Capitulo 7
—Changmin, despierta. Mira esto. ¿A qué altura estamos? — Preguntó con cierta excitación. Jamás siquiera se habría permitido soñar con aquella vista, el avión sobrevolaba por las nubes. Changmin al final se quedó dormido recargado en el hombro de Jaejoong.
—Hmm…
— El castaño levantó la cabeza con renuencia. —Ah….luz. — entrecerró los
ojos calados por los rayos del sol que entraban por la ventana. Y regresó al
cómodo hombro del mayor, disfrutando de su aroma. Seguramente a Changmin no le
sorprendía ya, por la frecuencia con la que viajaba en avión.
Jae
hizo una mueca con la boca, apretando los labios como si fuese un beso. Como le
gustaría fotografiarlo. Al menos en el viaje de regreso, se aseguraría de
estar preparado. El celular de Changmin estaba en la maleta arriba de ellos
como para intentar pedírselo ahora.
Se
recargó, cuando las nubes cubrieron por completo la ventana, impidiendo ver
nada. Sin esperarlo, en quizas un pestañeo, sintió un beso en la mejilla.
—No
hagas esas…muecas. — le dijo Changmin seriamente. — O voy a reaccionar —
amenazó.
En
respuesta, golpeó su hombro suavemente.
—Reaccionar
¿cómo? — le retó.
Changmin
tomó su mentón, y seguramente por decima vez besó sus labios.
—Algo
así. — suspiró aún rozando sus respiraciones. Se enderezó totalmente,
satisfecho por la reacción del pelinegro.
+++
—Realmente
fue un placer conocerte, Changmin…— la voz de Yoochun mantenía un tono
pausado. — ¿Vas a heredarme algo, amigo?
—Estás
exagerando…. Sólo fueron dos llamadas perdidas, una era tuya... y diecisiete
mensajes. — suspiró. El rostro de su manager, furioso, marcando frenéticamente
a su teléfono trastornaba su cabeza. Apostaría a que estuvo cerca de
romper las teclas. Pero se mostró muy comprensivo al final. –después de que
Changmin le implorara por una semana libre-.
—Se
los dije, nunca me equivoco. — agregó antes de colgar. — Ustedes dos…qué
valientes por…
—Si,
como sea. Adiós. — de verdad, no escuchó lo último, lo menos que necesitaba
eran las palabras rosas de Yoochun, de por sí el mismo comenzaba a sentirse un
cursi. Su atención estaba en el chico que llegaba hasta él con la
chaqueta blanca, sosteniendo los cafés con ambas manos.
—No
puedo creer que comas tanta azúcar en un día. ¿Cuatro cucharas a un café?
— comentó cuando le pasaba el suyo. — Ya veo porque sabes así.
Changmin
comenzó a reír por lo que le decía sin intención de coquetear.
—
¿Tengo los labios dulces? — le preguntó y soltó una carcajada.
Jaejoong
aunque avergonzado, lo ignoró bebiendo de su café negro.
El
más alto pasó un brazo por su hombro, insinuando que debía caminar.
—
¿A dónde quieres ir? — Él estaba relajado, y a la vez estaba divirtiéndose
mucho con el chico a su lado.
Estaban
en una de las plazas, rodeadas por diferentes locales y edificios con
arquitectura asombrosa.
—Como
un experimentado turista no tengo idea. —murmuró, más concentrado pensando en
si sería correcto abrazar o no la cintura de Changmin. Era la primera vez
que tenia alguien que gustara de él como Changmin lo hacía.
Eunjae,
era algo completamente diferente. En especial porque ese hombre solo
buscaba tocarlo de una forma sucia, como si fuese un objeto que habría
comprado. Lo peor, para Jaejoong, era que el mismo se habia puesto en venta en
aquel tiempo. Jamás podría contárselo a nadie, y tan solo pensar el que
Changmin o Junsu, personas que ahora realmente apreciaba, lo supieran le dejaba
aterrorizado. Debido a estos pensamientos, rogó con todas sus fuerzas a quien
fuera que tuviera el mando en el mundo, que no volviera a encontrarse con el
pelirrojo en su vida. Su simple recuerdo le humillaba.
Sintió
una liguera presión en sus brazos, que le hizo recordar donde estaba. Changmin
había forzado el agarre para detenerle, pues estaban a punto de cruzar una
avenida.
