Diary
Él ha estado evitándome.
Y me disgusta no saber lo que sucede. Mucho menos si se trata de Jaejoong. Él habia estado ausente desde hace cuatro semanas. Ya no me llamaba, y cuando decidí hacerlo yo por primera vez, no contestó a su celular. Por eso casi le obligué a pasar la noche en mi departamento, pero no pude hacer nada para sacarlo de su ensoñación y el amanecer llegó sin algo especial en particular.
Jaejoong me dijo que tenía algo importante que tratar conmigo cuando nos despertamos.
Ni siquiera me dio el beso de buenos días para despertarme. Su expresión más que sería mientras me miraba me intimidó un poco porque siempre esta saltando de un lado a otro en mi cama con toda la alegría del mundo. Así qué de verdad creí que habia hecho algo que le molestará, algo serio, más allá de mis malos hábitos al comer o llegar inevitablemente tarde a cualquier cita que tuviésemos. Porque si fuese algo de eso; él lo hubiese arreglado con un golpe en mi brazo, lo doloroso de este dependería de la gravedad de mi falta. Pero no fue así.
Como tenía trabajo más tarde, él aun estaba en pijama mientras que yo me
preparaba para ir a mis prácticas en el hospital.
Entonces Jaejoong se acercó a mí antes de que tomase mis llaves. No
es usual entre nosotros, pero aun asi me incliné porque ingenuamente creí que quería
darme un cursi beso despedida.
Y me dije ¿por qué no?
Y me dije ¿por qué no?
Pero no era eso.
A decir verdad no se habia acercado tanto como para que un beso fuera insinuado pero yo tenía de verdad muchas ganas de uno antes del largo día que me esperaba.
Como consecuencia, su frente chocó con mi mentón, y dolió como el infierno.
A decir verdad no se habia acercado tanto como para que un beso fuera insinuado pero yo tenía de verdad muchas ganas de uno antes del largo día que me esperaba.
Como consecuencia, su frente chocó con mi mentón, y dolió como el infierno.
Creo que fue algo patético.
Jaejoong mientras sobaba su frente, siseo algo cómo: —No quería besarte, solo iba
a…
A lo que yo balbuceé torpemente un ‘Lo
siento’.
Y dolieron un poquito más que mi
mentón esas palabras. Asentí sin querer
levantar la mirada hacia él porque de verdad me sentía rechazado, y con eso
humillado.
Jaejoong siempre, siempre, desde el
inicio de nuestra relación hace tres años, e incluso sospecho desde que éramos
solo amigos, ha estado dispuesto a besarme con gusto en demasía. Yo siempre era quien le ponía un límite a sus muestras de cariño, cuando creía que
estaban asfixiándome.
Jaejoong tocó mi mejilla y deposito
un beso rápido en ella. “Vas tarde, Min, nos vemos después” Me apresuraba a
irme. “Recuerda que hoy tenemos una cita a las siete. Adiós, adiós.”
Me empujó a la puerta, después la
abrió y me sacó de mi propio
departamento. Antes de que pudiese cerrarla interpuse la punta de mi pie para
detenerla, no me resistí.
Yo quería mi beso de verdad.
Entonces tome ambos lados de su cara y presioné mis
labios con los suyos de forma insistente.
El correspondió, pero no permitió que llegara a ser más profundo.
Me dio una última media sonrisa
antes de cerrarme la puerta, prácticamente en la cara.
“Bien.”Me dije a mí mismo mientras
bajaba por el ascensor hasta el estacionamiento “Debe estar estresado por su
trabajo, por eso se comporta así. Esta
semana debe ser difícil.”
Me sentía mal, a pesar de no
demostrarlo y de reprimirme en decírselo. En la noche Jaejoong no me habia tocado como suele
hacerlo. Solo me abrazó distraídamente, un pequeño beso en los labios y se
durmió de inmediato, sin darme oportunidad a intentar algo. Ni siquiera pude abrazarlo por la espalda
porque se habia cubierto con todas las cobijas, creo que incluso también con el sobrecama.
Caminé soportando el clima frío de
la mañana —No tuve oportunidad de tomar mi chaqueta. Ignoré, como usualmente debo hacerlo, a las estudiantes
del último piso al salir del
edificio que me saludaban con un café en la mano y pastelillos. Pero ya no
podía permitirme ser amable con ellas, no después de la semana de los celos que
tuve que sufrir a causa de Jaejoong.
Tomé el primer taxi, antes de que el
olor a desayuno de huevos fritos y tocino del restaurante que estaba en la
parada de autobuses, me hiciera babear y rogar vilmente. Es que llegaba tarde a mi horario, así que, no
desayuno por ahora.
