If Only
“Para: Kim
Jaejoong / Hyung molesto-insensible.
Creo que esta no
es la mejor forma de comenzar una carta, pero ya no sé de qué forma hacerlo
realmente bien. No sé hacer estas cosas, hyung, y sólo lo hago por un capricho
tuyo. Yo no soy de escribir cartas, de exponer lo que siento e, inclusive, lo
que pienso. Pero no, tú no puedes respetar esa pequeña característica mía,
porque quieres saber más.
¿Qué es
exactamente lo que quieres saber? Me llamo Shim Changmin, tengo 18 años, estoy
preparándome para mi futura carrera y te conozco desde hace más de diez años… Y
todavía no entiendo cómo no comprendes que yo no sé hacer estas cosas. ¿Sabes
que es lo peor? Que mi ‘carta’ anterior la has tirado lejos porque, según tú,
ha sido demasiado corta. ¡Tenía más de 20 líneas! Mi profesora de Lenguaje
siempre me dijo que tenía que ser más expresivo, lo sé, ¡pero no puedo, me
cuesta mucho!
Deberías estar
agradecido de que no te escribí un simple: “Gracias por tu apoyo en estos
años.” Esa era mi idea original. . .
Creo que eso de
arriba me costará un par de comidas extras al día. ¡Hyung, escribí mucho más!
¿Qué te puedo
decir? No soy como tú que se puede explayar como si fuera lo más fácil del
mundo. No es mi culpa que tú seas de los que escribe alrededor de tres hojas
cuando ‘das las gracias’ a alguien.
(Por cierto, aún
guardo tus cartas, todas esas que has hecho desde que nos conocimos. Ya perdí
la cuenta de cuántas son.)
¡Hyyyuuung,
teeeengoooo haaaambreeee! ¿Me darás algo de comer después de esto? Tú más que
nadie conoce mis gustos por la cocina (lo que TÚ cocinas), así que después de
este gran esfuerzo mío por escribirte la carta una segunda vez, espero que me
tengas algo rico preparado.
Estuve a punto
de hacerte una cara feliz, pero no, porque de todas formas me has obligado a
hacer esto. ¿Te das cuenta que doy vuelta en el mismo tema? ¡Créeme cuando te
digo que no sé! Deberías preguntarme cosas que quieres saber, así yo te
respondería en una carta. Todo sería más fácil, pero, te has opuesto a esa
idea. Eres cruel, hyung.
Pero no eres
perfecto, y eso lo sabes más que nadie y yo también lo sé, después de todo te
conozco hace más de diez años y hemos sido amigos desde casi el primer
instante. Si tú no hubieses sido tan extraño, la profesora nos hubiese sentando
juntos desde mucho antes, tal vez desde el momento en que puse un pie en la
sala de clases.
¿Te das cuenta
de lo que haces? He reconocido que soy tu amigo, ¡¿cuándo había pasado eso
antes?! Hyung, me estás pegando tus costumbres, eso no habla bien de ti.
¿Ya está bien si
la carta la dejo hasta aquí? Creo que ya leíste lo que querías leer. O sea,
está de forma indirecta, pero está.
No mires la
carta de ese modo, como si la fueras a arrugar, nuevamente, hyung, ella no
tiene la culpa que su escritor sea un cero a la izquierda para estas cosas.
Sí, hyung, me
debes una grande, una BIEN GRANDE. Y con eso me refiero a unos cuantos de tus
platillos predilectos. Debería ser pecado que cocines tan bien. Sino fueras
hombre te haría mi esposa.
• • •
Exijo que
ignores eso por completo. Ha sido un impulso que jamás debí haber pasado a
papel. ¿Sabes que es lo peor? Que haría una nueva carta, pero he notado de que
ya muy larga como para ponerme a hacer una nueva por un error que puede ser
tachado.
Como sea, creo
que ahora sí ya está todo, todo lo que querías leer. ¿Puedo dejar de escribir
ya, hyung? No sé ni para qué pregunto, si esto ya lo verás finalizado.