—Eh,
cuidado. — Changmin malentendió el sobresalto de Jaejoong y dejo de abrazarle
con un solo brazo, creyendo que estaba incomodándolo. Tuvo que conformarse con
tomar su mano. — ¿Estás bien? —preguntó al ver como esos ojos se
mostraban un tanto opacos.
—Sí…solo
un poco cansado. — y no mentía. Debían ser las doce de la noche.
—Hum…
de acuerdo, entonces vamos al hotel.
Changmin
pidió un taxi.
Y
antes de qué pudiera hacerlo, Jaejoong notó sus intenciones.
—Me
abres la puerta, y te golpearé. — se le adelantó y lo hizo por sí mismo.
Changmin río porque fácilmente pudo notar como él otro subía avergonzado con
sus propias maletas.
El
inglés de Changmin no era algo de lo que estuviera orgulloso, pero a pesar de
eso, logró darle las indicaciones correctas al conductor.
Al
llegar, un joven tan alto como el castaño, les dio la bienvenida y llevó el
equipaje hasta el interior del edificio. Era una noche fría, nevaba, y esto
solo hacía que la cuidad tuviese un aspecto sobrenatural.
—
¿De verdad vamos a quedarnos aquí? — le preguntó en voz alta, asombrado. Las
pocas personas que estaban en el living voltearon a verle. Dos asiáticos
especialmente altos llamaban mucho la atención ahí.
—No.
Yo me quedaré aquí. ¿Y tú? — sonriendo con sarcasmo, se adelantó hasta la
recepción.
—Espera,
espera ¿estás bromeando? No llevo más que 5,000 wons.
Mientras
que estaba esperando a que le atendieran, le respondió: —Oh, entonces estas en
problemas.
—No
es gracioso.
—¿Cómo
vas pagar una habitación entonces?
—Changmin.
—advirtió. — Tú me trajiste hasta acá y…
—Ya
sé. — le interrumpió. — creo que puedo ayudarte.
Un
hombre le pasó cierto formulario, que contestó ignorando las replicas de
Jaejoong. Intercambiaron algunas palabras que definitivamente el pelinegro no
comprendió y le dieron una llave con un número después de Changmin pagará con
su tarjeta de crédito.
—We´ll send your embagged
to the room.
—Thank you. — le respondió.
— Jae, my dearest, follow me.
—Oh
que gracioso. — Se estaba burlando, ni siquiera sabía en qué idioma le estaba
hablando y mucho menos que le decía. Sin embargo, fue tras él, decidido a no
quedarse solo.
Entró
al elevador con los brazos cruzados, frunciendo el ceño se recargó hasta la
última pared de este. Al levantar el rostro, se encontró con el más alto
muy cerca. Arrinconándolo, chasqueó la lengua.
—
Recuerdo que dije que reaccionaria si hacías esos gestos.— Tomó su nuca,
y le besó ladeando levemente su rostro. Duró poco, Jaejoong correspondió
como pudo, y Changmin mordió su labio inferior antes de que el elevador se
abriera.
Nadie
entró, por supuesto.
Jae
tragó saliva cuando las puertas volvieron a cerrarse, y en cuestión de segundos
Changmin estaba casi sobre él de nuevo. Sintió las caderas del menor y
las suyas, juntarse tanto que el nerviosismo se apoderó de él. Era
peligroso, podría haber cámaras.
—
Siempre quise hacer algo así.— Aclaró Changmin riendo mientras acariciaba su
mejilla caliente y daba un pequeño beso húmedo en ella.
—
De nada.— Respondió sarcástico.
Changmin
le sonrío. Aun estaba confundido, jamás nadie le habia atraído tanto, al punto
en que debía controlarse. Él, que incluso llegó a pensar que quizas debía
ser asexual aunque amara a Ume. Justo ahora quería hacerle tantas cosas a
Jaejoong pero sabía que era demasiado pronto.
Bueno,
intentaba convencerse de eso. Después de todo, tenía casi diecinueve años.
Hormonas. Deseaba a Jaejoong, y pensamientos que no debían estaba ahí.
Unos
que incluían cierta parte de él en cierto lugar de Jaejoong.
—
Puedes pagarme— Le dijo, aún jugando. — Con tu cuerpo.
