenía él que la bola de nieve cayera del cono de Changmin? 

Jae lamió todo el contorno del helado en sus manos. Changmin lo miro con la boca abierta.



Quizás pensando en qué ya no lo querría de esa forma, sonrió de forma traviesa antes darle una gran mordida. Mala idea. Changmin lo tomó de las muñecas y lo besó, probando la vainilla de su boca. Sorprendido por eso dejó caer el cono hasta el suelo. Con los dos brazos casi alrededor de la cadera del más bajo, Changmin le robó toda la nieve que pudiese con su lengua. Antes de que pudiese corresponder el beso, lo empujó levemente a un lado como si el beso solo hubiese sido un medio para conseguirla.


—Eres un...— murmuraba con cierto nerviosismo.


—No me digas que vas a comprar otro sólo para que lo haga otra vez. —Changmin lamió algunos restos de la comisura de sus labios. —Deberías.


Jae hizo una línea recta de su boca. No sabía sí llevarse de esa forma le gustaba o no.  Ayer se habían peleado porqué Changmin habia comprado una Nikon profesional solo porque la memoria de su celular se habia agotado por tomar tantas fotos. Jaejoong le habia dicho que no podía comprar algo así de caro por la nada, qué no era tan fácil, y qué  estaba adoptando un comportamiento derrochador.


Pelearon verbalmente, seguido de los golpes. Hasta que estuvieron demasiado cerca mientras forcejeaban y tuvieron que continuar la lucha a besos. Jaejoong se sonrojó al recordarlo. Parecían dos idiotas.


La cámara colgaba del cuello de Changmin. Continuamente Jaejoong tenía que soportar los flashes sorpresa en su rostro, se avergonzaba cuando la gente les miraba extrañada por dos chicos peleándose en coreano en medio de la Ile d Cité.


No quería recordar el pequeño espectáculo que montaron en Notre Dame, aunque debía admitir que habia sido divertido. En realidad nunca se habia reído tanto en su vida.  Changmin peleándose con el francés con sancos de capucha roja porque le habia quitado su gorra como parte del show. Jaejoong defendiendo al chico y luego un Changmin celoso murmurando cosas como  ¿Te gustó, verdad? Respondeme, Jaejoong, deja de reírte y responde.

Quería quedarse ahí para siempre al lado de Changmin.  Paseando por todos lados todos los días. Pero no, imposible. Mañana tendrían que regresar a Corea. Y la verdad no sabía que podría pasar después porque obviamente sería más difícil encontrarse con Changmin sin levantar más sospechas, rumores, escándalos. De solo pensarlo le dolía la cabeza.

Justo ahora preferiría disfrutar de la vista del amanecer que le  brindaba aquel puente donde ambos estaban. El pelinegro subió a la baranda de cemento sentándose y punto de ponerse de pie sobre ella. El sol parecía esconderse entre los edificios uniformes de hermosa arquitectura. Los extrañaría incluso si solo hubiese estado ahí durante una semana.


—¡Hey, baja de ahí! — Changmin qué en realidad si se habia quedado con ganas de comer helado habia regresado al local a comprar uno, le gritó algo alarmado. Era una estructura vieja además de que la pequeña barda no estaba hecha para soportar el peso de una persona.


El grito asustó al distraído de Jaejoong  ensimismado  al ver salir el sol. Su talón resbaló del cemento frío, se golpeó el codo y solo pudo aferrarse de una pequeña alineación que sobresalía del puente con las dos manos.


—No-no te sueltes.


—¿Crees que quiero hacerlo? ¡ayúdame! — Solo estaban ellos dos en el puente. La nieve derretida hacia la superficie más resbalosa.—¡C-Changmin!


El más alto se apoyó en la baranda hasta casi el vientre: — Dame la mano. No, no, mejor no. Puedo alcanzarte — Changmin lo tomó de los antebrazos. —Cuando te suba tienes que apoyar tus pies en esa figura ¿vale?