Creo que por hoy
terminaré con tu petición. Más te vale no pedir una nueva carta, sino hasta
dentro de 10 años más, con esta tienes suficiente para todo ese tiempo. Sí,
hyung, no te preocupes, puedes mostrarme esto para cobrarme la palabra. Sólo
espero que no se te ocurra leer la carta apenas te la entregue y me obligues a
quedarme a tu lado hasta que termines de leerla.
Espera un
momento, eres tan insensible que lo más seguro sea que ahora que lees esto
estoy sentado a tu lado con algo que he llevado para comer. ¿Una galleta, un
chocolate? Creo que llevaré una galleta. En caso de que eso no sea así, es
porque mi madre fue al minimarcket, trajo cosas para la colación de mis
hermanas y les he robado algo. Porque sí, mi madre no es capaz de traerme algo
sólo a mí. Siempre sus hijas.
¿Sabes que me
dice? “Para eso tienes a Jaejoong, el cocina todo lo que tienes en mente. A
veces abusas de su buen corazón.” Pero eso no es verdad, ¿verdad, hyung? Yo no
abuso de ti, tú todo lo haces a propia voluntad, yo sólo aprovecho que tienes
que preparar tus cosas para la carrera. ¡Bendito el momento que decidiste
estudiar Gastronomía Internacional!
Yah, ahora sí
que no quiero seguir escribiendo (estuve a punto de escribir “estudiando”. ¿Ves
lo que haces? Tomo esto como una tarea).
Jaejoong hyung, cuídate
mucho. Y ya, de nuevo: te quiero, y te doy las gracias por la amistad de todos
estos años. En serio valoro mucho el apoyo que me has dado. No te alejes, ¿sí?
No creo que este pobre estómago mío pueda soportarlo. Ten eso presente. Si un
día me ves tirado en la calle muerto de hambre, es porque te has ido y me has
dejado sin tu deliciosa comida y eso no es justo, ¿verdad? Tendrás que cargar
con la culpa y no creo, sinceramente, que puedas hacerlo. Sé que de sólo
pensarlo has entrado en pánico. ¡No lo niegues que te conozco!
Nuevamente,
cuídate mucho, hyung (:
Con mucho
entusiasmo –mentira- y cariño, se despide tu adorable dongsaeng
Shim Changmin
P.D.: Esto ha
quedado más largo de lo que realmente quería… ¡Es tu culpa, tu culpa!”
Jaejoong al
terminar de leer la carta tuvo que pasar, por obligación, su diestra empuñada
por bajo sus ojos: Changmin le había hecho soltar una lágrima, eso no era
justo.
No era la
personificación de la ternura lo que estaba escrito en el papel que reposaba en
sus manos; tampoco era la carta más elaborada que había leído pero, dejando de
lado todo eso, la había escrito Changmin lo cual era suficiente para que el
mayor se emocionara.
El cabello de
Jaejoong caía por los costados de su rostro, cuales cascadas buscando su punto
final. El hombre movía sus hombros ante los leves espasmos de su leve llanto.
Changmin se las iba a pagar, de eso no cabía duda.
Con esfuerzo,
como si fuera la tarea más difícil que haya tenido que realizar en su vida,
Jaejoong miró a su costado, donde su amigo le miraba sin saber qué hacer
realmente. No lo culpaba, después de todo, ¿cuántas veces se habían visto
llorar mutuamente? ¿Dos, como máximo? Jaejoong no lo recordaba y sabía que no
había necesidad. Su emoción le impedía ver más allá de lo que tenía en sus
manos y de la persona que estaba sentada a su lado.
—Siento que
volví a fallar, hyung, ahora que te veo llorando. —Así como estaba escrito en
la carta, Changmin había llegado comiendo galletas, de esas de chocolate que al
menor tanto le gustaban. El mayor quiso reír, porque recordó lo escrito en el
papel y la razón por la que el menor no estaba comiendo otra cosa.
— ¿Tu mamá se ha
olvidado de ti otra vez? —moduló apenas, carraspeando acto seguido por el tono
ronco que su voz había adoptado. Ya recordaba su gusto nulo por llorar.
