Changmin conducía con las ventanas del auto abajo. Pequeños copos de nieve caían en el asiento copiloto. Se estacionó frente a un parque. Los arboles sin hojas, la nieve donde se supone deberían estar las flores. A Changmin no le importó si quiera un poco el deplorable paisaje.
Unos cuantos metros más y el parque en
realidad era un cementerio.
Caminó con pasos rapidos y forzados,
debido a que sus zapatos negros se hundían en la capa de nieve. Las rejas
estaban abiertas a la primera fila de tumbas y estas a unos cuatro metros
de un barranco, el cual regalaba una hermosa vista hacia las luces de
Seoul. Habia una pequeña cerca de madera oscura, que probablemente
serviría tan solo como decoración. Cualquier desesperado podría tirarse
fácilmente de ahí y morir.
Changmin se arrodilló ante la única tumba con
flores rosadas y frescas aún, la tierra recién puesta. Frente a él, una
tonalidad violácea pintaba el cielo, los copos de nieve caían sobre el nombre
grabado en la tumba. Estaba solo.
“Lo lamento…yo…” Su voz se quebró. Justo
ahora tantas cosas significaban un lo siento.
«Siento no haber sido un buen hombre para ti,
no haber cumplido todas las promesas que hice, siento no haber estado ahí
cuando más me necesitabas.»
“Yo me retrasé un poco por la nieve.”
Changmin se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas. Pasó una mano por la
tierra húmeda con pequeños copos acumulados sin derretirse aún. “Debes tener
frío.”
Changmin reprimió un sollozo. Deslizó
sus dedos un tanto entumecidos por el mármol, justo momentos después unas
cuantas gotas transparentes cayeron en la blanca superficie.
Su cubrió su boca con su mano, convencido en
que hubiese sido mejor no haber venido a la tumba de su esposa apenas una
semana después de que hubiese sido el funeral. No volvería a ver nunca más a
Annie. Su precioso rostro y sus ojos dulces y claros. El familiar perfume a
fresas eventualmente desaparecería de sus cosas. Changmin tenía miedo
como un condenado de que ese día llegara.
Se acostó en la superficie dura, con el frío
calándole en la espalda, llegando hasta su piel y haciéndole temblar, a pesar
de llevar chaqueta y suéter. Cerró sus ojos, sintiéndolos extraños
por las lagrimas secándose en sus parpados y mejillas.
Entre sueños, se vio a si mismo entrando a
casa, Annie no respondía a sus llamadas y habia decidido pasar a verla en
la hora qué tenía libre. Le preguntó, en voz alta, pensando en que
estaría en la parte alta, sí se sentía mejor. Annie habia tenido algo de
fiebre ese día y se habia quedado en casa a descansar. Pero no hubo
respuesta. Decidió subir las escaleras y antes de llegar la vio en el
suelo. Los cabellos negros manchados de cierta sustancia roja y espesa
que se extendía por la alfombra.
La escena siguió repitiéndose al menos cuatro
veces más, hasta que despertó llorando.
Si se hubiese quedado en casa a cuidarla nada
hubiese sucedido, es lo que pensaba una y otra vez desde
que había estado en la sala de espera en el hospital.
Aún con la respiración acelerada se dio
cuenta de donde estaba. Se levantó temblando por el frío que hacía, o por las
convulsiones de su llanto. Changmin forzó su vista a través de
la oscuridad. Lo único que pudo ver fueron las luces de los autos, los
edificios y las casas a lo lejos.
Como si esto le dijera que el mundo seguía
dando vueltas aún a pesar de que su otra mitad ha muerto. ¿Cómo
podrá él continuar y reincorporarse a esas luces? Y la verdad, era que no
quería hacerlo. No quería seguir. Quería estar con Annie para siempre. Se
quedaría en este lugar, hasta qué como si se tratara de alguna presencia
sobrenatural, ella se lo llevará al otro mundo.
El resto de la noche, Changmin no durmió, se
mantuvo con los ojos muy abiertos. Observando las aterradoras siluetas que
creaban los arboles y las tumbas, mientras estaba sentado a un lado de la
de su esposa.
Entre el silencio absoluto, escuchó unos
pasos que se acercaban. Quiso decir “Annie” esperando estúpidamente
a que se tratara de ella.