Recargué mi cabeza en la ventana del auto, con
la mirada fija en la que creía sería la ventana de mi departamento, siete pisos
más arriba. Cómo aún las estrellas se veían un poco y el sol parecía estar
tambien retrasado, pude notar como las luces eran apagadas.
Probablemente Jaejoong habría
regresado a dormir un rato más. Deseé pedirle al taxi que diera reversa, para
regresar, abrir la puerta y meterme a la
cama con él.
--
Ahora aquí sentado, en una de las
bancas de descanso del hospital, no podía evitar pensar en que debí preguntarle
directamente si todo estaba bien. Aunque hubiese dicho que sí, yo pude haber
descubierto algo con tan sólo ver su expresión.
Mi estomago gruñía, porque Jaejoong, sorprendentemente,
no preparó mi desayuno. Y eso es aún más extraño. Jaejoong siempre está más que
encantado en cocinar para mí.
Puse una mano sobre el hueco de mi
vientre, ya casi podía sentir los huesos— Al menos alucinaba que sobresalían si me levantaba la
camisa, de verdad me sentía hambriento.
Trasculqué en mi mochila buscando algo de cambio para la
máquina expendedora, lo único que nosotros, los pobres estudiantes, teníamos
permitido comprar. Pero no tenía ni un cinco.
Jaejoong tampoco había cocinado mi
almuerzo. Él siempre lo hace, y tal vez, sólo tal vez estoy aprovechándome pero nunca
pareció importarle, preparar algo como un obento. A Jaejoong le
encantaba cocinar cosas japonesas para mí. ¿Por qué repentinamente ya no estaba
haciéndolo?
Más de lo que me gustaría aceptar,
duele un poquito. Este último tiempo, me ha dejado de lado. Lo peor es que no
sé porqué. Continué frotando mi estomago sobre la bata blanca, deseando
profundamente porque llegará la noche para ir a comer con mi ahora más inestable e indiferente novio.
Revisé el reloj de mi muñeca.
3:48 pm.
“No seas patético, Changmin. No se
te ocurra si quiera el comenzar a contar los segundos.” Tapé el reloj con la manga. Pero la maldita cuenta regresiva no quería largarse de mi mente.
El doctor que estaba encargado de
guiarme en las practicas habia salido por una emergencia, así que no tenía nada
que hacer durante el día aquí, a menos que alguna enfermera se dignara a notar
que existía y me encomendará alguna tarea. Además la asistencia contaba para mi
calificación, por lo que no podía irme así sin más.
Decidí que debería preguntar si
podía marcharme, o si podría hacer algo por ahí que valiera algo. Justo cuando estaba abriendo la puerta de la
sala de médicos, mi estomago volvió a gruñir.
“Ya ya ya. Estaremos en casa
pronto.” Le dije casi de forma amorosa, sobándolo como si adentro estuviese un
bebé. Una de mis compañeras en el sillón, jugando con su laptop, me miro raro.
Quise pedirle dinero casualmente,
pero no le habia dirigido la palabra
nunca, así que no me pareció muy educado hacerlo, además se habia alejado
algunos metros de mí, supongo que debí haber estado murmurando en voz alta.
…
“El doctor Han dice que probablemente no regresará hasta mañana
debido a que la cirugía se complicó.” La única señorita recepcionista que
parecía algo agradable, estaba ayudándome a contactarlo. “Por lo que puedes
tomar el resto de la tarde.”
“¡Yosh!” Levanté las manos al techo.
“Perfecto, muchas gracias.” Le dedique una enorme sonrisa, aunque ella se
hubiese alejado también asustada por mi repentino grito. . No soy tan extraño
pero no le di mucha importancia, incluso si las bajé de inmediato antes de
parecer aún más raro frente a las demás personas en la sala de espera.
Giré sobre mis talones, hacía mi casillero por mis cosas.
Al salir del hospital, no me molesté en quitarme la bata aún. Tomé de uno de los bolsillos, mi celular mientras iba caminando calle abajo, con los dos tirantes de la mochila en mis hombros. Revisando la pantalla, con ese pequeño estremecimiento en el pecho, al ver que no habia ni un solo mensaje de Jae.
“Debe estar ocupado.” Me encogí de hombros, aunque mantenía el ceño fruncido.