—Ew, ni que lo
digas —Changmin estiró sus largas
piernas, arrugó el paquete de galletas vacío, lo guardó en el bolsillo del
polerón que traía y, así mismo, cubrió sus manos con el mismo material. Estaba
comenzando a hacer frío —. Cuando le he preguntado si me ha traído algo, me
dijo que no porque me iba a juntar contigo, ¿te das cuenta de lo injusta que
es?
El menor
realmente a veces era un verdadero niño pequeño, cuando en otras ocasiones éste
no hacía más que recalcarle a Jaejoong lo inmaduro que era. Pero el mayor no lo
culpaba: él mismo se había encargado de que Changmin dejara ese lado preocupado
aparte cada vez que se juntaban. Quería verlo auténtico, sin preocupaciones,
simplemente siendo él. Así de auténtico como estaba en la carta que aún no
superaba. Dudaba que fuera a hacerlo alguna vez.
—Eres un
exagerado, Changmin, eso es lo que pasa. —Jaejoong había vuelto a hablar luego
de minutos que se habían encontrado en silencio, uno para nada incómodo y que
ambos, de cierta forma, necesitaban.
El mayor inhaló y exhaló tantas veces que
daba la impresión que había realizado una especie de ejercicio anaeróbico. A su
lado, Changmin sólo podía pensar que la carta no había quedado muy bien del
todo; tenía una pequeña espina de culpa, pues fuese como fuese, Jaejoong
lloraba por su carta y no porque una pelusa había entrado a su ojo: no había ni
una brisa.
— ¿Te pones de
su parte, entonces? — Trataba por todos los medios hacer como que no había
notado que el más bajo había llorado, pues la muestra de esas pequeñas lágrimas
traviesas que, sabía a ciencia cierta, habían salido sin el permiso de su
dueño, ya no estaban. De cierto modo eso le tranquilizaba, pero no lograba
comprender bien el porqué del suceso.
Jaejoong no
respondió y sólo negó con su cabeza. Changmin miraba al frente, su vista estaba
pegada de forma directa al árbol que, con nulas fuerzas, mantenía sus hojas
firmes: realmente no había viento.
Un nuevo
silencio se prolongó entre ambos. No fue extenso, pero fue suficiente para que
el mayor se decidiera a hacer algo que, sabía, le traería consecuencias que,
tal vez, serían las más crueles posibles al pensarlas. Jaejoong seguía mirando
al más alto y no entendía cómo es que una persona podía llegar a depender tanto
de la otra.
¿Cuántos años se
había tratado de negar el sentimiento hacia su amigo de infancia? ¿Tres,
cuatro, cinco años, tal vez? La naturaleza no era justa y eso Jaejoong lo comprendió
el día en que Changmin le presentó su primera novia. Sus enojos los relacionó
con celos de amigos en ese tiempo. Tarde se daría cuenta que por lo que
Changmin sentía, era todo menos amistad.
En una clase, en
un libro que le correspondía leer, leyó una frase que decía que el amor más
fiel era el de la amistad, y fue en ese momento en que el mayor decidió que a
Changmin no podría jamás, aunque quisiera, darle otra cosa más que amistad.
Era
cruel, pero era lo que le había tocado.
Sin embargo, el menor
le había realizado una carta larga, una en donde demostraba como era. Poco y
nada le importaba que el menor diera vuelta siempre en el mismo tema. Lo
encontraba adorable, lo sentía más cerca. La había hecho y, del momento en que
fue a parar a sus manos, se convirtió en su más preciado tesoro.
La había leído
nada más al serle entregada. Changmin quiso irse, pero no lo dejó. Releyó las
primeras líneas un par de veces, porque con sólo el encabezado, Jaejoong ya
sentía que en su garganta se forma un nudo nada gentil, uno que se desataría en
el preciso momento en que la primera lágrima fuera derramada en ese “Te quiero”
tarjado que no pudo haber sido más perfecto.