—Ok. —respiró tratado de tranquilizarse porque acababa de ver hacia el rio y se le habia echo terriblemente profundo, ahora no era solo la altura de casi ocho metros lo que le asustaba, no sabía nadar.


Changmin tiró de él hasta que sus pies tuvieron que apoyarse en un hueco que tenia la  parte de abajo. Las manos comenzaron a temblarle cuando los codos de Jaejoong se raspaban cada vez que lo jalaba.


Contó hasta tres en su mente preparándose para hacer uso de toda su fuerza hasta que finalmente pudo ponerlo a salvo  aunque ambos hayan caído hasta el duro concreto del puente. El mayor se lanzó a sus brazos como un gato asustado, abrazándolo del cuello fuertemente.


—Gracias, gracias, gracias. — murmuraba.


—Oh, ya cállate. Esta temblando de miedo. — Y no era el único, Changmin aún podía sentir  los nervios en la nuca  hasta llegar a su sien en pequeños piquetes.  —Si vuelves a hacer eso yo mismo te lanzo al rio, torpe.


—Vi pasar toda mi vida frente a mis ojos. — Pronunció más calmado después de  un suspiro

Changmin recargó el mentón en el hombro, cerrando los ojos sintiendo la suavidad de la sudadera negra y el cuerpo entre sus brazos.


 ¿Cuál es tu vida?, pensó. Recordó la conversación por teléfono  de Jaejoong  hace unos días qué habia escuchado accidentalmente. Quería saber quién era Junsu y porque Jaejoong le habia dicho que tuviese cuidado. Pero simplemente no encontraba  el momento para preguntárselo. 

Estaba un poco inconforme. Jaejoong podría saber incluso como se llamaba su primera mascota con tan solo revisar su perfil en alguna pagina web mientras que él tendría que esperar a que Jaejoong le contara más cosas sobre él.

Finalmente cruzaron el puente para caminar por la rotonda hasta la plaza de greve


—Nombre. — le dijo Changmin mientras presionaba los botones de la cámara, haciendo como si revisara las fotos.


—Changmin, no me golpee la cabeza.


—Nombre. — repitió.


—Kim Jaejoong.

—Edad.


—¿Qué es esto? Ah, está bien. — cruzó los brazos con media sonrisa. — Creo que veinte.


—Ocupación, color favorito, comida favorita, pasatiempo. —murmuró atropelladamente.


—Ayudante de cocina y mesero, negro, kimchi, ver variety shows— estaba a punto de echarse a reír al recordar aquella vez  en el estacionamiento de esa universidad como  Changmin ni siquiera habia querido saber su nombre  y justo ahora...Era como un cuestionario.


—Deporte, libro favorito


—Ninguno, ¿la sección de empleo en el periódico cuenta?


—Cuenta.—Changmin  finalmente mostró una sonrisa.— Lugar favorito, artista favorito.


—Paris, Choikang Changmin.


El más alto soltó una carcajada. —¡Hey! Parece que te estas burlando de mí. — acortó aún más la  distancia entre sus cuerpos.


—¿Ya terminamos? Tengo hambre y quiero ir a ese carrusel cerca de Notre Dame de nuevo antes de irnos.

Changmin besó sus labios. —No. Quiero hacer otra cosa.


:-:


Guardó su sombrilla bajo el brazo. Colgó su mochila al hombro antes de caminar hacia aquel pelirrojo de camisa negra recargado en la moto.


Desde hace cuatro días estaba frente al departamento, a veces con los brazos cruzados en las escaleras alrededor de dos horas desde las cinco de la tarde. Justo cuando Junsu iba apenas llegando del trabajo. Estaba seguro de que era el sujeto que habia llamado aquel domingo, el novio de Jaejoong.


Quién habia contactado con él apenas unos días. Principalmente el pelinegro se habia disculpado por irse sin avisarle y preocuparle. Junsu no podría enojarse con él incluso si la hubiese pasado mal por no saber que habia sucedido, al final  él estaba quedándose en casa de un viejo amigo. Nada grave.