Mi estomago volvió a suplicar por alimentos, lo toqué suavemente, y gemí cuando un delicioso aroma a chapaguetti invadió mi nariz. Mi rostro volteó siguiendo el olor del picante y de los fideos hasta un puesto rodante cruzando la calle, justo por el parque frente al hospital. Se me hizo agua en la boca cuando vi a Taemin comprándolos, después los estiraba con los palillos, el vapor surgía y los engullía deliciosamente. Ni siquiera sé cómo es que en un abrir y cerrar de ojos ya estaba a su lado y le rogaba por un poco haciendo las dos manos juntas un huequito.
“No, hyung.” Masculló el hijo de uno de los doctores “Esto es sólo para los solteros. Es el día negro. Solteros.” Se negó.
“Pero…pero… yo soy…”
“Ni hablar. No eres soltero, no debes.”
“Entonces préstame un par de wons.” Le urgí, observando el puesto a unos metros, mi estomago rugió con deseo.”
Taemin negó con la cabeza. “¿Qué dirá Jaejoong si sabe que prácticamente lo negaste al comprar chapaguetti?” Su voz sonó ofendida.
Oficialmente lo pondría en mi lista de no-simpatizo-contigo.
Maldecí al pequeño bastardo acompañado con un ademan algo agresivo antes de largarme de ahí, muy enojado.
Quería volver a casa, pero Jae y yo teníamos una cita…pero yo quería comer ya.
Mordí mis labios, tanteando mi tarjeta electrónica para el metro con mi mano, justo enfrente de la estación. No me decidía entre irme directo a revisar mi refrigerador o esperar a Jaejoong fuera de su trabajo para llevarlo conmigo.
¿Qué haría un genial y perfecto novio como yo en una situación como esta?
…
Me quité la bata blanca
con el símbolo del hospital de Seúl antes de entrar a la escuela donde Jaejoong
era el psicólogo de los alumnos.
El guardia del edificio era un buen amigo mío y siempre me dejaba entrar a las instalaciones, debido a que charlaba con él mientras esperaba a mi novio y por el tiempo en que habia pasado merodeando el lugar cuando Jaejoong y yo todavía no comenzábamos a salir.
No me digan que no es normal espiar un poquito a la persona que te gusta.
Subí las escaleras hasta el tercer piso, justo a un lado de la enfermería estaba la oficina de Jaejoong. A menudo se veían muchos estudiantes por ese pasillo, queriendo conseguir una cita con el adorable, amable y sexy psicólogo (yo tenía claro que debía ignorar a esos malditos pubertos).
Pero inusualmente el lugar estaba vacío. Toqué varias veces a la puerta pero nadie respondió, por lo que la forcé sin querer. No fue mi intención, nunca forzaría la puerta, ni siquiera cuando él esta bañándose… es malo—…está bien, lo hago todo el tiempo.
La habitación estaba vacía. Incluso
el celular de Jaejoong estaba sobre el escritorio pero su bolso de
Moldir, no.
Tengo muchas ganas de hacérselo en su consultorio, sobre el escritorio y…., pero esa es otra historia, realmente.
Me percaté que el aire acondicionado no habia sido encendido, el perfume de Jaejoong no estaba en el
respaldo acolchonado de su silla cuando me acerqué un poco para olfatear.
“Junsu. ¡Junsu!” Le grité al enfermero que debía estar en la oficina continua, cruzando mis brazos. “JUNSU.”
El pelirrojo abrió la puerta tempestivamente. “Changmin ¿puedes dejar de gritar? ¿Cómo entraste otra vez aquí?”
“¿Dónde está Jaejoong?” Le pregunté imperativo, ignorando sus reclamos agudos.
“Pidió la salida temprano.” Contestó de mal humor ahora. Se quitó las gafas e hizo un puchero. El cual no me pareció nada lindo. Quizas con su novio, el maestro Yoochun funcionaba.
“¿Dónde está entonces?” Le pregunté con el mismo tono, ambos estábamos en medio de la habitación.
“¿No deberías saberlo? ¿Por qué no le llamas?” Movió la cabeza, señalando el celular sobre la superficie de madera. “Ops. Dejó aquí su celular…” Canturreó, burlándose de mí. “¿Por qué lo habrá hecho?, ese celular es como una extremidad de Joongie.”
“Sólo lo olvido. Es un torpe.” Le dije. Tomé el aparato color blanco y sólo al tacto la pantalla se desbloqueó, mostrando muchos mensajes sin leer.
Eran de Seungheon.
Un pequeño mocoso de dieciséis años, mi vecino. Este estúpidamente enamorado de Jaejoong, lo sé. Pero ¿por qué tiene su número telefónico? ¿Se lo pudo haber dado?