Ah… Jaejoong
estaba realmente enamorado.
Y mientras
seguía leyendo, el mayor tenía unas inmensas ganas de tomar a Changmin por las
mejillas y darle no más que un roce en sus labios, pero no podía hacerlo:
estaba prohibido, las cosas terminarían mal y, eso absolutamente, no era la
idea. Mientras las letras pasaban frente a sus ojos y su mente repasaba el cómo
leer (respetando signos), Jaejoong se sentía en su propio paraíso que tenía
nombre y apellido.
Estaba jodido, y
eso lo sabía.
“Si la sociedad
fuera distinta” pensó para sí, habría tomado de la mano a Changmin el año
pasado cuando sin querer estas se habían rosado al caminar. Ambos rieron, pero
no dijeron nada al respecto, después de todo sólo había sido un rose de manos
que no significaba la gran cosa.
Jaejoong sintió
explotar de felicidad.
Y, como si todo
lo anterior fuera poco, los párrafos de despedida que había escrito Changmin no
podían hacer sentir más alocado a su corazón. Además, daba la impresión que, en
vez de mariposas, tenía hipopótamos en su estómago. Los mandaría a exterminar.
Pero sabía que era inútil si la presencia de Changmin estaba cerca.
Internamente, en algunas ocasiones, maldecía haberse hecho tan cercano a
Changmin cuando éste había llegado al colegio. No fue de inmediato, así como el
menor había indicado en la carta: había sucedido dos semanas después de que el
menor llegara y no había logrado establecer conversación más de dos minutos con
algunos de sus compañeros.
“La mente puede
ser tu peor enemigo.” Jaejoong no podía estar más de acuerdo con aquella frase,
después de todo había pasado noches completas en donde había pensado de más
porque su mente, su subconsciente le repetía una y otra vez cómo eran las
cosas.
—Changmin…
Un susurro, y el
nombrado giró su rostro en dirección a su mejor amigo. Porque sí, a pesar de no
haberlo reconocido en la carta, Jaejoong era su mejor. Incluso, a veces pensaba
que ese nombre le quedaba corto: el mayor era mucho, mucho más que eso.
— ¿Hm?
Y no había
obtenido más respuesta que la diestra de Jaejoong en su mejilla izquierda, un
movimiento rápido, lento, torpe, sin indicio por parte del último. Lo siguiente
que había sentido habían sido los labios del mayor sobre los suyos, el
inferior, para ser más exacto. Un contacto inocente, demasiado inocente para lo
que realmente hubiese querido.
Jaejoong un día
lo iba a matar.
No se separaron,
ninguno de los dos tuvo el valor para hacerlo. El mayor no lo hizo por miedo,
el menor porque no quería que acabara.
Sorprendente fue
para ambos el hecho de que las falanges siniestras de Changmin fueran a parar,
con delicadeza, sobre la mejilla de Jaejoong. Con índice, pulgar y corazón,
Changmin acarició la tierna piel que se situaba bajo sus yemas. No había sensación
mejor que aquella.
Había esperado
tanto por un contacto tan simple como aquel, que Jaejoong sentía que podía
caminar, lo atropellaría un auto y no le importaría porque estaba feliz.
Demasiado feliz. Debería ser pecado ser tan dichoso.
Y era ahí en que
el mayor odiaba a su amigo de infancia. ¿Por qué no simplemente lo apartó y le
dio una bofetada o un tierno golpe que conllevara un puño cerrado? En serio,
sería menos doloroso que hacerse falsas esperanzas por un simple toque.
Changmin era tan injusto, que hasta dolía.
Jaejoong
ignoraba por completo el momento en que había decidido bajar sus párpados,
también ignoraba el momento en que sus labios fueron capturados por el más alto
y en el momento en que los propios comenzaron a responder a ese ritmo tan
calmado que se estaba llevando a cabo.
No fue
consciente de lo que sucedía hasta que Changmin se separó, juntó su frente con
la suya y dejó escapar una risa. Una risa que hacía que su corazón se volviera
loco y que provocaba que los hipopótamos en su estómago armaran una fiesta a su
costa, sin su previo permiso.
