ChangMin no pudo evitar recorrer con la vista
aquella blanca y sedosa piel expuesta.
Aun con el ligero tono
rosáceo en sus mejillas, olvidó por completo aquello de lo que estaba hablando con su manager.
Esa camisa blanca a
medio desabrochar, no sabía si tenía algo debajo de la tela que llegaba a esos
blancos muslos.... pero el pensamiento de lo que podría parecer esa pequeña
escena a espaldas de su manager, le hizo sentir una especie de calor
angustiante en la nuca.
¿Qué pretende hacer él
ahora, saliendo repentinamente así?
—¿ChangMin? ¿Me estas
escuchando? Necesitamos un plan, al menos una excusa ¡Una declaración!
¡Por dios muchacho, responde!
Él asintió, haciendo un
verdadero esfuerzo porque captará que no llevaba pantalones y que debía
regresar a la habitación. Antes de que Hyunjae se diera la vuelta.
—¡¿Qué se supone que
significa esto?!
Muy tarde.
—¡Hyung! ¡Espera! Él es
el chico del video ¿sí? Y él está aquí porque…
—¡Es tu amante!— Le
interrumpió escandalizado.
—¿Qué? ¡Oww, no! Él...
él… es…
No sabía su nombre,
finalmente se dio cuenta. Ese pequeño pelinegro sin pantalones, qué había
corrido de regreso a su cuarto probablemente a ponerse unos, era un
desconocido aún.
—Hyung, me conoces bien.
¡No soy esa clase de persona, así que cálmate!—ChangMin se revolvió los
ya desordenados cabellos. Sin saber cómo explicar correctamente la situación—. Eh…
él es… mi… ¿amigo?
—Tú no invitas amigos a
casa.
En especial, con el
asunto de los diez millones y la herencia. Por ningún motivo la agencia debía
enterarse de la fortuna que le había dejado su padre adoptivo.
Cada centavo que tenía
ChangMin y cada que ganaba, pertenecía a esa empresa y el porcentaje que le era
dado es de verdad muy poco. Ganaría más si se hacía maestro o repartidor
de pizzas. Había sabido desde un principio que entrar al negocio del
entretenimiento sería realmente difícil, pero no le había quedado otra opción
más que audicionar aquella vez a los once años. Era eso o quedarse en
ese viejo orfanato y a los dieciocho ser abandonado a su suerte. Incluso
gracias a eso, el señor Shim se había compadecido de él y lo había adoptado.
—Hmmm… —El hombre se
veía más calmado, pero aun así mantenía ese tono de incertidumbre y desagrado
en su voz.
—Bueno… algo por el
estilo —Y ChangMin no hacía nada más que soltar incoherencias.
—Explica bien esto —Se
sentó en el sofá individual, llevó una mano a su rostro mostrando que de verdad
se daba por vencido con el joven frente a él.
—El está en la calle, no
tiene una casa —fingió estar apesadumbrado—.
Es por caridad, hyung.—A este parecía no importarle sus palabras o más
bien no creerle en absoluto.
—¿Desde cuándo eres tan
bondadoso, eh? La empresa no puede mantenerlos a ambos.
ChangMin lo tomó como su
única opción—. Creo que tiene potencial para la empresa, creo que puedo
prepararlo para una audición. —Mintió, al mismo tiempo dándose un golpe mental
en la frente.
—ChangMin, esto no es
América, aquí no se descubren talentos así, se crean.
—Hyung, es la verdad… su
voz, eh... él es bueno cantando— Bien, estaba llegando muy lejos con las
mentiras.
—Sí, sí, que venga y lo
demuestre.
—¿Ahora? —ChangMin tragó
saliva—. No, no, debe estar avergonzado por lo que pasó.
—Así es. ¿En primer
lugar, porque estaba… bueno… e-en esas condiciones?
—Las personas tienen
costumbres extrañas, él no tiene una familia. Recuérdalo, hyung.—ChangMin frotó
su brazo izquierdo con la palma de su mano, preocupado porque él muchacho
viniera y lo arruinará aún más de lo que él mismo lo estaba haciendo.