Junsu le contó acerca de esa llamada y  de verdad aquello habia asustado al mayor. Le habia dicho que tuviera mucho cuidado y que lo evitara a toda costa.

Pues bien, Junsu no evitaba los problemas, absolutamente no soportaría que alguien estuviese acechando su casa


—Tú. ¿Qué vienes a hacer todos los días aquí? — le preguntó.


—No te importa. — aquel joven era realmente  apuesto. Unas cejas arqueadas que le daban un aspecto frío, labios delgados y piel blanca. Con unos ojos rasgados (y casi feroces) de color claro. Tan alto como una torre.


—Si pregunto es porque me importa. hablando un tono más bajo, todo aquello intimidaba un poco al peliazul.



  Pues aquí vive alguien  a quien espero, es todo. — respondió de forma seca. Cerró los ojos dándole una calada a su cigarro. Era el típico chico malo de Seoul. Por un momento Junsu se quedó pasmado por el timbre profundo y varonil de su voz.  Si no fuera por ese acento jocoso podría hacerse pasar por un modelo, un idol.


—¿Jaejoong? Lo siento, no vive  conmigo. Me equivoqué esa vez-


—Mientes. — Eunjae soltó el humo de forma elegante.  — Yo mismo investigué la dirección de su trabajo. Tengo amigos en ese hotel que lo conocían y sabían que es mío.


Estaba hablando de su hyung como si fuera una cosa, todo el encanto que tuviese en su apariencia era malogrado por ese comportamiento insoportable. ¿Cómo alguien tan bueno como Jaejoong estaba con él?

—Jaejoong no quiere verte, Eunjae-ssi. No lo busques aquí.


Una sonrisa sarcástica cruzo por su perfecto rostro: — De acuerdo. No lo buscaré más  por aquí. — Subió un pie a su motocicleta para montarla,luego se marchó a toda velocidad por la carretera.






:-:


—¿Cuál es tu canción favorita entonces? — Estaban recostados en la alfombra de la habitación mientras ambos compartían los audífonos del celular de Changmin.


—Hmm… honey funny bunny.

—Ah. — Changmin volteó el rostro para verle.  Era la  qué menos habia imaginado para que le gustara.


—Me gusta la voz de Yunho.


—¿Y la mía? — Jaejoong mordió sus labios, sin responder, tentándolo. Changmin se subió arriba de él. —Responde, tú, tonto.


—Vale, no te acerques tanto. — Sin embargo apoyo sus manos en aquel pecho. — Shim Changmin, Love in the ice.


—Respuesta correcta. — habló seriamente para después darle un poke  en la frente. —  Estoy influyendo en tu cerebro.


—Eso es enfermizo. — Changmin se acercó para besarlo pero Jaejoong volteó el rostro. — No quiero.


—¿Porqué? — apoyó sus labios sobre la mejilla del pelinegro.


—No puedes besarme siempre que te dé la gana, muy mal, Changmin. Tienes que ganártelo.


—Te daré la almohada más cómoda para dormir.


—Vale. — Posó una mano sobre el mentón de Changmin para juntar sus labios.


:-:

—Hasta los últimos asientos. — le susurró al oído un Changmin con una gorra marrón y lentes oscuros. — Esta vez habrá coreanos en el vuelo, quiero privacidad.


Jaejoong obedeció inmediatamente, no quería causarle los mismos problemas anteriores a Changmin. Se sentaron  en la última esquina, donde nadie pudiese verlos a menos que  se acercaran directamente  hasta el asiento.


El moreno rodeó sus hombros con un brazo. — Vamos a tener problemas al salir. Hablé con manager hyung…algunas fans se enteraron que estaba en Paris, por suerte no contigo, me dijo que saliéramos por puertas separadas.

—De acuerdo.


—No, yo.. — Changmin terminó la oración entre dientes. — Quiero salir contigo por la misma puerta.


—¿Qué? ¿Por qué? Changmin, no es buena idea.


—¿Cómo puedo regresar por ti después? Voy a llevarte a mi casa. —Estaban hablando en susurros, con los rostros juntos.