—Ya me estás
debiendo muchas grandes, hyung. —Jaejoong no entendía y tampoco quería hacerlo.
— ¿Por qué lo
dices?
— ¿Cómo que “por
qué”? ¿En necesario responder a la pregunta? — Se habían separado y, a
diferencia de antes, sus cuerpos se había acercado lo suficiente para estar
sentados al lado del otro con espacio nulo de por medio: el aire tenía
prohibido pasar por aquel lugar.
Jaejoong asintió
con gracia y una ladina sonrisa labial adornaba su rostro. Estaba feliz.
—Primero, me
haces escribir una nueva carta porque según tú la anterior era demasiado corta.
Segundo, me has hecho quedar en ridículo frente a mi hermana… ¿Estás seguro que
la has leído? Estoy seguro de haberlo puesto.
Changmin se
había cruzado de brazos y Jaejoong tuvo que contener las ganas de abrazarse a
él y decir que quería estar entre ellos. Daba la impresión que todos los
prejuicios que antes se había hecho durante años, fueran nulos después del leve
contacto que había experimentado, porque algo como eso no se hace de a uno.
Jaejoong
asintió, dando a entender de que sí había leído la carta.
— ¡Son sólo dos
cosas! ¿Ves que eres un exagerado? –El mayor rodó los ojos acto seguido de dar
un leve golpe en el hombro del menor. Un mero acto reflejo: era una forma de
decir que había que quitarle importancia al asunto.
— ¡Ah! Se me
olvidaba la más importante.
Jaejoong le miró
con curiosidad plasmada en toda su expresión, en la que era obvia la pregunta
“¿Cuál?”. Changmin tuvo que morder sus labios para no reír ante ella.
—Has hecho que te
tenga de los primeros en mi lista de personas importantes, que sienta que se me
viene todo abajo cada vez que tengo que esperar más de dos días sin verte, en los
cuales tengo que estar sin tu preciada comida. Dime, ¿es eso justo? Además de
que me has hecho cuestionarme cosas que jamás en mi vida pensé que haría, pero
eso no es tanto: cuando es mucho, lo dejo de lado.
Jaejoong estaba
entendiendo la mitad de las palabras. Changmin debería dejar de dar tantas
vuelvas, él más que nadie sabía de su poca capacidad para captar indirectas.
El menor suspiró
cuando se dio cuenta de la pequeña pelea interna que estaba llevando el mayor
al no entender lo que decía. En realidad, ni el mismo lo hacía.
—Has hecho que
me gustes, hyung, y eso no es lo justo. Tampoco me ayudas con tus arrebatos
repentinos de muestras de cariño. Me dan ganas de matarte, en serio.
Changmin había
desviado su mirada hacia el suelo, había apoyado sus codos en sus propias
rodillas y ahora era su flequillo el que tapaba su vista. Ya no sentía frío con
lo caliente que sentía sus mejillas. Agradecía ser más moreno que su amigo, de
esa forma muy poco se notaría el tono carmesí de su rostro.
Los nuevos
espasmos de Jaejoong no se hicieron esperar y el menor volvió su mirada a él de
forma inmediata. Parece, que había dicho algo incorrecto.
No podía estar
más equivocado.
El mayor tuvo
que llevar sus manos hasta su boca para cubrirla y no dejar salir todas las
sensaciones como si de avalanchas se trataran. Quería gritar y, por mucho que
pareciera que estaba llorando, no era así. Sus espasmos eran producto de la
agitación que le había producido escuchar las palabras del más alto.
No lo creía. Era
un sueño. Se tenía que pellizcar, despertar y que terminara de esa forma bonita
y así cuando estuviera en la realidad el porrazo dolería menos, porque había sido
un desenlace que no estaba en sus planes. Nada de lo que había pasado estaba en
sus planes, ni siquiera la carta tan extensa que el menor le había hecho.
—Hyung, ¿sabes
lo que me ha costado decirte esto? No me ayudas en nada con que llores.