Sin
embargo, no sabía que eso tenía otro significado para Jaejoong, quien separó
sus cuerpos como si hubiese recibido una descarga. De hecho se sentía así.
—Hey,
solo bromeo—río.
—Lo
sé…— Asintió. Es solo qué esas mismas palabras eran las que usaba Eunjae cuando
le debía algo. Y él, tan, estúpido, aceptaba. Se sintió sucio, no merecía a
Changmin realmente.
—Hice
esto para tener unas vacaciones, y para estar contigo sin que nos molestaran.
No tienes que preocuparte — dijo antes de besar su frente. — Mañana tenemos
muchos lugares que visitar — Changmin intentaba recuperar el momento.
Jaejoong le sonrió. No podría resistirse a aquella sonrisa inocente ni a esos
por consecuencia asimétricos.
++++
—¿Hyung?
— Junsu abrió la puerta del departamento. El silencio respondió, Jaejoong
no estaba ahí.
Preocupado
fue a ver el pequeño closet que ambos compartían. Bien, no se habia llevado su
ropa. Regresaría.
Dejó
la hoja de papel en la mesa, una donde la tinta de las palabras de una canción
que debía aprenderse para la audición estaba diluida por la lluvia. Lo habia
buscado por todos lados. Decidió que debía tranquilizarse un poco. Seguramente
Jaejoong habia ido a visitar a su familia o quizas estaría con sus
amigos….aunque nunca hubiera hablado de ellos.
Se
dirigió a la cocina, y llenó un vaso con agua para calentar con la sopa
instantánea y tomar eso como cena , cuando hubo terminado fue a darse una ducha
para calentar su cuerpo. Siguió la rutina en solitario hasta que el teléfono
sonó.
Inmediatamente
acudió a contestar la llamada pensando en que sería el mayor.
No
tuvo tiempo de terminar de hablar, la voz profunda de un hombre le interrumpió:
—Escucha. ¿Jaejoong esta ahí?
—¿Quién
eres? — comenzaba a molestarse por la falta de modales.
—Su
novio. ¿Vive ahí, cierto?
—Eh….yo…—
no sabía si debía responder, ¿qué tal si era peligroso? No podía evitar querer
creer que el tipo mentía.
—Tuvimos
una pelea. —habló con voz más suave. —Quiero hablar con él para arreglar
las cosas.
—L-Le
diré que llamaste….¿eh, hola…? —el sujeto habia colgado.
++++
—Entonces…
quieres dormir conmigo ¿o no? — preguntó Jaejoong. Changmin habia pedido una
habitación con dos camas, sin embargo, ahora estaba recostado sobre una,
abrazando por detrás al pelinegro sin dejar que fuera a dormir.
—No
puedo decidir, ¿qué dices?...
—Lo
que sea. — bajo la mirada, avergonzado, el otro chico tenía las manos por
dentro de su pijama.
Changmin
sonrió y los envolvió a ambos con los edredones, arrastrándolo hasta el
interior.
—Recuerdo
que alguien durmió en el sofá para dejarme su cochina cama. — susurró. Sus
rostros estaban muy juntos. Cubiertos hasta la cabeza, se miraban directamente
a los ojos.
—Debió
estar enojado contigo — respondió el otro.
—
¿Y ahora? — bajó la vista hasta esos labios un tanto resecos pero dulces que
besaban tan bien, la lámpara en la mesa de noche les daba una luz acogedora que
se filtraba por la tela blanca.
—Creo
que ya no puede enojarse contigo aunque quiera.
—
¿Eso es bueno?
—Todo
depende. — le atrajo por la cintura. — de muchas cosas. — tocó sus
labios, refiriéndose a ellos. Entonces los besó. — Si llegó a enojarme,
entonces bésame.
—
¿Cómo? Eso es cursi, Changmin. Vamos a dormir.
—Te
prometo que sí lo haces, todo el enojo que sienta desaparecerá. —besó su
cuello, haciendo pequeñas succiones.
—ah…Changmin…—
apretó sus labios. — ¿No vamos a dormir…?
—Lo
que sea.
Subió
sus manos por la espalda desnuda, hasta tocar los omóplatos de
Jaejoong, delineándolos.