Pero es que no podía
decirle a Hyunjae del cheque en primer lugar, incluso el abogado de
Estados Unidos, le había aconsejado eso sabiendo de su situación. Su manager no
lo guardaría en secreto.
Este suspiró dándose
verdaderamente por vencido: —Haz lo que quieras con él. Sólo debemos resolver
este asunto del video
JaeJoong estaba
escuchando esto desde la puerta entreabierta, preguntándose qué diablos se
supone estaba tramando ChangMin. Porque por lo que había visto, ese
cantante no era un tipo muy racional. ¡Habia estado hablando de él como si
fuese un perro callejero al que recogió!
—Diles lo que acabo de
contarte y lo que te dije por teléfono. Dí que es muy cercano a mí, nos
conocemos mucho y que sólo lo ayudaba en el baño porque estaba mareado, o
enfermo ¡no sé!, dí algo como eso. Qué intentaba ayudarlo y que caímos al piso,
porque en parte esa es la verdad —Incluso el mismo comenzaba a creer que
funcionaria—. Haz quedar mal a Leeyong, después de todo él tiene esa fama de
malintencionado en la prensa. Que se aprovechó algo completamente
inocente.
—¿Eso quieres dar cómo
comunicado?— El rostro del hombre cambio un poco, más esperanzado—. Pero podrán
pedirte declaraciones en la conferencia de prensa de TVXQ.
—Para eso falta casi un
mes.
—Recuerda que la agencia
castiga cualquier escándalo, incluso si es algo inventado por la prensa
amarillista, ChangMin.
—Voy a aceptarlo. ¿Sí?
Solo cuida que YunHo hyung no quede mal, es decir TVXQ— se corrigió.
—Bien, entonces
lleva a ese chico a las audiciones de diciembre. Separaré un
lugar—. Se puso de pie, dispuesto a dejar a un ChangMin tan tenso como
una piedra—. Espero que esto funcione.
—D-des-cansa, hyung.
—Fingió una sonrisa.
—Siempre estás dando
problemas, ChangMin-ah —suspiró con total resignación. Revolvió aún más sus
cabellos para después salir finalmente.
ChangMin se dejó caer en
el sillón, esa extraña sensación de la boca que ocurre después de mentir estaba
comenzando a agotarle.
—Hey, tú. ¿Vas a salir
de ahí o qué?— ChangMin cerró los ojos, ocultando su rostro con uno de
los cojines.
—¿Qué fue todo eso?— Jae
salió con unos pantalones pijamas negros, aún sin creer en todo lo que acababa
de escuchar.
—Eso significa que tenemos
mucho más trabajo por hacer— Dio media vuelta en el sofá quedando boca abajo—. ¿Por
qué saliste tan repentinamente y de esa forma? ¿No tienes educación o más bien,
algo de pudor?
—Eh… yo… lo siento por
eso. Salí de la habitación sin pensar y-
—¿Ibas a decirme algo?
JaeJoong se quedó
con la boca abierta, recordando lo que deseaba decirle acerca de que había
encontrado el cheque… Aunque su voz no salía para contárselo. No aún. Si se lo
daba, ¿lo dejaría en paz, lo echaría de ahí finalmente? JaeJoong de verdad, de
verdad, ahora sí no sabría cómo regresar a pedirle perdón… es decir ahora
ni siquiera tenía cara como para ir con EunJae. No ahora. Esperaría un poquito.
Afuera llovía. Podría sentir la gélida sensación de concreto mojado justo
ahora.
—No, no era nada.
.
*
*
*
*
ChangMin estaba teniendo
un sueño donde la preciosa Ume-chan llegaba con su hijo en brazos a dejarle el
almuerzo al trabajo. Él, con una corbata un tanto ridícula, si me lo preguntan.
Salía del salón de clases de primaria donde les estaba enseñado a los niños a
cantar.
—Cariño, olvidaste tu
comida—Los rizos color caramelo de la chica caían delicadamente sobre sus
hombros.