—Puedo darte un teléfono, no te preocupes.


—¿Cómo regresarás?


—Estaré bien. Hablaré con alguien para que me recoja. — Changmin frunció el ceño ante eso. ¿Por qué cuando Jaejoong se refería a otras personas nunca mencionaba nombres? sólo Changmin era el que decía “Kyuhyun esto, después Hyunjae me dijo…”  cuando platicaban.

—¿Quién? ¿Junsu? ¿Eunjae?


—Junsu. — contestó fríamente (adoptando casi la misma actitud que Eunjae cuando no quería hablar de más, cortante) y es que tan solo escuchar ese  nombre en la voz de Changmin, le ponía incomodo. Simplemente quería olvidar que ese hombre existía, borrarlo de sus recuerdos.


—Está bien, Jae. Tú ganas. Pero no vuelves a desaparecer porque después comienzas a pensar cosas que,no deberías.—habló refiriéndose a la ultima vez.

:-:


—¿Cuándo va a regresar?


—Escuché al jefe hablando con él. El próximo sábado. — Respondió el pequeño muchacho con un traje de mesero igual al de Jaejoong, de quien estaban hablando precisamente.


Eunjae removió sus cabellos oscuros. — Ve a trabajar, Naemun-ah. Gracias. — le dio una sonrisa sincera a su  primo menor.

—Espero que las cosas entre ustedes se arreglen. — Se alejó haciendo un ademán de adiós con su mano. —Nos vemos, regresa pronto, hyung.


Eunjae jugaba con su encendedor metálico prendiéndolo y apagándolo.  Una sonrisa completamente diferente  se dibujó en sus labios.


Él sabía perfectamente  que Jaejoong nunca lo habia querido pero que necesitaba dinero y haría lo que fuera por sobrevivir en un barrio tan peligroso como ese, el pelirrojo usó eso a su favor. Y Eunjae lo aceptaba porque la primera vez que habia visto a Jaejoong supo que terminaría siendo solo suyo.


Él fue quien hizo que no pudiese conseguir trabajo o que lo despidieran. Absolutamente todo planeado para dificultar su vida y así  poder tenerlo finalmente en sus brazos. Ahora lo traería de vuelta pero primero tendría que alejarlo de Choikang Changmin.


¿Jaejoong realmente creía que lo dejaría ir así sin más?  



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Cuando no estaba  viendo el  chef principal, Jaejoong tuvo que sacar el celular que Changmin le habia comprado, y obligado a usar, del bolsillo de su delantal de mesero. Disimuladamente caminó fuera de la cocina hasta los baños donde al fin pudo contestar  al tercer timbre.



Tercer timbre porque Changmin no dejaba de llamarle.

— Hey.

— Changmin…. ¿Qué sucede?—  Pensaba que era algo urgente a razón de la insistencia del menor en marcar. — ¿Por qué llamas tanto?

Y también Jaejoong estaba un tanto temeroso.  Junsu le habia dicho apenas ayer que habia visto a Eunjae por los alrededor del sector donde se encontraba el hotel. El tan tolo pensar si  Changmin se llegase a encontrar con Eunjae, lo menos grave fuera una pelea como la anterior.

— Estoy bien.—  Se escuchó la otra voz. — ¿Sabías que tenemos  que pedir permisos para salir cuanto estamos activos? Debemos descansar y eso. Estoy  muy aburrido.

— No, no lo sabía. ¿Debería hacer algo al respecto?

— Deberías…

— Debería….—  Jae sonrío mientras se recargaba en una  de las paredes del mármol — Pero no puedo. Estoy trabajando…

— ¿Para sobrevivir?—  se burló Changmin. — ¡Ja! Yo ya no tengo que hacer eso.

— Pues qué bien. Diviértete un poco con tus millones, yo necesito pagar algunas cosas.—  Jae se imaginó golpeando el hombro de Changmin.  No lo había visto desde hace tres días y después de pasar casi dos semanas día y noche junto al castaño, lo extrañaba.