— ¡No estoy
llorando! ¿Cómo podría?
El que ambos
eran un lío por dentro se notaba a simple vista. El color carmesí de las
mejillas de Changmin se había ido y los espasmos del mayor también lo habían
hecho. Ambas cosas se había esfumado como si se tratara de un espectáculo de
magia.
— ¿Y entonces?
¿No dirás nada? —Changmin no se
caracterizaba por tener paciencia, he ahí la razón por la que callaba sus
pensamientos y sentimientos. Era una persona que necesitaba respuestas rápidas.
—Me tienes en un
estado de shock, no sé bien que decirte.
—Todo. Sé que te
has callado algo, que hay cosas que quieres decir. Anda, vamos, sólo hazlo.
El sueño estaba
siendo demasiado perfecto para ser verdad.
Los labios de
Jaejoong estaban entreabiertos, pasó su lengua por ellos para remojarlos,
porque los sentía resecos. Sus ojos estaban abiertos sin exageración, sin
embargo no había posibilidad de notar alguna arruga alrededor de ellos. No
había gesto más expresivo que el del mayor en ese momento. Changmin sabía el
estado del más bajo, pero en serio necesitaba una respuesta, lo que fuese.
Changmin suspiró
con pesadez, tratando de dejar su impaciencia de lado y darle al mayor el
espacio necesario para que se pudiera expresar.
Tras asentir
uno, dos, tres veces, dejó salir unas palabras: —Sí, hyung, todo lo que está en
la carta es verdad. Cada palabra y cada cosa que está tarjada, así como todo lo
que he dicho. —Eso era todo lo que el mayor necesitaba.
—No te puedes
hacer ni siquiera una mínima idea de cuánto tiempo he esperado por escucharte
decir esto. Es más, aún estoy convencido de que es un sueño, pero no importa,
continuaré hasta que esto se convierta en pesadilla y me digas que no me
quieres volver a ver. —Changmin pensó que el mayor era un verdadero exagerado,
pero lo quería así.
— ¿Tengo
permitido decir que te quiero? Porque en serio quiero hacerlo, pero no con el
significado de un amigo. Yo sé que sabes a qué me refiero, siempre has
entendido mis palabras por muy enredadas que suenen. —Jaejoong se había
encogido de hombros con levedad y su sonrisa, una que había adoptado al hablar,
no se iba por nada. —Me gustas, Changmin, desde hace mucho tiempo, ¡desde que
me presentaste a tu novia! Tal vez de antes, eso no lo sé con exactitud, pero
me gustas. Yo sé que está mal visto, no te imaginas cuánto he pensado en eso,
cuanto he tratado de alejarme… yo sé que no te lo imaginas.
Si bien su voz
se había vuelto un susurro, no se notaba apagada: se notaba sin problemas que
estaba feliz, que desbordaba felicidad. Y eso para Changmin era suficiente.
En un impulso
que ninguno vio venir, con su diestra buscó la igual en su mayor. Cuando la
encontró, con o sin el consentimiento del más bajo, Changmin entrelazó sus
falanges. Un contacto acogedor, caliente, cómodo, que ambos necesitaban en ese
momento, como acto simbólico de unión, algo que ellos habían creado del momento
en que había cruzado palabras en la sala de clases hace ya más de diez años.
“Como pasa el tiempo” pensaron por separado con nostalgia.
—Te quiero más
que a nada. ¿No te parecía muy raro que dijera que sí a todo? ¿O que jamás te
reclamara las cosas? Porque sentía que
era lo único que te podía dar, que me podrías aceptar: mi amistad y nada más. Y
ahora me dices esto… Estoy hecho un lío, Shim Changmin y es toda tu culpa.
El menor tuvo
que contener una nueva carcajada ante lo último. Una tranquilidad, que antes no
había sentido, se apoderó de él. Suspiró con exageración, haciendo sonar el
aire que salía de su boca y, completamente camuflada, una risa salió.
—Entonces… ¿qué
hacemos?