Chequeé el contenido, frente a un sonriente Junsu, aguantándose la
risa cuando comencé a quejarme del niño.
“¿Cómo se atreve a
decirle Jaejoongie?” Murmuraba inconscientemente. “¿Qué son esas confianzas?”
Junsu se encogió de hombros, entretenido por mi pequeño e
inusual ataque de celos. “No es divertido.” Le gruñí.
De forma inevitable
solté algunos improperios cuando leí el último mensaje. Justo hace media hora.
«Jaejoongie-ah ¿Está
todo listo? 4 pm.»
Junsu se asomó por sobre mi hombro
poniéndose de puntitas, al leer el
contenido, silbó de asombro.
Le di un codazo para alejarlo de mi espacio personal.
Le di un codazo para alejarlo de mi espacio personal.
Guardé el celular en mi mochila, y maniobré para evitar al escandaloso hyung quien reía con su estúpido eukyangkyang fuertemente.
“Y si a Jaejoong le gustan cada vez
más jóvenes….” Me detuve. Di media
vuelta y le señalé con el dedo índice acusatoriamente.
“Cállate. No digas eso.” Mi voz me avergonzó,
pues habia salido aguda. Esto solo ocasionó otro ataque de risa por parte del
más bajo.
“Seungheon, estudia aquí. Es
realmente apuesto.” Me codeó Junsu.
“Aiiiishhh
“Azoté la puerta al cerrarla tras de mí. Terminando por largarme de ahí
antes de que Yoochun se quedara sin delfín para jugar.
Y decidí por irme a casa, a
descansar un rato y llenar mí estomago.
Tan pronto llegué a mi
departamento, saqué un paquete de chepaguetti,
llené con agua hirviendo hasta la
línea indicada y esperé diez minutos.
El envase humeante estaba frente a mí mientras sentado en la mesa de la cocina, soplaba para enfriarlo un poco.
“’¿Y ahora qué?” Susurré rompiendo
el silencio. ¿Cómo este puede ser incomodo estando yo solo?
Pues es una de mis capacidades
especiales.
Jaejoong ya se habia ido hace mucho
de aquí.
¿Dónde estaba?
No espero monitorearlo cada minuto del día, pero se suponía que tendríamos una cita hoy. Y eso significa que continuamente estaría enviando mensajitos cursis como: “Amor, ya quiero verte.” “Estoy contando los segundos” “Min, ¿Qué quieres que cocine para ti?” y llamadas cariñosas desde el trabajo. (Eso incluso me ha metido en problemas en el hospital. Vergonzosos problemas. Todos saben de lo mío con Jaejoong ahí.)
Vale. Lo admití. Jaejoong me tenía
demasiado mal acostumbrado a su comportamiento de hyung molesto y cursi.
Extrañaba eso, sin embargo.
¿Por qué ya no es así? ¿Por qué ha estado tan ausente y…. frio?
Extraño sus besos.
“¿Y si es cierto? ¿Y si le gustan
más jóvenes y me engaña con Seungheon?”
Susurré, con la mejilla recargada en mi mano.
Imaginé toda clase de escenas en mi cabeza, y eso
solo ayudo para hacerme rabiar y morderme las uñas.
Incluso olvidé que un tazón de chapaguetti me esperaba.
Me puse pie y caminé hacía mi
habitación, hasta la cama, me dejé caer en ella y me cubrí con las sabanas
hasta la cabeza.
Sólo saqué mi mano para alcanzar el
cajón al lado de mi cama, tomar la
pequeña caja. Aquella que contenía un precioso anillo de oro blanco con un rubí
al centro.
Habia estado considerándolo por un buen
tiempo. Estar para siempre con hyung… pero ahora… ¿qué debería hacer?
Repentinamente sólo quería dormir.
No he podido hacerlo bien. Pasé la noche observando la lejana espalda de un
Jaejoong durmiente, casi en el otro extremo de la cama. Preguntándome porque no
me abrazaba y su respiración no estaba en mi cuello.
Cerré mis ojos con pensamientos
tristes y nostálgicos
…
“Hyung ¿esta bien
así?”
“Ngh…. No…no…. Un poco
más arriba, Seungheon.”
“¿Estás seguro?”
“Sé de estas cosas,
haz lo que digo. Mueve más tus dedos.”
“¿¡Hyung, estas
bien?!”
“Ahg… ahgg… si solo
escose un poco. Continúa con lo tuyo, nhggg.”
Me levanté tan rápido al escuchar
esas voces, que caí de la cama dolorosamente hasta el piso, enredándome aún más
con las sabanas. Descalzo y con el
cabello completamente desordenado, corrí a tropezones hasta el origen de ellas.