Su sonrisa amorosa
rayaba en lo cursi, sin embargo, para ChangMin era un buen sueño hasta que un
irritante estruendo de sartenes y platos le despertó. Hizo una mueca,
queriendo continuar durmiendo, pero el olor delicioso de un desayuno real
le hizo abrir los ojos y pararse del sofá en tensión, como si un vampiro
saliendo de su ataúd se tratase. Entró a la cocina, y vio que ese
chico estaba preparando pastel de arroz coreano.
—Eso huele bien —Se paró
detrás de él, pasando su brazo hasta llegar al sartén y tomar un poco con la
mano.
—Oye, ¿no tienes
modales?
—En la mañana, no. —Intento
tomar un poco más pero JaeJoong no lo dejó.
Forcejearon de
forma juguetona, aunque más bien sería competitiva. Se detuvieron
cuando sus rostros quedaron realmente muy juntos. ChangMin carraspeó un poco,
se alejó de regreso a la mesa, tarareando una canción para intentar
parecer despreocupado, pero sus mejillas algo rosas lo delataban. Jae se
movía en la cocina como si le perteneciera, tomó dos platos y sin ni siquiera
revisar los cajones, supo donde estaban las cucharas y los palillos. Tomó
ambos utensilios y le sirvió a ChangMin correctamente.
—Dime que tal esta —Pidió
con una sonrisa.
—Gracias —ChangMin
asintió.
Jae fue al refrigerador
y tomó la botella de cátsup—. ¿Quieres que escriba algo en él? —le preguntó
inocentemente. El acostumbraba a escribir su nombre en el suyo o dibujar
algo.
—¿Qué? No soy un niño —ChangMin
tomó una cuchara pero antes de probar un bocado, se detuvo—. Escribe Star Wars.
*
*
—Vamos, te ves bien. — ChangMin
tomó las llaves de su auto. Llevaba puestos lentes oscuros—. Date prisa.
— ¿Estás seguro?
—Es mi ropa ¿estás
dudando de mi buen gusto, ah? —fingió estar molesto, sólo porque le estaba
gustando molestar a aquel chico.
—No, no. Es que no
quiero usar algo tuyo todo el tiempo…— Aunque el mismo ChangMin había
sido el que tiró su ropa a la basura, sin embargo, no se sentía cómodo con
estos pantalones tan ajustados—. ¿Realmente son así? Quizás
engordé un poco.
El menor rodó los ojos
—Esta bien, está bien. Vamos a comprarte algo de ropa ¿sí?
Jae asintió—.
Te lo pagaré después—Le dijo.
Después de todo, tenía
lo que había encontrado ayer, escondido en uno de los cajones de ChangMin. Eso
quería decir, (¡cielos, de verdad estaba feliz de eso!), que ya no le debía
todo ese dinero al cantante. JaeJoong sólo planeaba quedarse un tiempo en casa
de ChangMin, hasta que consiguiera donde vivir, después le daría el cheque. Habia
estado un tanto preocupado de todas las cosas que el más alto le
habia dicho a ese señor. Pero después de eso ChangMin ya no le había dicho nada
al respecto, así que intentaría ignorarlo y no hacérselo recordar.
Recordó lo de su nuevo
empleo en ese café Stalar Boobs o era ¿Starde Boom?.
—ChangMin…— ambos llegaron
hasta el lujoso auto, el menor no demostró intenciones de otra extravagancia
referente al volvo. Así que decidió preguntar. — ¿Qué hay acerca del
trabajo del que hablaste ayer?
—Uh, olvidé eso —murmuró
tranquilamente. Sacó una barrita nutritiva de moras de la guantera—. Hum…
no creo que tengamos tiempo para eso ahora. Tenemos otro problema más grande.
—¿Eh? ¿Es sobre el
dichoso video?— Jae aceptó la barrita de avena que ChangMin le
pasó. Aunque acababan de desayunar, estas cosas eran algo nuevas para el
mayor, por lo que comía todo lo que podía.