Y
después de unos minutos ahora podría jurarlo. No era que hiciese calor en la
habitación, era su propio cuerpo siendo tocado por Changmin. Debajo de
las sabanas se le era difícil respirar, y los largos besos
continuos que se daban no ayudaban a recuperar el oxigeno. Fue cuando
Changmin se quitó la camisa que las sabanas caen al piso junto con un par
de almohadas. Ni siquiera podían moverse entre tantas de ellas y el
grueso edredón. Changmin le toma por la nuca con las dos manos para acercarlo
a él. Jaejoong lleva las manos detrás de la espalda,
sorprendiéndose de la perfecta piel y la curvatura de los dos hombros formando
un hueco.
Los
suaves labios se movieron debajo de la mandíbula y la garganta hasta
estremecer al menor. Acaricia la curvatura de su cuello con el labio
inferior. Sus respiraciones eran tranquilas porque se tocan lentamente,
hasta que Changmin se sienta en las caderas del mayor y este se
sobresalta.
—
¿Quieres…? — Jae junta sus labios para callarle.
Changmin
es importante. Y trató de transmitírselo a travez de esa acción. El otro lo ha
entendido tan pronto se separan porque pudo apreciar en esos ojos un
sentimiento febril, tan o más intenso que el suyo. Entonces
Jaejoong no tiene dudas, lo deseaba y sabía que nunca podría
arrepentirse. Jae se dejó recostar hasta que el edredón roza sus
mejillas. Casi se hundía entre el montón de tela.
—No
es gracioso. — siseó sonrojado. Changmin continuó riéndose bajo mientras tira
de su mano hasta levantarlo y pasar un brazo por su cintura, ciñéndolo a su
cuerpo. Jae respira el perfume qué puede jurar es como calor emanando de ese
pecho.
Llevó
la mano que aún sostenía hasta su pecho desnudo, incitándole a que lo tocara, y
de paso captara los rápidos que eran sus latidos para que dejara de hacer esa
expresión entre confundida y molesta porque la encontraba irresistible. Aunque
no hiciera el menor esfuerzo por resistirse. Enterró su rostro en el hombro
blanco suspiró la curvatura del cuello enviando una sensación extraña y
placentera que (quizas era su intención) llega hasta el vientre de Jaejoong.
—Debo
insistir en preguntar. — le dice al oído. — ¿Quieres llegar hasta el
final? — susurra, apretándolo más entre sus brazos. Jaejoong tiembla, pareciera
que Changmin trataba de hablarle así solo para excitarlo aún más y funcionaba.
Asintió
con la cabeza, no podía hablar, el menor estaba mordiendo su cuello y se las
arreglaba para acariciar la parte más debajo de su espalda con una mano.
La sensación le producía placer hasta la espina dorsal, y a la vez le ponía
ansioso.
—
¿Qué dices? No te escucho. — murmuró sobre la piel de su cuello. Envuelve la
carne en su mano y la aprieta. — Responde, Jae.
Su
entrepierna se endurecía por todo, por la fricción de sus cuerpos
(maldito, Changmin, mil veces maldito), y si él se atrevía a dejar de apretar
los dientes para hablar muchos sonidos que le avergonzarían podrían salir de su
boca.
Los
cuales, Changmin se moría por escuchar. Antes de recostar a Jae, tiró las
colchas al piso, dejando solo las sabanas del colchón y pudo lograr hacer más
presión moviéndose con más facilidad sobre el cuerpo del pelinegro.
Entonces
es el turno de Jaejoong, para maldecirlo aún más por meter la mano en su
pijama, y de paso odiar, amar, la tela delgada que le deja sentir todo el
cuerpo de Changmin.
Quién
no tardó en deslizar el pantalón fuera sus piernas, ocasionando que Jae diera
un respingo al sentir aquellas manos cálidas tocándole hasta llegar a la parte
más caliente de su cuerpo.
Pero
Changmin se detuvo. — ¿Y…? — le dijo. Acercó su rostro hasta la entrepierna y
da un soplido. — ¿Continúo?
—Changmin,
haz lo que quieras— respondió Jaejoong avergonzado, como puede, aunque
sus manos temblaban y su vista comenzaba a nublarse, levantó el rostro de
Changmin estirando algunos de los cabellos cobrizos en la acción.