Era Jaejoong. Estaba seguro.
Escuché otro “quejido extraño”, antes si
quiera de llegar a la cocina, grité cuando
el sonido de los trastes y la voz preocupada de Seungheon llegó a mi oídos, perturbándome.
“¿¡Tú pequeño bastardo, que se
supone que haces en MI casa con MI hombre?!”
Chillé cuando abrí la puerta, asomándome por la barrita donde solíamos
desayunar –y hacer otras cosas, ejem.
El pequeño Seungheon se quedó
quieto, con una langosta viva apresando
dolorosamente su mano.
Jaejoong llevaba el ridículo
delantal de flores rosas y rojas, mientras que sostenía una bolsa de hielo
contra el dorso de su derecha.
“¿Min? ¿Qué haces aquí?” susurró,
abriendo mucho los ojos.
Simplemente olía delicioso y yo de
verdad no estaba entendiendo nada.
Él estar realmente desilusionado. ¿Acaso les
había arruinado la diversión? ¿En mi casa? ¿En serio?
“Hoy no puede ser, Seung-ah”
“Pero…. Llevamos… ¿Qué importa si no
es perfecto? Te has esforzado mucho”
Replicó el menor, soltándose del animal medio vivo y dejándolo en el lavabo.
“De todas formas, debes ir a clases
hoy.”
“Hyung. Yo quería…”
“Olvídalo, Seungheon. Nos vemos después.” Revolvió sus
cabellos, para después quitarse el delantal.
Ni siquiera volteó a mirarme y condujo al niño a la salida.
Escuché un “gracias de todas
formas.”
Y cuando Jaejoong regresó, quitándose el delantal y colgándolo en su
lugar, a pesar de que no habia podido moverme anteriormente, caminé hasta él y
lo tomé por el brazo un tanto brusco, pues había tomado su bolso y estaba a
punto de irse también.
“Bien, hyung. Estoy harto, de verdad.
Mucho.” Mi voz sonó muy seria “¿Realmente que está sucediendo?”
Jaejoong mordió su labio, rehuyendo
mi mirada, moviéndose un poco para liberarse.
“Debería irme.” Dijo quedito.
“Nada de eso. Creo que te hice una
pregunta. Más allá de esto” Señalé el pequeño desorden en mi cocina, después lo
tomé por los hombros, y de ahí, avancé
mis manos hasta sus mejillas, acunándolas con casi ternura, con casi con demasiado cuidado. Trate de convertirme a
un tono suave. “¿Qué está sucediendo contigo?”
“¿A qué te refieres?” Tomó mis
dedos, tratando de deshacer mi agarre.
“¿Ya no me quieres?” Le
pregunté, pausadamente. Más por
precaución. Dolía mucho decir esas palabras. “Porque ya no me besas. Ya no
quieres estar contigo y ya no me llamas. Ya no me buscas para contarme de tu
día.”
“Sólo he estado ocupado, Changmin.”
Dijo entre dientes.
“¿Ocupado en qué? ¿Por qué no fuiste a trabajar? ¿Por qué estas
evitándome? ” Jaejoong se sonrojó. “¿No
vas a responderme?”
El negó con la cabeza.
“Me duele, hyung. No me dices nada y
actúas como si no quieras estar cerca de mí.”
“N-no es eso, Min. Lo juro.”
“¿Entonces?”
“Después vas a saberlo. Ahora no es
el momento.”
“¿El momento de qué?” Solté su
rostro. “¿No es el momento para terminar conmigo? Si es eso, dilo de una vez.”
Algo comenzaba a sentirse vacío,
romperse.
“¿Cómo puedes pensar eso? ¿Ah? Sabes
que te amo.”
“No lo sé, porque
yo…necesito…”Ahora, debía luchar con mis propias palabras. Habia estado
reprimiéndome. Era hora de explotar: “¡Yo necesito que lo demuestres, cada
cosa, por pequeña, pequeña que sea! Ahora
me doy cuenta que no puedo vivir sin ellas: cada llamada, y tonto beso sorpresa y los
te quiero, hyung ¡Me gustan! Los
necesito siempre. Y sé que a veces digo que es fastidioso, aunque en el fondo
me encanta pero tal vez incluso tu estas cansado de eso.”
“Changmin. …“ El rostro de Jae lucía
sorprendido. “¿Porqué…?