“La pregunta del
millón” pensó Jaejoong cuando se dio cuenta. El agarre de su mano lo hizo más
fuerte y recargando su cabeza en el hombro del menor se decidió a hablar.
—Yo lo quiero
intentar. Te quiero más que a nada, ya te lo dije. Me quieres, te quiero, ¿qué
más importa? ¿Qué puede salir mal? Para serte sincero, poco y nada me importa
lo que llegue a pensar la gente. Además, no tienen por qué saberlo de
inmediato, ¿verdad?
No se habían
vuelto a mirar a la cara para llegar a ese acuerdo. Changmin había asentido en
silencio. Las palabras estaban de más, los actos previos eran suficientes. Sólo
hacía falta esperar a que las cosas tomaran el curso que tuvieran que tomar.
—Darle tiempo al
tiempo. —Había dicho Changmin.
Las cosas
funcionarían sí o sólo sí ellos realmente se daban la oportunidad. Y se
querían, entonces, ¿cuál era el problema?
*
*
*
10 comentarios:
Un oneshot muy hermoso! Si hay amor hay que intentarlo, dejar que las cosas sucedan. Bien por ellos, que felicidad!
Felicitaciones por este hermoso shot!
Recuerdo que una vez lei una frase que decia "las palabras son como una suave caricia". Creo que eso resume como me senti al leer este fic, quizas le agregaria delicada y suave caricia.
Wow, hermoso... me faltan palabras, un excelente trabajo. El amor entre ellos se dio en silencio y al pactarlo no necesitaron palabras... esto, es demasiado bello.
Infinitas gracias por compartirlo
ASIFBIEWGASWAG aún no lo leo, he tanteado apenas el inicio y sé que voy a amarlo solo lo sé, pero este es el tipo de historia que deseo saborear bien así que me guardaré para mañana en la que no me sienta irresponsable e iré a dormirme, y me levantaré y lo leeré con una taza de manzanilla al lado para que fluya en mi cuerpo y tenga una mañana bonita.
Espera mis muchos mis muchos muchos corazones para dentro de seis a siete horitas ♥
un amor que lucha a pesar de las dificultades, amo ese tipo de relaciones y asi de la nada te deja grandes lecciones...
Gracias muy bonito 1 shot ♥
Es hermosoo!!
me dieron ganas de llorar!
me ha inspirado!!
lo ame!
Y aquí estoy, en clases de psicología lo estuve leyendo pero me quede en la parte de la acción y el profe casi se da cuenta. De verdad que todos los días de estas dos ultimas
semana reviso tu blog, decidí que para no estrezarme te leería porque no me leo de otro lado, en serio.
Y relacionado al ff me encanto, al principio pensé que seria muy rosa y eso a veces no me gusta. Pero pero pero lo ame, quise que al final se besaran y con mucha mas pasión. Gracias por compartirlo :) <3
Ok no hubo manzanilla pero hubieron tequenos y cocoa..msi yo como tequenos y tomo cocoam.. Soy un humano con defectos dejenme ;__; a ver a ver...me muri paro muriendo ultimamente xD y es culpa de ustedes tuya y de evy porque segun he leido esto es de romi y esta demasiado lindo y la carta changmin y su herman y su madre bulleandolo y me he puesto a pensar que hasta ahora nunca he visto a la hermana de changmin o___+ y jun god soy muy random volviendo a la historia gracias por compartirla me encanto tienen una forma especial de escribir es tAn boniiito y quiero mas, este tipo de historias son con las que empece, el changmin amando la comida de hyung, y la pequena declracion super nona. Adadad <3 me gushto
Y yo solo quiero decir que el minjae es lo mejor que existe ♥ y que llore como jae enserio me.quede sin palabras solo puedo decir que amare este shot toda mi vida fue realmente hermoso ♥ !!!!! Gracias por escribir algo tan profundo !!!!
TE QUIEROOOOOOOOOOOOO
ESTA HERMOSO SI TU ME LO LEES ALGDKSLGDSKGLDSGKÑDSGKSDLÑG <3
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