— No-me-de-jan-sa-lir, a mí, hasta mañana. No quieren que me vuelva a escapar  hasta nuestra presentación —  Resumió. —  Joder ¿vas a venir o no?

— No lo sé.—  No bromeaba.—  Haré el intento—  prometió, puso los ojos en blanco cuando sarcásticamente Changmin emitió un ¡yay!

— Entra con la llave que te dí.—  Ordenó. — Y trae los suministros.—
Jaejoong hizo una lista mental de comida chatarra, películas y gaseosas para llevarle.

— Vale. Tengo que irme. Me están buscando—  Colgó . Junsu justo en ese momento entraba al baño de hombres mientras se acomodaba la corbata. Acababa de cambiarse para comenzar con su turno.

Ya que lo habia tenido que intercambiar con otro chico para poder ir a las prácticas de un grupo de amigos que aspiraban a ser cantantes también,  pues  las audiciones eran en una semana.

Un problema para Jaejoong porque o tenía que esperarlo o tenía que regresar solo al departamento de noche, pero aún así  lo hacía con gusto. Junsu se habia convertido en un buen amigo.

Era demasiado divertido molestarle y jugar con él como si fuera un hermano pequeño y le ayudaría a todo lo que estuviese a su alcance para que pudiese pasar esas audiciones y estuviera más cerca de  cumplir sus sueños.

Aunque tuviera que cocinar más comida y soportar a esos adolescentes  cantando y  bailando por todo su diminuto y limpio departamento.

— ¿Vas a salir ya, hyung?—  Le preguntó con una sonrisa viéndose en el espejo.  Lavó sus manos y peino su cabello un poco ahora castaño. Lucía agitado como si hubiese llegado corriendo.

— Me falta una hora.—   Reacomodó  su delantal para después ayudar a Junsu a amarrar el suyo. — ¿Quieres que te espere?

— Preferiría que te fueras ya, antes de que anocheciera.—  Le sugirió.—  Voy a irme con unos amigos a casa.—

— Oh, no—  dramatizó. — ¡Junsu! ¡No me hagas esto!

— ¡Por favor, hyung! ¡Solo por esta noche!—  suplicó.

— ¿Cuántos?—  preguntó refiriéndose al número de personas que invadirían su hogar esta vez.
— S-seis.—  Se mostró apenado esta vez. — ¿Está bien, cierto?”

— Ah, los jóvenes de hoy….—   Suspiró con resignación.

— ¿Eso es un sí?”

— Está bien, pero no ensucien nada esta vez o los echaré de mi casa.

— No te preocupes, mamá.—   Jaejoong le dio una liguera nalgada antes de salir del baño. — ¡yah, hyung!

— No te metas en terreno peligroso, Junsu.

El castaño con las mejillas arreboladas  se agachó para cambiarse los tenis por los zapatos negros.


El día fue largo. Jaejoong dio un gran suspiro antes de echarse la mochila al hombro.

— Hasta el lunes—  Se despidió del que ahora se habia echo su amigo, el chico del ballet parking qué correspondió con un asentimiento de cabeza y una sonrisa.
Cruzó la calle y  vio que aún no anochecía. El cielo se teñía de tonos naranjas a morados.

Le llevaría acerca de quince minutos en llegar a casa si tomaba un taxi  y casi media hora caminando.  Al consultar su reloj marcando las siete en punto decidió que sería mejor usar el dinero que sería para un taxi y mejor detenerse en alguna tienda a comprar comida extra.

Se decidió por verduras como brocoli, zanahorias y espinacas  más esos empaques de ramen instantáneo,  porque iría a la casa  de Changmin  y no le alcanzaba el tiempo  a cocinarles algo a los amigos de Junsu. Y casi lo olvidaba, los suministros de su…
Su…. Bueno, de Changmin.

Pagó con algo del dinero que tenía Junsu y él para la semana. Recogió las bolsas y salió del local.

Al parecer habia calculado mal el tiempo. Estaba totalmente oscuro entre las calles, excepto por las aceras donde las luces alumbraban ligueramente.