“¡Desde casi mes y medio has estado
actuando tan frio!” Exclamé. “¡Dices escusas absurdas para no estar juntos! Y
repentinamente quieres reunirte hoy conmigo. Bien…ahora estamos aquí y quieres
irte. ¿Qué es todo esto? Me siento herido.”
Harto de exponer mis sentimientos,
me sentía realmente patético. Di media vuelta y me alejé, dándole la espalda.
“Realmente te amo.” Era la tercera
vez que se lo decía. “Sabes que puedes decirme si sucede algo.”
“Sucede que lo arruiné. No fui tan
cuidadoso de nuevo. “Al decir eso, escuché sus pasos acercándose. “Dame otra
semana, Min. Un poco más de tiempo para intentarlo de nuevo” Suplicó.
“¿Para qué, hyung?” Pregunté más que
confundido ahora. “¿De qué estás hablando?”
Él se mordió el labio, renuente a
decir algo más, entonces fue su turno de regresar y adentrarse en mi cocina.
Me quedé estático por unos segundos, imaginando que era lo que se supone
significaba su petición. Esa expresión tan apesadumbrada de ojos grandes y boca
lastimándose los labios….decidí que sí. Fuera lo que Jaejoong estuviera cavilando en esa cabecita torpe, debería
aceptarlo, y cómo él ha solicitado, esperaría.
Entré a la cocina la cual estaba
limpia ahora, y Jaejoong lavaba los trastes, qué en realidad no eran muchos.
Me acerqué a él, rodeando su cintura con mis dos brazos desde atrás, apresándolo fuertemente aunque se estremeciera un poco por mi toque.
Enterré mi cara en su cuello,
aspirando su aroma a sol y vainilla. ¡Realmente lo habia extrañado, incluso
eso!
¿Cómo soporte un mes sin abrazarle
debidamente?
Lo hice hasta que terminó y se dio
media vuelta. Jaejoong sonrió cuando lo acerqué más a mí.
“No vuelvas a ser tan indiferente.
Llega a ser aterrador y duele.” Casi
imploré.
Jaejoong asintió solamente.
“¿Quieres quedarte?” Esta vez negó
con la cabeza. “¿No vas a hablar?”
Él hizo un gesto, hizo como si un
candado tuviese en su boca y lo cerró
con la llave imaginaria. Cuando fingió lanzarla, la atrapé, siguiéndole el juego. Quise hacer como
si tocara su boca y quisiera abrirla,
pero Jaejoong mordió mi dedo tímidamente.
No entendí su actitud, pero lo dejé
pasar. No lo detuve cuando se alejó de
mí y fue a la sala para tomar sus cosas, sin embargo, lo seguí.
Justo antes de caminar hacia la
puerta, Jaejoong agarró mi nuca con su
mano derecha, la que estaba un tanto roja por la pequeña quemadura y me besó
rudamente. Moviendo sus labios, aún con más anhelo que yo, acariciaba mi
cabello y se pegaba a mí con
desesperación.
Pero
hizo que lo soltará cuando lo tomé de las caderas.
Alzó sus manos para que las viera, y
mostró siete dedos, dando a entender una semana.
Asentí, aún con la respiración
agitada, deseando con todas mi fuerzas volver a tocar su boca.
…
Cuando Jaejoong salió de excursión
junto a la escuela secundaria donde trabajaba, por cuatro días, estuve muy
ansioso esperando cada llamada. Hyung se habia escapado incontables veces a la recepción
del hotel para poder hablar conmigo.
No fue tanto tiempo, sin embargo,
pero lo habia extrañado mucho.
Esta semana fue peor.
Ni
siquiera hablamos durante siete 0,02
años, 0,23 meses, 1semana, 7 días,
168 horas. ¡100080 segundos! –Sí, a eso llegué, finalmente…
168 horas. ¡100080 segundos! –Sí, a eso llegué, finalmente…
Hubiese preferido comer solo agua de ramen, de verdad.
Y ahora estaba tan cansado, luchando por enfocar la llave
que abría la puerta de mi departamento.
Me habia tomado tiempo extra en el hospital, incluso
ayudando a cuidar bebés en pediatría para
mantener mi mente ocupada y evitar hacerme embrollos en la cabeza por la
incomunicación con mi hyung.
Cuando nos casáramos, definitivamente, adoptaríamos a un
alíen o lo que sea, sólo con que no usara pañales.
Abrí la puerta, justo cuando bostezaba abiertamente. Sin
embargo, todo el sueño se fue cuando vi las velas en la oscuridad de mi sala…. En
el piso. Formaban algo como un camino
hasta la puerta corrediza de cristal que
daba acceso a mi azotea.
¿Qué era todo esto?