Pero antes de que pudiese abrir la boca, una
sombra oscura más alta, paso a través de él, y en un instante, habia
alguien, parado justo en la orilla del barranco.
Solo pudo ver por su silueta oscura que era
delineada por las luces que se trataba de un chico.
“¿Qué demonios está haciendo?” se preguntó,
aterrorizado cuando aquel chico se paró sobre la inestable cerca de
madera. “¡Oye...oye, detente!”
Habia saltado del barranco. Changmin olvidó
su propia realidad y corrió, sin pensar en la horrible escena que vería
de un cuerpo estrellando contra la superficie rocosa.
Pero no habia nadie ahí. “¿¡Estas
bien!?” Aunque era una pregunta tonta, no se le ocurría qué decir ni cómo
comportarse en una situación como esa. Probablemente él habría rodado
hasta más abajo, hacia la espesa vegetación.
Repentinamente escuchó los mismos pasos a su
espalda. Dio la vuelta sin saber qué ocurría. Ahí estaba el mismo chico. Su
cara alumbrada por el único poste de luz que precisamente solo iluminaba
la cerca.
Tenía un suéter ancho color azul grisáceo y
unos pantalones negros. Habia miedo y desamparo en sus grandes ojos
negros. Su pecho subía y bajaba agitado, su corazón latiendo tan o más
rápido que el de Changmin, en quien no reparaba, si no que aquel extraño joven
mantenía su vista fija en el barranco.
Sus labios temblaban, parecía que en
cualquier momento se pondría a llorar.
“Oh…dios ¿Por qué?” Escuchó que preguntaba en
un lamento. Ambos estaban a tan solo unos metros de distancia. “¿Qué se
supone que es esto? ¿Qué voy a hacer?”
Changmin se acercó con cuidado. No sabría
decir por qué, pero la expresión del muchacho le dolía profundamente. Al menos
debía tener la edad de Changmin y ver su sufrimiento, aumentaba el suyo. Solo
quería verlo sonreír por un segundo ya que por alguna extraña razón, eso le
daba esperanzas de que él algún día podría hacerlo también.
“¿Necesitas ayuda?” Trato de suavizar su tono
tratando de demostrar tranquilidad, pero la verdad era que también estaba
asustado. Changmin lo habia visto tirarse de al menos cinco metros de altura y
aparecer completamente ileso cerca de él. “¿Puedes decirme tu nombre?”
Cuando el chico posó su oscura mirada en él,
sintió que algo le atravesaba, algo que jamás habia sentido. Como si su cuerpo
estuviese fascinado por la atención de esas pupilas dilatadas, pero también una
inexplicable necesidad de alejarse del pelirrojo como si fuese peligroso.
“No sé mi nombre exactamente. Solo sé que
tenía que venir aquí y… su nombre estaba grabado en el mármol… y después vi las
luces y el barranco y…” Respondió entrecortadamente sin saber explicarse,
después de algún momento de trance. Fue entonces cuando la primera lágrima cayó
de su pálida mejilla, hasta rozar su mentón.
“¿Cómo?” Pasó saliva para aliviar el nudo en
su garganta. “¿Cómo fue que estás vivo sí caíste desde ahí…?
Otra lágrima se deslizó. Changmin se dio
cuenta de lo poco abrigado que iba el chico, y aunque él mismo temblaba de
frío, al otro no parecía afectarle en absoluto.
“Creo que no lo estoy.”
3 comentarios:
Holaaa!!
Nueva lectora presentandose xD
Acabo de leer este prologo y la verdad me ha gustado mucho, ya de por si me dio la curiosidad por saber que era lo que habia ocurrido con la esposa de ChangMin, pero cuando sale el chico tirandose por el barranco y luego vuelve...ha sido la guinda para dejarme totalmente enganchada!!
Espero que puedas seguirlo pronto ^^
¡Hermoso! , me enganché con el chico misterioso del barranco... Dios, el dolor de Min debe ser muy grande
Continúalo prontis, por favor... ;_; ♥
O.O! con razón lessien me pasó el link para que lo leyera! Es genial omg entonces el desconocido ese no está vivo? eso quiere decir q changmin tampoco o lo está? o-o! Me ha gustado mucho! esperaré la actualización gracias *_*!
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