Rápidamente se sintió algo nervioso. No era que tuviera miedo realmente… habia vivido solo con el pelirrojo por muchísimo tiempo y sabía que hacer en caso de que este se pusiera demasiado violento. Sin embargo, aún así haría todo lo posible por  no encontrárselo, bajo ninguna circunstancia estaba dispuesto a regresar a esos métodos que se veía obligado a utilizar para calmarlo.

Caminó un par de cuadras más con las bolsas quizas un poco pesadas ya para sus entumecidos dedos. Las cambió algunas veces entre cada mano cuando se cansaba.
Llegó a su departamento. Saludó al vigilante y subió apresuradamente las escaleras.

Guardó todo en la alacena. Tuvo que tomar una ducha y  se puso  la  sudadera amarilla  qué Changmin le habia comprado en Paris con unos pantalones de mezclilla de Junsu.

Silbando cierta melodía que llevaba en la cabeza desde la mañana  abrió la puerta del departamento para salir con las cosas  que habia comprado para Changmin en un bolso colgando de su hombro.

Al levantar la mirada se encontró con él.  La imponente pero figura delgada de uno ochenta y cinco de Jung Eunjae. Su chaqueta de cuero conservaba el olor a cigarrillo que Jaejoong recordaba muy bien.
Estaba más pálido de lo normal  pero aún conservaba esa sonrisa petulante y ese porte agresivo y elegante a la vez.
Lo tomó de la mano y lo acercó con fuerza a él, sujetándole la nuca con la otra enterró la cabeza de Jaejoong en su pecho.

— Podemos hacerlas cosas fáciles o difíciles. —  Le susurró al oído mientras le empujaba, haciendo que ambos entraran al  interior del departamento

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Changmin tuvo que atender la llamada de Yoochun aunque realmente no quisiera hacerlo porque estaba ocupado en su propio estudio de grabación en casa. Ahora regresaba a sentarse a la silla de cuero con el enorme teclado listo para él

Puesto que no había dormido bien ayer, tenía unas pequeñas ojeras justo más arriba de sus pómulos. Sentía que podría escribir  canciones para un álbum completo justo ahora.  Podría ser a causa de posiblemente dos razones. Uno, estaba aburrido muy aburrido, se había olvidado de pagar el internet y con ello el cable, ya había terminado de armar su nave de star wars a escala y los mangas que habia comprado. Así era, todo lo había terminado en un día y medio.

El otro factor era que no era menos importante, era Jaejoong y la forma en que comenzaban a pasar juntos y a llamarse naturalmente por teléfono, y bueno…esas cosas que eran demasiado, demasiado parecidas  a los sentimientos de los protagonistas de los dramas rosas de Yoochun.

A pesar de todo, Changmin sabía expresarlos bien a travez de la música. Sólo llevaba una canción terminada, pero se esforzaba por que quedara perfecta. Los agudos y los graves, las notas partidarias, cuando debían baja la intensidad del instrumental y pasar a un rock bajo y suave  para dejar que la voz se luciera en la parte más importante de la letra. Algo curioso era que mientras repasaba los ajustes que debería hacerle  los títulos y extractos de las letras de otras llegaban llegaba a su mente, así que tenía que pausar, tomar otras hojas en blanco y anotar las nuevas ideas para otras canciones. En conjunto llevaba más de diez sin terminar y  una en los últimos detalles

Todo exactamente después de llamar a Jaejoong por teléfono diariamente. Qué no se extrañara si lo hacía a menudo, pero no podía explicarle que sus motivos eran estrictamente inspiratorios y no para acosarlo.Pero claro, precisamente era más vergonzoso hacerle saber que solo después de escuchar su voz la inspiración llegaba a él…

Hablando de Jaejoong. Habían quedado de verse a las ocho y claramente su reloj marcaba las ocho diez.
Se levantó, casi tropezaba con la silla giratoria  y se dirigió a la cocina, se estiro un poco pues llevaba casi dos horas sentado sin parar de escribir y teclear en la computadora.