Habia dos posibilidades, un ladrón muy romántico habia
decidió robarme, o Jaejoong estaba aquí, preparando algo.
¿Por qué me sentía tan jodidamente
feliz al imaginar la razón?
Corrí la puerta con el corazón como
si golpeara mi quijada.
Él…. Maldita sea, estaba ahí. Luciendo
descaradamente como un angel. Con un pantalón beige y una camisa blanca de cuello punteado, y largas mangas.
Con la expresión más hermosa que jamás
allá podido verle. Sus pómulos sobresalían, reprimiendo una dulce sonrisa de
casi nervios, con sus ojos tan grandes y sus cejas fruncidas graciosamente.
Sus manos se
escondían detrás de su espalda.
Cuando le vi a los ojos,
las mariposas carnívoras parecían querer devorar mi estomago, y mis
pupilas se calentaron, cosquilleando las lagrimas.
Era perfecto verle.
“Yo….”
“¿Podría hablar?” Susurró él, asentí inmediatamente.
“Ahora puedo hacerlo, antes debía
controlarme. La estúpida cajita quemaba mi bolsillo para que te lo dijera. Por eso mi actitud
estúpida. Nunca puedo callarme cuando
quiero guardar un secreto, mucho menos para ti.” Habló tan rápido que no estoy
seguro si esas fueron las palabras exactas.
“Jaejoong, tú… ¿Esto es...? “ Me
interrumpió, hizo un ademan con su mano,
de forma realmente tímida, para que me acercara.
Antes de volver a hablar, extendió
sus manos y dobló sus codos, ese gesto extraño que solía usar para tranquilizarse.
“Esto…. lo compré cuando descubrí que te quería más como un amigo, más que como solo Mi Changmin. Realmente te amo como mi otra mitad.”
Sentí un nudo en la garganta, cuando vi una caja igual a la que yo tenía preparada con el
anillo para proponerle matrimonio.
Él debió malinterpretar mi expresión, pero respiro profundamente, quizás, para darse valor a sí mismo. Nunca, desde conocerlo, lo habia visto tan nervioso.
“Debe ser apresurado…yo. —Quisiera---, es decir…. Toda mi vida…” Tartamudeaba, lamía sus labios e intentaba que sus palabras tuviesen sentido.
“Dilo.” Pedí con un hilo de voz. “Habla más fuerte, Jaejoong.” Me acerqué a él, tomándolo por los hombros.
Jaejoong me sonrió con sus bonitos ojos húmedos y la garganta un tanto seca por el nerviosismo.
Ese chico en verdad creía que yo sería capaz de decirle que no.
Mordí mi labio inferior. El viento removía mi cabello molestándome , cuando vi como sacaba un anillo idéntico al que yo quería darle, cuando mis ojos fueron ocultos por algunos mechones y de un momento a otro las puntas se volvieron húmedas y mojaron mis pómulos y mejillas. Quizas, debería aceptarlo, estaba llorando.
Oculté el rostro con el dorso de mi mano, esperando porque Jaejoong comprendiera mi comportamiento (porque yo no lo hacía en absoluto) y reaccionará a poner aquel anillo de oro blanco en mi dedo anular y mejor se callara cualquier pregunta que me hiciera hablar y avergonzarme entre sollozos.
Pero él sólo no se movía, y lo sostenía inseguro con ambas manos, sorprendido por verme así.
Y yo...yo…de verdad habia creído que quería
terminar conmigo, pero en realidad era esto y no podía estar más agradecido por
cada particula vital que nos rodeaba ahora.
Cómo Jaejoong no reaccionar a continuar, me cansé de esperar y estiré de su camisa, rodeé sus hombros con mi brazo derecho, luego usé mi otra mano para tomar el anillo y encajarlo donde pertenecería para siempre.
Jaejoong correspondió el extraño abrazo, apretando la tela de mi camisa, aferrándose a mí y enterrando su rostro acalorado en mi cuello.
“Entonces vamos a casarnos.” Le dije bajito, por el simple placer de saborear cada letra. Jaejoong asintió en silencio, apretándose más a mí.
De repente hubo algunas explosiones, esas que son seguidas de coloridas luces sobre el cielo oscuro.
Fuegos artificiales.
Supe que eran de Jaejoong para mí, y, diablos, no podía dejar de lagrimear patéticamente.
“Debería besarte ahora pero estoy avergonzado” Escuché que
susurraba. Sonreí apresándolo aún más.
“También yo.” Suspiré, secando mis mejillas con la tela de
su hombro, después me alejé un poco y
levanté su mentón con cuidado.