Changmin
estaba a punto de quejarse cuando Jae, relame sus labios y se acerca a los
suyos.
Un
pequeño flashback del primer beso vino a él y lo enciende. Estrelló sus bocas
de forma tosca, montándose una vez más en sus caderas. Siente exactamente la
misma sensación de estar en otro lugar, donde todo su ser son sus labios y su
oxigeno es aquella boca.
Adentró
su lengua sin pedir permiso. Desesperadamente Jaejoong acarició el pecho de
Changmin deteniéndose al llegar a la espalda baja antes de tocar más.
Changmin
detiene el beso, y le mira directamente a los ojos. Tenía un liguero rastro de
saliva en la comisura de sus labios, el cual lamió. —Está bien. — susurró y
tomó las manos más blancas situándolas en su trasero. — Estamos a
mano.
Y
regresó a sus labios, adentrando su lengua mientras acariciaba la
contraria. Jae intentó detenerle por dos razones, tenía que
respirar, y los sonidos más la sensación húmeda que le daba el menor iban
a hacer que se corriera sin siquiera haber tocado su entrepierna.
—Tú…—
pero Changmin le interrumpe despojándolo de su camisa.
—Quiero
hacértelo. —le susurra, para después morder su mentón con fuerza y
después presionó su hombría porque Jaejoong ha sentido algo realmente duro
contra su cadera.
Suspiró,
todo se sentía tan placentero que tenía que prepararse mentalmente o sí no
moriría cuando Changmin lo penetrara.
—Espera,
espera. — murmuró. — no tenemos…esa cosa.
—
¿Qué cosa? — Jae desvío la mirada, ¿Cómo no puede saberlo? ¿Acaso solo lo
planea así, sin nada?
—L-Lubricante
¿Quieres que muera? — le gruñó. —Hey, Hey… ¿Qué haces? —Changmin levantó sus
piernas, y debería decir que hasta ahora no lo habia visto tan sonrojado.
Changmin
bajó su cabeza hasta llegar a la entrada de Jaejoong, sonidos húmedos. Sin
poder evitarlo aprieta las sabanas en dos puños con toda su fuerza,
removiéndose.
—No,
no, deja que muera… ah ah es…ah — pero Changmin no se levantaba, y al contrarío
lamía como si fuera a comérselo empezando por ahí. — Es extraño.
—
Es agradable…— le escuchó decir antes de simular penetraciones con su lengua.
Jae solo puede ver a travez de sus ojos entrecerrados como su miembro se
estremece con cada lamida hasta que comienza a sentirse cada vez más y más
húmedo.
—B-basta..
— suspiró, sintiéndose como si se fundiera con el calor de la lengua de
Changmin, posteriormente con los tres dedos que ahora están dentro de él.
Sin
saber si Changmin lo tomaría ahora o después, Jae alcanzó una de las almohadas
arriba de su cabeza para abrazarla fuertemente y enterrar su rostro en ella.
Tenía que sostenerse a algo para evitar retorcerse.
Pero
Changmin le quitó la almohada: — Aférrate a mí. — le dijo para
después tomar sin delicadeza ambos muslos del mayor sobre sus hombros.
Sujetó
los antebrazos de Jaejoong, le obligó a que le abrazara por el
cuello, y acortando la distancia le dio un beso hambriento.
—Mírame,
Jaejoong. —susurra, el otro pudo sentir los labios de Changmin sobre su sien y
de alguna forma esto hizo que se relajara. Cuando
Changmin bajó su mano hasta perderla y tomar su miembro, reprimiendo un
gemido, Jaejoong siente que el corazón se le ha ido a la clavícula.
Apretó los hombros de Changmin.
Hubo
una pequeña pausa donde solo hay respiraciones irregulares, jadeos y
miradas que se entienden.
—Ya…
— suspira.
Después
Changmin entra lentamente, el sonido húmedo de las pieles chocando, y las
paredes internas abriéndose más a su paso. Jaejoong sentía
algo muy muy caliente apoderándose de él, los dedos de Changmin aferrándose a
sus caderas para empujar más logrando alcanzar así un vaivén desesperado
ocasionaron que por un momento su vista se nublara. Aquella mirada estaba fija
en él mientras se enterraba y levantó más sus hombros, con ello también las
piernas de Jae, logrando entrar por completo.