Sintió que su espalda se tronaba cuando se inclinó un poco para ver que habia en el refrigerador.
Un gran empaque de chocolates con bolsa re-sellable, cuatro botellas de soju, un pedazo de pastel de fresas, el kimchi en el contenedor de dudoso estado en descomposición y un litro de crema batida.

No habia estado muy al pendiente de su cocina desde que habían llegado  de Paris, puesto  que apenas se habia dejado caer rendido en la cama de su habitación, su manager  le habia llamada diciéndole  que tenía que regresar a las practicas inmediatamente y  qué tenía que grabar dos programas que llevaban atrasando desde la semana pasada, por supuesto no sin antes de colgar, le regañó duramente hablándole de la responsabilidad en la juventud.

Gracias al cielo  Hyunjae no se habia enterado que no habia ido solo a Paris. Si de por sí era muy difícil controlar los rumores y los escándalos que aún perduraban a causa de aquel video, le daría un ataque de nervios a ese pobre hombre mayor si se enteraba que el artista para quien trabajaba mantenía una relación con alguien de su mismo sexo.

Se escandalizaría,  mucho  peor que aquella vez cuando se encontró a Jae sin pantalones, y probablemente le diría a la empresa,Changmin incluso podría  ser despedido.

Por supuesto, se tomaban el fanservice y todas esas actitudes de skinship como un método para vender, solo marketing, pero sí las cosas se volvían reales ya no era nada gracioso para ellos. Llegarían a tomar medidas drásticas, así de dura era la empresa para la que trabajaba.

Ante este pensamiento Changmin se encogió de hombros. 

El podría hacer su propia empresa ahora, si tan solo tuviera los conocimientos adecuados al tema, podría hacer una mejor.  A decir verdad, la idea no era tan descabellada. El mismo podría ser el CEO de ella y finalmente no tendría porque seguir las reglas que se le eran inculcadas en el mundo del espectáculo como era el no tener pareja, pesar determinados kilogramos si tenías cierta altura como un escrito requisito, tener al menos dos habilidades fuera de la actuación y el canto que atrajeran a más fans.

 Los artistas –si podrían ser llamados así- podrían escoger y participar libremente en la música que interpretarían, lo cual muchas veces era negado excusando que una canción echa por muchas personas analizando el mercado de la música era mejor  que simplemente crearla a partir de los sentimientos.

Llegaría a ser todo más…real.

Pero  esto se quedaría en una simple fantasía por mientras, al menos hasta que Changmin se hiciera mayor y fuera capaz de reunir las capacidades y el valor necesario para pasar de las ideas a la acción.
Terminó el ultimo diminuto chocolate de la bolsa mientras estaba sentado en la mesa de la cocina, recargando su mejilla en su mano con el codo apoyado en la superficie del azulejo, pensando  seriamente  en toda esta especie de epifanía.

Tal vez hasta  habia encontrado lo que realmente quería hacer con su herencia.
Hizo bolita la bolsa de plástico y la lanzó al cesto de basura a unos metros de él.  Se puso de pie para recogerla, pues no habia caído en el centro y ahora estaba en el suelo. Las letras en hangul en negro metálico.

Repentinamente el cuarto de grabación le pareció muy lejano por lo que caminó hasta su habitación y se dejó caer en la cama.

Se deslizó debajo de las sabanas,  alcanzó a poner  su antebrazo sobre la cabeza para tapar sus ojos. Tomaría una siesta. Jaejoong tenía la llave de su casa, seguramente entraría y los despertaría. Dio media vuelta hasta estar de costado, cerrando sus ojos.


En sus sueños había un gran concierto al aire libre, nevaba, el recinto estaba totalmente lleno, las luces de la estructura se movían de un lado a otro alumbrando los rostros de las personas  que frenéticas agitaban los brazos, coreaban  y gritaban el nombre del grupo.