—Eso está manteniendo un
bajo perfil por el momento— hizo una mueca. ChangMin manejó por algunas entre
calles hasta llegar a la avenida por la que había pasado ayer—.
Llegaremos a un lugar y ahí sabrás de lo que se trata esto.
—Okay… —¿Entonces no
tendría el trabajo? Necesitaba encontrarse con YooChun, intentó recordar donde había
dejado el pequeño papel con su número. Para conseguir un lugar donde quedarse,
necesitaba dinero. Yoochun, después de todo, era un buen tipo, incluso sin ChangMin,
él podría contratarlo.
—Por cierto. ¿Recordaste
donde fue que te robaron?
— ¿Eh? Es cierto, aún
iremos a buscar al sujeto. —Se tomó unos segundos para poder responder—. Sí, es
por donde trabajo, es decir, trabajaba— Jae desvió la mirada de
esos ojos cafés, tratando de ocultar su nerviosismo. Incluso si
encontraban el bolso de ChangMin, tarde o temprano descubriría que el cheque
nunca había estado ahí.
—Entonces iremos más
tarde— Encendió el parabrisas, ese imperceptible ruido que
generalmente hace se hizo presente, marcando un irritante ritmo—. Justo el día
en que iba a ir al banco… ¡estúpido Yoochun! Blablah cumples dieciocho,
amargado asexual blablá Yoochun es un idiota —exclamó repentinamente.
Hizo una graciosa mueca
con la boca de nuevo.
—¿Ese día era tu
cumpleaños?
—No realmente, en
realidad no sé cuándo es mi cumpleaños, pero ese fue el día cuando me
adoptaron. Para entonces tenía doce años, así que no entiendo el punto de ese
frentón, si él nos conocía desde antes a mi hermana y a mí.
—Entonces ustedes son
muy cercanos. Oh, ¿tienes una hermana?— Jae sonrió, a pesar de que ChangMin
acababa de decirle que también fue huérfano como él, JaeJoong conocía a muchas
personas que lo eran por lo que no fue una sorpresa. Pero qué suerte sería
tener una hermana, alguien junto a ti en esos momentos en que generalmente no tener padres realmente apesta.
—Sí, pero no quiero
hablar de eso. Es una víbora, desde que se casó—. ChangMin miraba sólo hacia el
frente, pero inconscientemente estaba abriéndose a JaeJoong al contarle cosas
más allá de su vida. Decía frases más elocuentes con Jae que cuando estaba en
una entrevista frente a un reportero.
De hecho, anteriormente
fue como si desayunaran juntos todos los días. ChangMin incluso le había
contado de su abuelo. Él nunca le contaba a alguien de su vida personal, y
para empezar no sabía siquiera su nombre. Pero ellos no habían tenido el muro
de cortesía que generalmente tienen dos extraños al interactuar. Eso lo supo
cuando se golpearon en la cabeza mutuamente luego de discutir sobre si se decía
salsa de tomate o cátsup.
Era como si esos
dos se conocieran desde hace mucho.
*
*
*
—¡ChangMini! ¡Hello,Darling!— Jeojin
fue a su encuentro, dándole dos besos en la mejilla al más alto—. Honey, no
esperaba verte por aquí hasta dentro de quince días más o menos.
—Noona…—Hizo un gesto
refiriéndose a JaeJoong, quien estaba un poco intimidado por la chica realmente
–grande-, frente a ellos
.
Bueno, en realidad era
una linda mujer con proporciones más grandes de lo normal, era
la estilista extranjera de ChangMin. —Ella es Jeese…—murmuró despacito al más bajo
quien estaba casi escondido detrás de él.
—En Corea, soy
Jeojin—aclaró la morena—. ¿Estás buscando a Henry-san? Justo ahora estaba
ensayando con otro grupo. Créeme, ChangMin. Ustedes son los mejores cuando
bailan, no soporto a esos enanos ignorantes. Tú y YunHo si saben mover sus
caderas. —Hizo un movimiento alusivo. Jae desvió la mirada, reprimiendo una
risa—. ¡Vamos, ChangMini, haz como te enseñé!