Toqué sus labios, de forma más lenta. Sentí su sonrisa contra mi boca y cerré los ojos, disfrutando cada vez más el
secretamente anhelado contacto. Ambos estábamos deseosos. Extrañábamos cada
parte de nuestros cuerpos.
Hice una pausa para relamer mis labios y llenarme aún más de la esponjosa textura de la piel roja de su boca. Apreciando la humedad de su lengua, tratando de entrar y encontrarse con la mía, suspiré de pura anticipación.
…
Por suerte mi sala no se incendió al dejar las velas prendidas toda la
noche, entonces tendríamos que haber salido desnudos para evitar ser quemados
vivos.
Sus cabellos castaños cosquilleaban mi pecho, mientras yo acariciaba la pequeña manchita morada que habia dejado en su hombro. En realidad eran muchas. Todas para compensar un mes.
Estábamos desnudos, cubiertos por mi chaqueta en la azotea. Toda la casa
olía a cera derretida. Una
locura.
locura.
Y sólo era el principio.
Mientras Jaejoong, finalmente, (podría volver a llorar por este momento )
preparaba mi desayuno, dejó los boletos
para casarnos en las Vegas sobre la barrita donde yo estaba sentado. El vuelo
salía en unas horas.
“¿Cómo pudiste pagarlos?” Pregunté sin poder ocultar el asombro en mi voz.
Al parecer tenía menos de veinticuatro horas para mi turno de pedirle matrimonio antes de la ceremonia, debía pensar rápido.
“Trabajos extras.” Respondió encogiendo los hombros. “Estaba algo cansado por eso, no dejaría que lo notaras.” Alargó su mano para alcanzar la mía que sostenía los palillos, después sosteniéndola entre las suyas. Dio pequeño beso en el dorso de mi mano. “No es por que quisiera evitarte.”
Sentí un calorcito en mi pecho, más allá del estremecimiento por el toque de sus labios. Mis mejillas se sonrojaron y quise golpearlo y besarlo dando todo de mí. Jaejoong era un torpe, un egoísta, no le interesaba si mi corazón latía tan rápido hasta colapsar y detenerse. Podría morir por su culpa.
¿Cómo podía estar enamorado de alguien así?
4 comentarios:
Hola y sigo llorando. Es que perfecto, Evy, ¿te lo había dicho? Siento que jamás en mi vida voy a dejar de decirlo.
El fanfics acaba de formar una dependencia en mí, de querer leerlo siempre y de imprimirlo y de mucha otras cosas.
Cuando Jaejoong estaba distante y después de todo el miedo que me metiste (SÍ, ESO FUE CRUEL!!), realmente pensé que uno de ambos moría o que uno era infiel o... omg, pensé lo peor.
Me gustó tu Changmin, me gustó tu Jaejoong, me gustó tu Junsu... me gustaron todos, todos y cada uno de ellos. Cada personaje. OMG, cada palabra usada era como estar leyendo a Changmin. Y cuando... cuando le dice que nunca más le deje de mandar las cosas, que no le importa que si es cargante, que lo ama así como es... Yo ahí exploté. Fue mucho para mí. Esto sigue siendo mucho para mí.
Jamás, lee, lee, JAMÁS, me podrás decepcionar de lo que escribes. Si me pudieras ver ahora, Evy, te reirías de mí. ¡Continúo llorando! Y estoy segura seguiré por el resto de mi vida cada que lea este ff. ¡ES QUE ES PERFECTO!. . . Tiene todo, todo, todo, lo que me gusta, te lo juro. Siento que me llenó por completo. No pido más, te lo juro ;A; ♥
Gracias, gracias, mil, veces gracias por este regalito, Evy. mjashfksjghg. No lo supero, es demasiado perfecto.
GRACIAS, y gracias, y y gracias, otra vez. En serio. Esto es mucho para mí ;A;♥.
Te amito, te amito, Eeeevyyy. Hiciste que llorara (aún lloro) como boba, pero no importa, vale la pena y seguiría así. Y a´´un así te quiero skfjgd♥.
¡¡GRACIAS!!
Demasiado Wow, me sentí algo asustada al principio, lo amé totalmente. De principio a fin me encantó... incluso la forma en que le pidió matrimonio y todo lo que hizo para poder casarse. Todo es realmente... Wow, muchísimas gracias por compartir, escribes genial ;____;
Tontos¡¡¡¡ -llora a mares- . Gracias por el fic (si, es impresionantemente largo este comentario)
simplemente hermoso todo lo q escribes es hermoso
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