Sin
poder evitarlo Jaejoong echó la cabeza hacia atrás, reprimiendo un gemido
al morder sus labios ya rojos y cortados.
Aprovechando
el espacio libre, Changmin mordió su cuello.
—No…duele…,
tonto, ah... — mintió. Llevó sus manos a cubrir su rostro, no quiere ver
esa sonrisa arrogante. Aunque no estaba seguro si el menor puede
sonreír mientras respira de ese modo. —Voy…oh…M-min…
Manchó
el vientre del castaño. Jaejoong aún temblando después del orgasmo
correspondió el beso húmedo y casi doloroso. Apenas recobraba el sentido cuando
Changmin tomó sus muñecas, situándolas en su cuello y sin poder evitarlo
muchos de esos sonidos salieron de su boca porque las embestidas se
vuelven más rápidas ( y salvajes) . Sintió el cálido aliento de Changmin,
los vellos de su nuca se erizaron cuando Changmin gime en su oído en un
tono tan profundo que estaría seguro que solo escucharlo podría hacer que se
corriera de nuevo.
Y
después algo como si fuese magma caliente inundando su interior: —Changmin…
—Bésame otra vez. — le pide.
Estarían
mintiendo si ellos supieran exactamente quien fue él que apago la luz
ámbar de la lámpara, mucho menos cuando fue que dejaron de besarse.
:-:
Jaejoong
despertó sintiendo a alguien muy cerca mirándolo. El menor intentaba
cubrir el acalorado sonrojo de sus mejillas con el libro que sostenía al revés.
Para
no despertar a Jaejoong habia intentado leer un poco, pero fue imposible. La
imagen del otro chico durmiendo le distrajo. Y nunca aceptará, incluso si es la
peor de las torturas, que pasó casi dos horas de su vida observando su
rostro (otras partes de su cuerpo también).
:-:
—Si
nunca te has subido a uno de estos, debiste decírmelo. — le regañó Changmin.
Estaban
en una banca del parque de mars , Jaejoong mantenía la cabeza en el regazo del
menor. Eran alrededor de las doce.
Sacó
la paleta de su boca para poder hablar: — Se me paso decirte que nunca habia
estado en París, lo siento.
—Fue
mi error. —sonrió. Jaejoong se habia mareado después de subir, pero no era
cierto, no era culpa de Changmin. Fue culpa suya por insistir en subirse ahí
aún cuando sabia que jamás habia hecho algo parecido en su vida y que
irremediablemente terminaría con nauseas. — Pero recupérate ya, que tengo
hambre y aún no vamos a Notre Dame.
—
¿Qué es eso? ¿Un restaurante?
—No,
pero te gustará. — se puso de pie sin esperar a que el otro pudiera
reincorporarse. — Vamos, arriba.
Jaejoong,
quien habia caído de rodillas, quiso levantarle el dedo anular cuando
sintió como Changmin ligueramente pateaba su trasero. Pero decidió en que no lo
haría porque no era grosero, y habia una niña rubia mirándolos a unos metros.
Más tarde podría vengarse en privado.
Se
levantó y corrió para poder alcanzarle, el muy bastardo no lo esperó. Pero
cuando estuvo a su costado, Changmin entrelazó sus dedos volteando a otro lado
para que no pudiese ver su rostro.
—Cuando
anochezca volvemos a subir.
:-:
Ahí
estaba, apreciando la vista nocturna de Paris, las luces de la ciudad, tantas
que parecía un océano dorado, y con las mejillas ardiéndole por un
Changmin abrazándole desde atrás mordisqueándole el cuello.
Se
habia quejado antes por eso.
—Aún
tengo hambre. — le habia contestado.
Y
bueno, por ese tono que insinuaba otra cosa, estaba avergonzado.
Por
supuesto que algo habia cambiado entre ellos, debían ser las miles y
miles de esas cosas con alas volando en su estómago cada vez que el más alto lo
tocaba y la confianza que habia para acercarse, quizas demasiado, aunque fuera
solo para decirse una cosa.
2 comentarios:
Me encantttta siguelo
Al fin aceptaron el todo por el todo, que hermosos!
Me preocupa, quién fue quién llamo para ver si ahi vivia Jae, para mi fue Eunjae, ojala no quiera hacerles daño...
Gracias!!
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