—¡Noona! Aquí no…—
susurró verdaderamente apenado. —Sólo, s-solo déjanos pasar a ver a
Henry.
—Vale, ya ajustaremos
cuentas tú y yo. No olvides el ula-ula esta vez.
Jae rió abiertamente,
imaginando la escena. Imaginando al rígido de ChangMin, bailando como la chica,
era demasiado para él. Debía procurar estar presente en ese momento.
—Hey, vamos.—Tiró del
brazo del pelinegro—. Vas a dejar de reír cuando entremos.
—¿Eh? ¿Por qué? —Cubrió
su boca con la mano, sin intenciones de ponerse serio.
—Las audiciones antes de
navidad no son un juego.
—Audiciones, oh..— ¿Qué?
¡¿QUÉ?!
---
JaeJoong se aseguró de que
esto no fuera un sueño. ¿Por qué no lo pensó antes?
Pellizcó el dorso de su
mano.
Real , maldita sea. Ese
muchacho alto le miraba como si estuviera loco.
—Eh, bueno…— ChangMin
soltó su brazo—. Esto es real, es una audición, y todo es tu culpa.
—Por supuesto —murmuró
irónico por lo bajo. Aunque ChangMin le habia escuchado
—. Ah, iba a preguntarte. ¿Por qué no limpias tu habitación, eh?
—¿Crees que alguien como
yo tiene tiempo? Sólo llego a casa, si tengo que cambiarme y
regreso. Así es nuestra vida —Terminó con un tono dramático—. No puedo
tener a alguien que haga el aseo y qué entre a mi habitación, así que la dejo
con llave. No dejo entrar a nadie.
ChangMin lo llevó a un
cuarto con un espejo enorme por pared, y se sentó en el piso recargándose
en otra. Sin opción Jae tuvo que hacer lo mismo.
—¿Y porque me dejaste
entrar a mí?—preguntó.
—No lo sé. También deje
que durmieras ahí—El menor desvió la mirada al mismo tiempo descruzando los
brazos. Pareciera que él también se lo preguntaba—. Debí estar muy
desesperado. Quizás te eche apenas lleguemos.
—¿Qué… pero..? ¿Por qué?—
JaeJoong, quien estaba entretenido mirando acomodando su cabello frente al
gigantesco espejo, se volteó con una cara de miedo. Le miró turbado.
—Oye, estoy bromeando—ChangMin
rió tomándole el pelo, claramente.
Pero dejó de sonreír
cuando vio la expresión algo afligida del otro. Por algún motivo se
sintió culpable. Era una pequeña broma, pero se dio cuenta de que la
situación en la que se encontraba el mayor no era graciosa en realidad.
Se acercó a él y deslizó
su dedo índice en el entrecejo de JaeJoong, quitando la pequeña arruga de preocupación que ahí estaba.
—Oye... ¿estás
bien? De verdad fue una broma —Jae lo miró, perdiéndose en aquellas orbes
color avellana. Se alejó de su contacto antes balbucear tonterías. ChangMin se
mordió el labio, el momento estaba haciéndose incomodo—. No lo volveré a
hacerlo así que quita esa cara. No me gusta así.
No es que se ofendiera.
Sólo… era otro momento en el que la realidad llegaba a patear su cara.
Siempre se había esforzado, pero nunca había avanzado de donde estaba. Habían
pasado dos años desde que dejó el orfanato, y lo único que había conseguido era
caer más bajo. Aunque durante al menos un mes, después de cumplir los dieciocho
no le había ido tan mal. Incluso había conseguido un pequeño
departamento, pero mantenía cuatro empleos de medio tiempo y todo el tiempo se
enfermaba. Hasta que uno por uno lo despidieron y finalmente el casero lo
echó.
Después de eso todo había
empeorado, fueron meses desastrosos. Por supuesto, aún trabajaba pero ya
no completaba para alquilar algo. Durmió muchas veces en la calle, hasta que
conoció a más chicos como él y eso de una u otra forma lo había llevado con
EunJae. Habia sido lo peor que había hecho. Hasta ahora.