Changmin llevaba el micrófono en la mano. Vestía un elegante  y ajustado traje blanco. Esperaba la señal para que pudiese subir al escenario  para su presentación en solitario.
Cuando cruzó la puerta, había un gran abismo  que separaba la escalinata del escenario, el cual no alcanzó a evitar cayendo hasta la más profunda oscuridad y lo último que vio fue el rostro inexpresivo de Jaejoong que lo observaba de pie en la orilla,


Cuando abrió los ojos ya era de mañana.  Temblaba de frío pues había olvidado sacar las frazadas. Los débiles rayos del sol ni siquiera eran capaces de iluminar la habitación. Revisó su ipod tirado en el suelo a un lado de la cama. Las ocho en punto.




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Hizo lo posible por defenderse. Lanzó  furiosos golpes con las manos echas un puño y dio patadas con todas sus fuerzas. Había gritado maldiciones, qué lo mataría si lo hacía, que esta vez no por favor, había suplicado y llorado de frustración. Hasta que finalmente cansado, sus intentos fueron cada vez más débiles y desistió.

Y llegó a lo que no deseaba, a tener que cerrar los ojos como aquella vez, intentando no sentir nada mientras que hacia lo que quería con él y se lo llevaba.

Debió haber tenido más cuidado, había dejado el departamento abierto.
Jaejoong tenía el labio hinchado, una pequeña cortadura escuece en la comisura. Esta era su antigua cama de grandes soportes con tubos pintados de blanco y ahora estaba atado a ella literalmente, de la muñeca derecha. Las sabanas blancas que recién habia puesto aquella mañana en que fue en busca de Changmin para regresarle su bolso aún estaban ahí, demasiado blancas.
El recuerdo del castaño hizo que su respiración se torne rápida. Tenía que salir de aquí. Nunca antes le había pegado. Algo no iba bien, Eunjae no era el mismo de antes. Lo había sometido violentamente.
Se obligó a tranquilizarse, el nudo que amarraba a su extremidad era una simple cuerda, por lo que comenzó a tratar de deshacerlo para quedar libre.

Con movimientos fuertes y largos, aunque rozaba la piel hasta el punto de  lastimarse, pudo zafarse con éxito. Sobó la piel afectada e intento ponerse de pie pero tuvo que apoyarse después en la superficie de la mesa continua a la cama a causa de un repentino mareo.

Probablemente Eunjae le habia dado algo para que no pudiera defenderse al despertar.
Incluso algo desorientado, logró llegar hasta  la  puerta de la habitación. Reprimió un suspiro de alivio cuando se dio cuenta de que estaba abierta. Al parecer Eunjae o no estaba en casa o estaba dormido.

Gracias a que lleva los pies descalzos logra atravesar silenciosamente el primer pasillo, camina con cuidado de no tocar nada que pudiese hacer ruido.

Decidió no buscar ninguna de sus pertenencias y se dirigió finalmente a la salida antes de que pueda ser descubierto. Pero justo antes de hacerlo alguien le tomó del antebrazo con fuerza.

— Espera un segundo. — Eunjae le mostró una media sonrisa — Tenemos que hablar de algunas cosas importantes.
Lo forzó hasta sentarse en el sillón. Muy cerca de él. Esto se tornaba peligroso. — Regresas conmigo y  Choikang Changmin va a estar bien.

Sin embargo, Jaejoong sabía que aunque Eunjae tenía contactos con personas peligrosas que podrían ayudarle, si Changmin poseía guardaespaldas y protección no creyó que pudiese hacerle algo, no hasta  que el rostro confiado y perfecto de Eunjae le miró  con determinación.

 Eunjae le diría la verdad a Changmin,  lo que había pasado entre ellos, todo lo que Jaejoong había tenido que hacer durante esos años  y luego le haría daño,  con eso estaba amenazándolo. 

1 comentario:

Laura Campos García dijo...

Maldito Eunjae todo lo ruín que ha sido por tener a Jae con él, y ahora amenazarlo con contarle a Min sobre su pasado, eso es lo que mas le duele a Jae que se entere Min de su pasado.

Gracias!!!