Aunque lo devolvería,
por supuesto no estaba robándolo… pero ver a ChangMin con esa expresión
preocupada por la mañana antes de venir aquí, caminando de un lado,
haciendo llamada tras llamada para conseguir hablar con un sujeto en América y
otra persona en Japón.
—Hyung, por favor.
Hace tanto que no la veo, yo…
—Déjame hablar con ella.
—En cuanto resuelva este
problema estaré contigo, ¿aún me amas, verdad?
—Ume-chan… ¿Aún estas ahí?
¿Ume-chan?...
Había escuchado partes
como esas. Él era de lo peor ahora ¿verdad? Debía serlo. Porque había visto la
mirada de ChangMin cuando ella cortó la llamada y él se había quedado callado.
Pudo haberle dicho él tenía la chequera para que ChangMin le
llamara de nuevo y pudiera mantener contenta a su ¿novia? Pero no lo había
hecho. ChangMin tenía razón en esa parte. No debió haberlo dejado entrar,
sí ChangMin hubiese abierto el cajón para sacar algo suyo lo hubiera
encontrado y sólo habría sido un pequeño extravío.
Para empezar él
mismo ni siquiera debió haberlo seguido fuera del club.
—Oye…— le llamó—. ¿En qué
estás pensando? Parece que vas a llorar. Está bien ¿sí? Sólo… no vayas a
llorar.
—No lo haría —JaeJoong
reaccionó—. Tus palabras no influyen tanto en mí.
—Ah, ahora estás
enojado, pequeño bipolar.
Jae abrazó sus rodillas
contra su pecho. En realidad era importante. ChangMin era importante o
quizá… sí, era importante. De un día a otro. Debía estar loco, no tenía lógica
alguna. Porque era una buena persona y JaeJoong no conocía a nadie más aparte
de EunJae que le alejara de estar totalmente solo. Y ahora sólo estaba ChangMin.
Pero era demasiado pronto como para considerarlo importante, ¿verdad?
—Bueno —Min palmeó su
espalda con algo parecido a la delicadeza—. Henry debe estar por llegar.
Haremos esto ¿sí? En realidad no tenemos problemas tan graves como una
enfermedad o una muerte —Le sonrió tratando de ser positivo—. Bueno ¿no has
asesinado a nadie, o sí?
—Muy gracioso— Jae
devolvió la sonrisa. Ayudaría a ChangMin, no podía oponerse más. Al principio había
pensado que ChangMin quería esos millones solo por ambición, pero en realidad era
para algo parecido al amor para con esa chica—. Amor… — Susurró. Dejaría de
pensar en sí mismo justo ahora.
—Entonces ¿Qué tengo que
hacer, ChangMin?
—Primero tienes que
decirme tu nombre.
—¿Eh? ¿No lo sabes? —Hizo
un puchero.
—Oh, no hagas esa cara
tan rara— ChangMin pellizcó sus mejillas como si estuviera ansioso.
Inmediatamente se puso de pie y camino hasta la puerta—. Hum… Henry no
viene. Tendremos que empezar sin él.
—Uhm… Kim JaeJoong.
—¿JaeJoong, eh? ¿Cuántos
años tienes?
—Cumpliré veintitrés
en cuatro meses— Jae se puso de pie y le siguió, asomándose por la puerta
también—. ¿Para qué necesitamos a ese Henry?
—¿De verdad? así que
eres mi hyung, JaeJoong hyung.
—No soy tu hyung, apenas
nos conocemos —se sonrojó y aún más cuando levantó la mirada y vio de nuevo
esos ojos puestos en él demasiado, demasiado cerca.
—Pero me gusta ver tu
cara molesta, y esto te molesta— ChangMin se acercó aun más hasta estar a
su altura—. Así que, hola JaeJoong hyuuuung. —susurró a su oído.
Justo después de sentir
ese cosquilleo en su estómago junto al escalofrío en su espada, Jae se alejó rápidamente.
—N-no digas mi nombre
así —Cubrió su oído con la mano, a fin de disminuir el calor
que sentía ahí.
ChangMin rió—. Oh, hace
mucho que no me divertía tanto con alguien.
—Oh, me alegra ser tu
chiste personal—Jae puso los ojos en blanco.
—No, es que eres muy
divertido, hyung.
JaeJoong estaba a
punto decirle que no iba a entretenerle gratis hasta que se dio cuenta
que eso podría tener un doble sentido y no sería bueno. En especial porque un
hombre, de no más de treinta que quizás era ese tal Henry había entrado.
—ChangMin-ah. Hola, pensé
que estarías escondido en tu casa ahora más que nunca. ¿Las fans no han
tirado tus discos a la basura?
—Veo que lo sabes y si
estás jugando con eso es que la reacción no ha sido tan grave —Después de
todo Henry era un tipo decente—. A decir verdad, estaba ocupado y no he visto
las noticias.
—Hum… no, la empresa ha
manejado esto bien, supongo. Quedaste como sólo una víctima de la
crueldad del periodismo. Palabras textuales —Henry se quitó la gorra y
sacudió su cabello húmedo. Avanzó hasta una especie de estante y ahí dejó sus
cosas—. Pero tus fans son las más raras, ChangMin.
Se acercó a JaeJoong quien
hizo una reverencia inmediatamente. —Y tú ahora eres famoso. ¿Cómo te llamas?
—JaeJoong.
—Hum… ¿debería publicar
tu nombre en internet? Las fans raras de ChangMin te aman.
—¿Qué? —preguntaron y
gritaron los dos a la vez.
—¿No se supone que
tienen que querer asesinarlo?—Le preguntó asombrado.
—Oye, gracias —Jae le
miro mal.
—No porque ahora saben
que su ídolo tiene un lado romántico. Y lo raro es que les gusta más si
estás con un hombre qué con una mujer.
—¿Y cómo lo
sabes?— Preguntó JaeJoong porque ChangMin parecía querer ir y golpear su frente
contra la pared. De hecho, allá iba—. ¡ChangMin!
—¿Qué tienen estas niñas?—Era
algo así como un mantra—. ¿Qué tienen?
—Hay entrevistas de
ellas en la tv. Incluso las visitas en sus mvs aumentaron casi el doble y las
ventas también
—ChangMin, al menos no
te odian. ¿No es eso un problema menos? —Intentó consolarlo, mientras lo
alejaba de la pared.
—Todos se van a reír de
mí. Ya puedo ver a KyuHyun. Ese loco bastardo… si se atreve a twittear algo de esto.
—Es tu mala suerte,
chico. ¿0 buena?— Henry se quedó pensando un momento—. Bueno no importa,
realmente. ¡Imagina las ventas que habría si ustedes van y hacen fanservice!
—¡Cállate, ni siquiera
lo pienses! No quiero ni imaginar si esto se convierte en una estrategia de
marketing o algo así.
—Pobre, ChangMin.— Henry
hizo un gesto con su mano como si no le importará y terminara con ese tema, ¿Cuál
era el problema? Allá en Japón el fanservice y los bromance eran cosa de todos
los días—. ¿Y bueno, porque vienes antes acá? Su entrenamiento vocal no es
hasta que las canciones del álbum estén listas.
—Oh —El más alto le tomó
por los hombros y lo acercó a Henry—. Él es Kim JaeJoong, y quiere algunas
clases rápidas para poder cantar
medianamente bien en diciembre. Mi manager quiere verlo. ¿Nos ayudas,
verdad?
—Uhm… no sé… voy a estar
muy ocupado con todos los eventos de navidad y eso.
—No es cierto, ¡Vas a
estar de vacaciones!
—Tengo que poner el
pino, y adornar mi casa y comprar regalos para los niños, muy ocupado— Le dijo
tajante.
—Haremos todo eso por ti.
—¿Y hace cuanto has
estado practicando?— Le preguntó cínicamente con una sonrisa al otro chico.
—Eh… a veces, cuando
estoy en la ducha.
—¿En serio?— Le preguntó
ChangMin.
Jae juntó su dedo índice
y pulgar—Un poco —Mintió, porque le encantaba cantar en la ducha.
—Con eso basta — dijo
Henry. De repente del bolsillo de su pantalón se escuchó All i
want for christmas is you—. Oh, tengo una llamada. JaeJoong, empieza con el
calentamiento, regreso en unos minutos —Les dijo cubriendo la bocina de su
celular y salió del salón apresuradamente.
—¿Calentamiento?
—Ven —pidió el menor con
paciencia. Tomó las manos del más bajo y acomodó ambos dedos índices en la
comisura de los labios algo rosados. —No muevas tu cara ni tus labios, solo
deja expulsar el aire de tus labios.
—¿Quieres que sople? —JaeJoong
miro las manos de ChangMin rodeando sus muñecas. El color de la piel
contrastaba quizás un poco.
—No, así—. ChangMin lo
hizo. Era como el berrinche de un bebé y lo más gracioso que JaeJoong
haya visto—. ¡No te rías y hazlo! Por eso odio calentar —ChangMin apretó sus
muñecas, y él se acercó un poco más sin notarlo.
—Ok, ok— intentó
controlarse. Tomó aire y lo hizo, ahora fue el turno de ChangMin de
contenerse—. ¡Hey!
—Ahora imita la
tonada— lo ignoró. ChangMin comenzó a hacerlo en octava mezclada sin
soltarlo.
JaeJoong lo
intentaba pero sus labios se resecaban y se trababa.
—Vamos, no es tan
difícil. Los niños de diez años pueden hacerlo eh…— Calló. La lengua de JaeJoong
pasaba por sus labios uniformes, el inferior y el superior eran igual de
carnosos y encajaban perfectamente, humedeciéndolos e intentándolo de nuevo y luego
otra vez.
El ceño fruncido de
forma adorable, las mejillas sonrojadas, esa lengua brillante pasar por los
labios algo rojos que comenzaban a hincharse… Estaban muy cerca. ChangMin no
tuvo pensamiento alguno, más que la escena frente a él.
No recuerda haber
cerrado los ojos, sin embargo al abrirlos; sus labios ya presionaban los de JaeJoong.
Quien ni siquiera se había movido.
ChangMin tampoco parecía
tener intensiones de hacerlo, los ojos de JaeJoong le absorbieron, estaban tan
cerca que podía escuchar una respiración cada vez más rápida y podía ver la
línea redonda que generalmente rodea la orilla de los ojos expandirse.
Lo peor es que JaeJoong
no había metido su lengua mientras humedecía sus labios, ChangMin había
sido tan rápido y tan estúpido. Que no había previsto que el sabor de la
humedad de aquellos labios era capaz de
embriagarle. Como un néctar.
Podía sentir ese
caliente y suave pedacito dentro de su boca, tratando de salir. Quizás
hubiera podido salvarse si el mismo no la hubiera tocado con su propia lengua.
No hubo control después,
no estaba preparado para esto porque nunca lo había sentido.
Era electricidad, ansiedad
y calor envolviéndolos. Fue el beso parpadeo más rápido de la historia, y
también el más delicioso.
Cuando se separaron… se miraron y sus labios
volvieron a presionarse tímidamente. Luego no pudo parar, solo hacerse más
profundo, hasta que ChangMin quitó su mano de sus muñecas y las situó en su
cadera con cierta torpeza. Incluso JaeJoong cerró los ojos participando
también, arrugaba la camisa de ChangMin de sus antebrazos apretando la tela.
Tenían que apartarse, tenían que detenerse.
Necesitaban respirar y
se alejaron. JaeJoong miraba al menor con los ojos completamente abiertos, mientras
este solo enfocaba el piso, maldiciéndose por desear más. Decidieron aceptar lo
que sea que estaba pasando, así que una vez más, con más ansiedad y gusto, volvieron a besarse.